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La Colina de Nervión

·28 de outubro de 2024

El flow del sevillismo

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Ahora, después del 0-2 de Lukegol, Juanmi dixit, es más fácil hablar, pero no por ello es más cierto lo que se dice. La victoria o la derrota puntual ni me enciende ni me nubla el análisis, que no el ánimo. Como Machado, aspiro a tener venas con gotas de sangre jacobina, pero que mi verso brote de manantial sereno. El pasado viernes, nuestro querido Sevilla Fútbol Club mostró una solidez progresiva similar a la de los dos partidos en Barcelona. El proyecto de construcción de García Pimienta progresa adecuadamente. Ese equipo de juveniles, a decir de los tristes de siempre, que nos goleó, pocos días después también ha goleado al Bayern o al Real Madrid en el Bernabéu, todos ellos clubes en quiebra, como es notorio y sabido.

Nemanja Gudelj, uno de esos serbios que parecen criados en la calle Feria, dijo al final del partido del Sevilla Fútbol Club contra el Espanyol que Lukebakio tiene flow. ¿Y qué es el flow? Una especie de estado de inmersión plena en la realidad. El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi formuló la teoría del flow o teoría de la experiencia óptima en 1975. El nombre de la teoría del flow (teoría del flujo) se debe a que durante las entrevistas y terapias de este psicólogo, sus pacientes describían estas experiencias utilizando la metáfora de una corriente de agua que les llevaba hacia adelante.


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De momento la mejor noticia para el Sevilla Fútbol Club es la proyección de Sami Lokonga; cuando juegue más partidos será decisivo. Tiene inteligencia táctica, músculo de sobra y visión de los espacios. Con Agoumé como guardaespaldas, puede ser muy importante: La pareja de centrales fue imbatible en los duelos aéreos. Nianzou sigue demostrando por qué el Bayern se fijó en él en su más tierna juventud. Es un juvenil con una profundidad de horizonte enorme. Este jugador tiene más clase que la inteligencia que reúne gran parte de la prensa deportiva sevillana que lo ha tratado con enorme crueldad. Idumbo es otro juvenil que enerva tantas ilusiones que levanta sospechas entre los tristes.

Los partidos de Barcelona confirman pues las tres R que mencionaba el lunes pasado. La plantilla está renovada, rejuvenecida y hemos recuperado mucho músculo. La nave va a pesar de que faltaban la danza de Ejuke, el orden de Saúl y la magia de Suso. El entrenador, como ya he dicho en otras ocasiones, es un hombre tranquilo que vive rodeado de histéricos (y no estoy hablando precisamente de la directiva ni del cuerpo técnico). Pimienta confía en su historia personal como técnico, en los jugadores y en el escudo y pare usted de contar. García Pimienta es un auténtico cortafuego del ambiente enrarecido que ha creado una parte de la prensa con la inestimable ayuda del eminente jurista de “Marbella Connection”. Pocos serían inmunes a tantas tonterías como se han dicho y escrito del Sevilla Fútbol Club en los últimos meses.

Por esto no me preocupan en exceso las lesiones de Nyland, otro hombre tranquilo, Badé o Nianzou; la inteligencia estratégica de García Pimienta puede suplirlos. Álvaro Rodríguez es un portero que por el momento habla y piensa mejor que para, lo cual no es ninguna ocurrencia banal. Los porteros, como los asnos, han arrastrado una injusta fama de locos; los asnos por burros, pero en realidad son lo contrario; como los asnos, mucho más inteligentes que el esbelto caballo. Una de las posiciones que más entrenadores suma es la de portero. En muchos minutos de un partido los porteros practican lo que en antropología llaman observación participante media. Son a la vez actores y espectadores del encuentro y eso les dota de una perspectiva analítica privilegiada. Por ello, aunque hayamos visto poco hasta ahora a Álvaro, que hable y piense tan bien es un signo prometedor.

Juan Carlos Unzué, otro portero que hablaba y razonaba muy bien, es un ejemplo de la fiabilidad de esta señal. Cuando conocí a Unzué me maravilló su mirada analítica tan penetrante y su optimismo tan bien fundamentado. Junto con María eran (son) una dupla que rebosaba felicidad argumentada. Fue tan buen portero como entrenador. Ahora es el capitán de este equipo que lucha contra la ELA sin desmayo pero sin falsas ilusiones, con la esperanza puesta en la ciencia. Las buenas palabras de los guardametas predicen grandes paradas. Juan Carlos Unzué también tiene flow, por eso vive su actual etapa con ese entusiasmo contagioso como vivió la etapa como portero o entrenador. Al final, como nos diría Csikszentmihalyi, es eso: tener flow. Ser sevillista es tener flow y por eso es tan poco sevillista vivir enemistado con el mundo. Silvio, que era tan sevillista que ni se peleaba con los béticos, tenía flow, decía que todo estaba bien.

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