Tiralíneas Madrid
·2 de septiembre de 2024
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El penalti que le concedió el brasileño al francés provocó el doblete de Kylian y, en estos momentos, el mundo del fútbol no habla de otra cosa
El estado de alarma y preocupación en el Real Madrid hasta la noche de ayer era una realidad. Al igual que lo es que, como siempre cuando las cosas van mal, el gran señalado era Vinicius Júnior. El brasileño ocupaba portadas en los principales diarios de este país con titulares tan contundentes como «Enchúfate Vini» o «No arranca», utilizando una imagen del brasileño en esta última para poner los focos sobre él.
La gran cuestión en este caso no es por qué Vini recibe críticas, lo cual puede ser comprensible teniendo en cuenta que se trata de uno de los mejores futbolistas del mundo (el mejor en la humilde opinión de un servidor) y el próximo Balón de Oro; la incógnita en este caso es por qué todo el antimadridismo, gran parte de la prensa e, incluso, cierto sector del propio madridismo canalizan su ira única y exclusivamente contra él.
Llegados a este punto del artículo, y después de haber emulado al gran Mario Balotelli en el anterior ladillo, me gustaría emular a don José Mourinho y preguntarme por qué, por qué siempre Vini. Por qué, si el Madrid no carbura en las tres jornadas de liga todas las críticas se centran en el brasileño; por qué para lo malo siempre Vini y, en cambio, para lo bueno preferimos alabar y encomiar a los Mbappé, Bellingham y compañía; por qué desde el club se permiten ese tipo de portadas poniendo en entredicho a su futbolista y, en cambio, parecen haber olvidado los mil y un desplantes de Kylian a la entidad antes de su fichaje… ¿Por qué?
Tal vez la respuesta sea más sencilla de lo que creemos y el culpable, ¡oh, sorpresa!, también sea Vinicius. Quizá, el brasileño nos tenga muy mal acostumbrados. Recordemos que, cuando él llegó a Madrid con apenas 18 años, el club blanco acababa de dar salida al mejor futbolista de su historia y apenas había llevado a cabo fichajes que pudieran suplir de alguna manera la baja de Cristiano. En este contexto, el brasileño llegó, pasó por el Castilla, donde tuvo que soportar mordiscos, provocaciones insultos…; y, posteriormente, gracias a Solari, subió al primer equipo y desde entonces no ha dejado de echarse el equipo a la espalda, asumir galones y tirar del carro cuando más se necesitaba.
Tanto es así que este chico, del que muchos se burlaban e incluso cuestionaban si tenía el nivel suficiente para jugar en el Real Madrid, ha marcado en dos finales de UCL (siendo el mejor jugador joven en una de ellas y el MVP de la competición en la otra) y está a punto de ganar su primer Balón de Oro. Sin embargo, ahora que los madridistas viven días gloriosos con un equipo repleto de galácticos, la ansiada llegada de Mbappé y las quince ‘Orejonas’ que descansan en la vitrinas de Chamartín, el legado de Vini con la elástica blanca parece haber quedado en nada. ¡Qué poca memoria tenemos y qué injustos somos a veces…!
Habiendo expuesto la lamentable campaña que ha sufrido y sigue sufriendo el ‘7’ blanco, pasemos a analizar lo ocurrido en la noche de ayer con el famoso penalti que anotó Kylian Mbappé; no sin antes realizar un inciso aclarando que, muy probablemente, el gran problema de la persecución que por desgracia sufre Vini Jr es que, por mucho que nos cueste asimilarlo, las injusticias sobre el brasileño empiezan aquí, en Madrid, en el madridismo. Dicho esto, lo ocurrido ayer en el Santiago Bernabéu, bajo mi humilde punto de vista, ejemplifica a la perfección el daño que hacen o pueden hacer los medios de comunicación.
Vini Jr, primer lanzador de penaltis de la plantilla madridista, cedió el penalti que él mismo había provocado a Kylian Mbappé y lo grave no es el gesto del brasileño, al revés, le honra; sino que la clave está en saber el porqué. Desde la pasada semana, cuando el conjunto blanco empató en las Palmas gracias a la pena máxima transformada por el ‘7’ blanco, no han dejado de salir periodistas, colaboradores televisivos e, incluso, ex futbolistas a exponer públicamente su descontento e indignación por el hecho de que aquel penalti lo lanzase Vinicius Júnior. Hasta tal punto llegó el asunto que en la última rueda de prensa de Carlo Ancelotti se le llegó a preguntar por el tema y el italiano tuvo que salir del paso asegurando que le daba libertad a sus futbolistas para que se los repartieran como quisieran. En fin, lo nunca visto.
Este caldo de cultivo alimentado por la prensa, el antimadridismo y los detractores de Vini dentro del propio club provocó que, ante el Betis, con 1-0 en el marcador, obra de Mbappé, el brasileño decidiese abdicar de su legítimo trono y conceder definitivamente las llaves del Real Madrid a su nuevo compañero. Resulta cuánto menos paradójico que, precisamente, tenga que ser Vini (al que todos critican y el que protagoniza portadas que le señalan como culpable de la mala dinámica que atravesaba el equipo) quien tenga que concederle el penalti a un Mbappé que, además de haber marcado ya, parece intocable e incuestionable entre el madridismo y cuyas portadas tienen titulares bien distintos a los de Vini, entre ellos el ya famoso: «Mbappé no es el problema». ¿Llamativo, no? Reflexionen.
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