Tchouaméni vuela con Xabi Alonso | OneFootball

El centrocampista galo, Aurélien Tchouaméni, ha salido catapultado en el Mundial de Clubes

«Estoy muy bien en el campo, disfruto de jugar con mis compañeros. Da igual la posición, lo más importante es ganar los partidos. Intento hacer las cosas que me dice le míster», declaró Aurélien Tchouaméni en la zona mixta del MetLife Stadium.

Xabi Alonso, que ya está a las puertas de la final y en compás de espera para verse las caras ante el PSG de Luis Enrique (miércoles, 21.00 horas, DAZN y Telecinco), ha agitado la atmósfera en el Real Madrid en cuestión de semanas. Y uno de los jugadores que ha mutado a una velocidad endiablada es el centrocampista francés.

Polivalente y curtido en mil batallas sobre el tapete, Tchouaméni brilla con luz propia cada vez que se enfunda la elástica blanca. A la vista está que ha pasado de un hemisferio a otro desde que el técnico tolosarra aterrizó en la capital de España. De recibir una ola de silbidos en el Santiago Bernabéu… a dar un puñetazo encima de la mesa.

El ’14’ madridista, en los cincos encuentros que acumula el Madrid en tierras norteamericanas, ha logrado limar asperezas a fin de ganarse toda la confianza de la afición. Afincado en la medular y en el eje de la zaga, Aurélien sigue cosechando gratas sensaciones. Le da igual el puesto. No cabe duda.

Frente al Borussia Dortmund, el ex del Monaco figuró en el centro del campo en su victoria número 100 con la entidad presidida por Florentino Pérez. Esta vez no tuvo que echar una mano en la defensa y, como viene siendo el pan de cada día, firmó un choque centelleante. Su gran momento de forma, incluso, le condujo a probar portería.

Tchouaméni, piedra angular

Y es que, Tchouaméni, en el tramo postrero, mandó un balón al larguero. En ‘semis’, con el reciente campeón de la Champions al otro lado del ‘ring’, volverá a tomar el timón en la sala de máquinas. Todo hace indicar que la pareja de centrales estará compuesta por Rüdiger y Asencio tras la expulsión de Huijsen, por lo que el galo jugaría en su hábitat natural.