Balón en Profundidad
·5 de diciembre de 2019
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·5 de diciembre de 2019
El éxito es un arma de doble filo. Esa afirmación ha quedado demostrada en innumerables situaciones y en incontables contextos. El éxito deportivo también posee ese reverso tan peligroso. Uno de los últimos casos donde hemos podido apreciar ese doble filo del éxito ha sido en el Tottenham. El fútbol es un deporte de presente y eso marca sobremanera las decisiones del futuro estando influidas estas por el pasado más próximo. El Tottenham de Pochettino alcanzó su zenit como proyecto en la temporada 2018/2019. Sin realizar ninguna contratación estival, el conjunto del norte de Londres llegó a su primera final de Champions League de forma heroica. El título no se pudo llevar a las vitrinas del nuevo estadio Spur, pero el éxito estaba consumado, solo que este se haría factible a largo plazo. Ese éxito, sumado a la impaciencia que rodea al fútbol y a la escasa capacidad para valorar las situaciones por encima de los resultados, finiquitaron uno de los proyectos más emocionantes y notables de Inglaterra en los últimos años. El Tottenham de la 19/20 no consigue arrancar en Premier y en Champions sufre algún que otro traspiés agriado con una violenta derrota en casa ante el Bayern de Múnich. Lo que era un éxito se plasmaba como un golpe anímico y motivacional a una plantilla que intuía haber alcanzado lo máximo y no haber obtenido recompensa en forma de trofeo. Para eso ha llegado Mourinho al norte de Londres, para insuflar motivación a raudales a un grupo espléndido en lo futbolístico y del cual se pueden extraer grandes cosas si se recupera en la parcela anímica.
Son es ese jugador indispensable en toda plantilla dirigida por Mou.
Uno de los principales objetivos que José Mourinho se ha establecido en su nueva aventura en Inglaterra es la recuperación de una de las últimas perlas que ha emanado del fútbol de las islas. Ya son varias las temporadas que lleva militando en la élite Dele Alli. Su aparición fue estelar y en el imaginario de todos se dibujó una curva de progresión muy positiva para él. Quizá demasiado. El globo se pinchó y Dele Alli solo mostró ese nivel de sus primeros pasos en la élite a cuentagotas. Su luz se ha ido apagando a la vez que su cabeza se embarullaba con aspectos que lejos tenían que ver con lo futbolístico y que afectaban a su rendimiento en ese mismo ámbito. Reconducir su carrera a la senda que en su veintena de edad apuntaba es esa meta que el técnico de Setúbal se ha propuesto. Si los recursos en la parcela ancha del campo ya abundan en la plantilla, con la mejor versión del inglés esta subiría un escalón más en lo que a calidad se refiere. Mourinho solo lleva cuatro partidos en su nuevo club y ya estamos pudiendo apreciar una nueva actitud sobre el campo de Dele Alli. La capacidad del luso como motivador está fuera de toda duda y, desde su llegada, trató de pinchar en la moral de su futbolista para que este demostrara todo lo que tiene sobre el campo. Cuatro goles en los cuatro encuentros que ha dirigido José Mourinho ostenta Dele Alli, el doble de los que llevaba en lo que se ha desarrollado de temporada hasta la llegada del nuevo técnico. ¿Su última aportación? Un gol que pone de manifiesto el torrente de fútbol que ostenta en sus botas y en su cabeza marcado en Old Trafford.
José Mourinho se ha encontrado con un proyecto ya muy maduro y que no reclama un golpe de entrenador. El Tottenham reclama otra visión, un nuevo escenario para encarar una temporada complicada después de un éxito que se ha enturbiado. Sin embargo, sí que estamos pudiendo observar las preferencias del portugués dentro de la plantilla. La línea defensiva parece estar más que clara, con una pareja de centrales fija formada por Davinson Sánchez y Toby Alderweireld, escoltados en el perfil derecho por Serge Aurier. En la demarcación de lateral izquierdo se han producido más probaturas. Después de debutar con Davies y colocar a Rose en su segundo encuentro, Mourinho ha encadenado dos partidos consecutivos con Vertonghen vigilando ese costado. El belga asegura un buen nivel defensivo y vigilancia de su parcela junto con notables aportes ofensivos pese a su demarcación. Dentro del 1-4-2-3-1, el doble pivote tiene muchos posibles candidatos a ocupar. De mediocentros va sobrado Mourinho, pero, por perfil, parece que un jugador parte con cierta ventaja para ocupar uno de los dos puestos. Harry Winks es un centrocampista muy del perfil que siempre ha sido del gusto de su nuevo técnico: trabajador, solidario en ayudas defensivas, que abarca mucho campo y hábil con la pelota en los pies. Su juventud es, quizá, lo que más pueda jugar en su contra, pero será, sin duda, uno de los centrocampistas más utilizados en esta etapa de Mourinho en el banquillo Spur. Por su polivalencia, Sissoko podrá ostentar un buen número de minutos con Mourinho. Seguramente más que por su nivel actual de juego. Eric Dier y Ndombele serán los otros dos centrocampistas que se disputen el otro puesto en el doble pivote.
La zona de tres cuartos parece que tiene tres nombres muy claros que parten con ventaja sobre los demás: Son, Dele Alli y Lucas Moura. Dele Alli, en principio, parte como un fijo para José Mourinho en la posición de enganche, por delante de jugadores como Eriksen. El danés está siendo uno de los principales perjudicados con la llegada del nuevo técnico, ya que no ha sido titular en ninguno de los cuatro encuentros que el de Setúbal ha dirigido al equipo. Recordemos que su periodo contractual expira este año y por ahí pueden ir los argumentos del entrenador para justificar su suplencia. En el costado derecho nos topamos con Lucas Moura que para un juego vertical y al espacio es ideal por su zancada y capacidad para correr con espacios por delante, además de ser un jugador con gol. Por último, en la banda izquierda está Son. El surcoreano no se ha visto afectado por la llegada de Mourinho. Es más, parece que su posición en el once se ha reforzado más si cabe por el enorme derroche físico que siempre protagoniza para ayudar a sus compañeros sin balón y por su capacidad para estar siempre moviéndose y ofreciendo soluciones. Son es ese jugador indispensable en toda plantilla dirigida por Mou. Harry Kane no aporta ninguna duda arriba, es indiscutible, tanto por su nivel como por ser el único delantero centro natural que tiene el Tottenham en su plantilla.
Mourinho solo lleva cuatro partidos en su nuevo club y ya estamos pudiendo apreciar una nueva actitud sobre el campo de Dele Alli.
Tres victorias y una derrota es el balance del conjunto del norte de Londres desde la llegada de José Mourinho al banquillo. La eficacia del equipo de cara a gol ha mejorado, habiendo anotado once tantos en cuatro partidos. Pero sí que es cierto que el equipo debe mejorar a nivel defensivo, ya que ha ganado dos encuentros por la mínima y en todos los partidos que ha disputado con el portugués siempre se han encajado dos goles, lo que implica tener que marcar al menos tres para conseguir la victoria. El equipo se ha establecido ya cerca de Europa y merodeando esas posiciones es donde pretende estar con Mourinho al mando. El durísimo periodo de Navidad pondrá en su sitio el nuevo reto del de Setúbal en Inglaterra.
Christian Sánchez de la Blanca Portillo (@delablanca10)
Oli Scarff / AFP