Le llaman Bobby | OneFootball

Es brasileño, internacional absoluto, achaparrado, voraz, depredador, fuerte como un cubata en La Torrada, veloz como una falacia sobre Vinícius, valiente como quien no tiene nada que perder a pesar de que solo puede ganar. Prometió convertirse en futbolista profesional para ayudar a su familia y con 18 años ya les ha resuelto la vida. Si usted tiene algún problema y se lo encuentra, no podrá contratarlo, porque pertenece a la disciplina del Real Madrid, aunque aún no sea titular con el equipo A. Le llaman Bobby.

Rüdiger asegura que el muchacho tiene mucha personalidad. El pétreo central manifiesta que gracias a Dios el joven marcó gol en Champions, porque si no habría habido problemas. Antonio le perdona la vida y también le llama Bobby.

Rodrygo dice de él que está loco, que contra el Stuttgart hizo una cosa que nadie haría, pero sin embargo se muestra muy contento por él, porque marcar en la Champions es muy especial y eso es precisamente lo que ha hecho aquel a quien llaman Bobby.

Courtois afirma que tiene mucha personalidad porque es capaz de ignorar a Vinícius y Mbappé en la misma jugada y conseguir su objetivo. Destaca que tiene un tiro muy potente y le augura un gran futuro. Thibaut, como no podía ser de otra manera, le llama Bobby.

Ancelotti asegura que tiene huevos, expresión científica que en lenguaje vulgar significa intrepidez, arrojo, coraje. En la intimidad, Carletto le llama Bobby.

Es capaz de inhabilitar cualquier sesuda táctica alumbrada por el más destacado entrenador filopanenkita —incluso aunque este haya sido ungido por Pep— con una carrera y un zambombazo morrocotudo. Le llaman Bobby.

En toda la historia del Real Madrid, el mejor club del mundo, es el goleador más joven en cualquier competición internacional oficial. Por delante de Raúl González Blanco. Le llaman Bobby.

Él mismo fabricó el anillo de compromiso, con el que pidió matrimonio a su entonces novia, presionando con sus propias manos un pedazo de carbón del Monte del Destino hasta convertirlo en un diamante de varias centenas de quilates. Le llaman Bobby.

Desayuna uranio enriquecido con vitaminas A, D y E. Su mitocondrias producen más energía que la liberada en la explosión del reactor cuatro de Chernóbil. Chuck Norris le pide disculpas cuando choca con él en la sección de lácteos del Mercadona. Hannibal Lecter prefiere comer acelgas cuando lo tiene cerca. Ambos le llaman Bobby.

Acaba de alcanzar la mayoría de edad, pero este hecho no le impidió asistir en directo hace más de medio siglo a uno de los mejores goles marcados por su ídolo. Le llaman Bobby.

No es un surfista con mechas rubias en busca de adrenalina, no lleva una máscara de Reagan cuando trabaja y nunca se ha tirado en paracaídas con Keanu Reeves. Aun así, le llaman Bobby.

Tampoco roba bancos en 90 segundos con la banda de Los expresidentes, pero es capaz de robarnos el corazón a los madridistas en 90 minutos (muchos menos, realmente). Su nombre es Endrick Felipe Moreira de Sousa, pero sus compañeros le llaman Bobby.

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