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La Galerna

·6 septembre 2024

Carta abierta a Vinícius

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Querido Vinícius:

Desde tu llegada a España con apenas 18 años, el fútbol español no ha sido precisamente hospitalario contigo. Eras un joven talento brasileño que llegaba al club más grande del mundo, y la expectativa era tan alta como las críticas que empezaste a recibir desde el minuto uno. Tu expectativa sería diferente: llegar a un gran club, con una gran masa social, con mucho "poder", como habrías escuchado toda tu vida, te haría la vida más fácil. Un club exigente, sí, pero de eso tú andabas sobrado. Seguro que sentiste una gran decepción al ver cómo se manejaba el fútbol español con el Real Madrid. Se decía que no tenías el nivel, que no marcabas goles, y que, en definitiva, ya habías fracasado como futbolista. Sin embargo, desde el principio quedó claro que tu amor por el fútbol y tu dedicación al deporte superarían a todas las voces que intentaban menospreciar tu talento.


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"Lo que no te mata te hace más fuerte", decía Nietzsche. Vaya si lo hizo. Tus primeros meses en el Real Madrid fueron la forja de ese proceso. Respondiste a los que te criticaban no con palabras, sino con trabajo y mejoría. Tu progreso fue evidente, y lo sigue siendo. Cada temporada que pasa, te conviertes en un jugador más completo, más maduro, más influyente. Y, como era de esperar, una vez que quedó claro que eras un jugador extraordinario, las críticas ya no se enfocaron en tu fútbol, sino en tu comportamiento.

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Te acusan de protestar demasiado, de provocar a los rivales, de gesticular frente a los árbitros. De repente, el foco de atención dejó de ser tu juego y pasó a ser una supuesta actitud que, según algunos, empaña tu desempeño. Pero no es difícil ver la hipocresía en este discurso. En un mundo racional, el jugador que se defiende ante la injusticia en el campo, que reacciona ante la falta de protección arbitral, debería ser defendido, no señalado. Pero ¿cómo van a defenderte de la falta de protección arbitral los mismos que forman parte de la organización mafiosa que es el fútbol español? El fútbol español no merece organizar un Mundial de fútbol; es una cloaca putrefacta llena de corrupción, intereses no declarados, ignorantes y malas personas. Si otros países lo merecen o no, no es objeto de análisis por mi parte. Quizás ningún país lo merezca. Así estamos. Tú, Vinícius, te has convertido en un objetivo fácil. Y todo por decir lo evidente.

¿Cómo van a defenderte de la falta de protección arbitral los mismos que forman parte de la organización mafiosa que es el fútbol español?

Ortega y Gasset lo habría entendido. En su obra La rebelión de las masas, Ortega habla de cómo, en la modernidad, la masa tiende a aplastar lo que es diferente, lo que no se ajusta a la norma. En tu caso, no es solo tu fútbol lo que molesta a muchos, sino tu carisma, tu carácter, y la valentía con la que te enfrentas a las adversidades. Eres diferente, y en un mundo que muchas veces prefiere la uniformidad, eso incomoda. Y, por si fuera poco, a esta mezcla se le ha añadido un componente aún más corrosivo: el racismo. Has sido víctima de insultos y comportamientos racistas por parte de aficiones rivales que, en lugar de celebrar el talento en el deporte, eligen sumergirse en el odio. No hay excusa ni justificación para esto. En un país que debería haber aprendido de su historia, que debería haber superado estas actitudes arcaicas, el racismo sigue presente en los estadios y, como bien has señalado en más de una ocasión, las instituciones no han hecho lo suficiente para protegerte.

Tener una actitud amable y una sonrisa permanente es mucho más fácil para un deportista cuando, lo verdaderamente importante, las jugadas que deciden partidos y campeonatos se juzgan por parte del árbitro, los comités y los medios de forma correcta. Si en lugar de señalar una falta a tu favor, con amarilla para el defensa, te la enseñan a ti por protestar lo evidente, mientras los comités premian a ese árbitro y los medios mienten deliberadamente a sus clientes, el mundo entero te juzgará de forma injusta. Y esa injusticia es cada vez más profunda porque cada vez tu desacato es mayor. Porque debe ser así. Ha vuelto el linchamiento mediático, comportamiento que sólo se moderó con la internacionalización de tu problema, no por convencimiento, sino porque nadie quería aparecer retratado en medios internacionales, mucho más expeditivos cuando se trata de juzgar determinadas actitudes. Ha vuelto, digo, porque han visto la ocasión, a ver si esta vez sí consiguen acabar contigo.

Ha vuelto el linchamiento mediático, comportamiento que sólo se moderó con la internacionalización de tu problema, no por convencimiento, sino porque nadie quería aparecer retratado en medios internacionales, mucho más expeditivos cuando se trata de juzgar determinadas actitudes

Pero, sin duda, el mayor de tus problemas con los intolerantes que se ocultan en la masa o en las ondas es uno muy concreto: juegas en el Real Madrid. Y es que todos nuestros jugadores deben enfrentar otra realidad muy propia de este país: el antimadridismo. En España, como bien sabes, el Madrid no tiene rivales; tiene enemigos, declarados y no declarados, a cara descubierta y detrás de un antifaz de ecuanimidad e imparcialidad, especialmente en los medios. Esos mismos medios que aplauden el juego duro contra ti, que minimizan los insultos racistas que recibes, que ponen el foco en tu protesta y no en la agresión sufrida, son los mismos que critican sistemática y soterradamente a tu club por no someterse a sus demandas. No hay que ser un gran conocedor de la política del fútbol para entender que el Real Madrid no ofrece las "facilidades" a la prensa que ellos querrían, para manejar el club a su antojo, como en otros tiempos.

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En este contexto, tu batalla no es solo contra el racismo, sino también contra el antimadridismo. Y el segundo es aún más feroz que el primero. Porque si mañana ficharas por cualquier otro equipo, se acabarían gran parte de tus problemas. Seguirías recibiendo insultos racistas de tanto en cuanto, sí, pero la reacción mediática sería de rechazo pleno, avergonzando a los agresores y sentando las bases de un futuro mejor. Pero si jugando en el Real Madrid mañana amanecieras más blanco y rubio que un príncipe nórdico (de los de antes, claro), te seguirían odiando igual. Por guapo, como a Beckham, o incluso por educado, como a Butragueño.

Tu batalla no es solo contra el racismo, sino también contra el antimadridismo

Pero ¿qué hacer frente a esta situación? Mi consejo es sencillo: sigue siendo tú mismo. Con tus luces y tus sombras, con tus protestas y tus celebraciones, con tu pasión desbordante y tu carácter indomable. No te rindas. La historia no la escriben aquellos que se conforman, sino los que luchan por sus convicciones. Sartre decía que "el hombre está condenado a ser libre", y esa libertad, Vini, es la que te empuja a no aceptar el racismo ni la injusticia. Tienes una oportunidad única de ser un símbolo, no solo para el fútbol, sino para las generaciones que vienen. Eres la representación de que, en un mundo lleno de prejuicios, el talento y la integridad personal siempre deben prevalecer. En España, el racismo existe, como bien dices, pero también existe un odio profundo hacia el Real Madrid que se disfraza de críticas aparentemente futbolísticas. No dejes que ninguna de esas fuerzas te detenga.

Sigue corriendo por la banda con la misma alegría con la que lo hiciste en tus primeros partidos en Brasil. Porque, al final del día, el fútbol es más que un juego: es una expresión de libertad. Y tú, Vinícius, eres uno de sus máximos exponentes. Lo que tú sufres no es sólo racismo. Es racismo y antimadridismo.

Con admiración y respeto,

Ice Landic

Getty Images.

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