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·6 de mayo de 2021

Historia| Jamie Vardy: El ejemplo viviente de que la fe mueve montañas

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Jamie Richard Vardy, delantero inglés nacido en la ciudad de Sheffield, y que juega actualmente en la Premier League con el Leicester City, tal vez sea muy conocido por la afición futbolera. Todo esto gracias a que este jugador fue, y sigue siendo, el buque insignia de ese maravilloso conjunto que sorprendió a propios y extraños cuando se coronó campeón en la Premier League, durante la temporada 2015-16, por primera vez en los 132 años de historia con los que contaba para ese entonces. Sin embargo, tal vez menos aficionados conozcan su verdadera historia.

El fútbol siempre fue la gran pasión de Vardy, y comenzó su carrera en el Sheffield Wednesday, pero a pesar de que era un buen jugador, el equipo decidió darle de baja porque consideraban que tenía una estatura muy baja para ser delantero. En ese entonces contaba con 16 años, y en algún momento de su carrera, al referirse a esa situación, el delantero inglés señaló: “Era demasiado pequeño y decidieron no contar conmigo. Fue el momento más bajo de mi vida, y lo peor fue que un mes después crecí casi 20 centímetros”.


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Como bien señaló Vardy, ese episodio fue realmente un momento crítico en su vida, al punto que le llevó a caer en una fuerte depresión, a juntarse con malas compañías, e irremediablemente caer en el consumo de drogas y alcohol. No conforme con ello, formó parte de una pelea callejera que no lo dejó bien parado ante la justicia, y fue castigado con el uso obligatorio de una tobillera, bajo la modalidad de libertad condicional, la cual le obligaba a volver a casa antes de las seis de la tarde.

El fútbol era su pasión, así que continuó tocando puertas hasta que, finalmente, el Stocksbridge Park Steels de la séptima división inglesa lo fichó al darse cuenta de su talento, y le dio la ansiada oportunidad que buscaba. Sin embargo, la situación no era nada fácil, y Vardy debía trabajar en una fábrica de férulas para poder cubrir sus necesidades. Cobraba a la semana 30 libras esterlinas ya que el equipo no le brindaba sueldo, pero sí la posibilidad de llamar la atención de otros clubes. Allí jugó durante siete temporadas esperando a que llegase la oportunidad de dar el gran salto.

En el año 2010, finalmente lo ficha el FC Halifax Town y su pareja de aquel entonces, Becky Nicholson, quien a la postre se convertiría en su esposa, le pidió que dejase el trabajo y se dedicara a tiempo completo al fútbol. Al año siguiente, fue contratado por el Fleetwood Town de la quinta división inglesa, consiguiendo el ascenso con el equipo, y siendo protagonista al anotar 31 goles en apenas 36 partidos.

Su desempeño no pasó inadvertido, y un equipo que en aquel entonces militaba en segunda división, la Championship, lo ficho por un millón de libras, convirtiéndose en el fichaje más caro de un jugador de esa categoría. Ese equipo fue nada menos que el Leicester. No fue una decisión fácil para el club, producto del pasado del jugador y, en un principio, la apuesta no salió bien: “Vardy comenzó a beber a diario y no sabíamos qué hacer”, dijo Aiyawatt Srivaddhanaprabha, vicepresidente del Leicester, en una entrevista. En esa temporada, el delantero inglés apenas anotó cuatro goles en 26 partidos.

Nigel Pearson, el técnico de ese momento, volvió a confiar en él, y con Becky a su lado, retomó nuevamente el control de su vida personal y en la temporada siguiente, la 2013-14, ayudó a su equipo a conseguir el ascenso a la Premier League, anotando 16 goles, añadiendo diez asistencias, y siendo elegido como el mejor jugador de la temporada. Al fin el éxito llegaba a sus 27 años, pero el destino le tenía deparada otra sorpresa.

Su primer año en la Premier no fue bueno, ni para él, ni para el equipo. El Leicester se salvó por muy poco de regresar a la segunda división, y Vardy apenas pudo anotar cinco goles. Por si esto fuera poco, el club lo multó por un acto racista hacia una persona japonesa, lo cual pudo haber acabado definitivamente con su carrera. Sin embargo, el delantero inglés resurgió de sus cenizas como el ave fénix: se arrepintió, pidió disculpas, y nuevamente, con la ayuda de Becky y la motivación de sus hijos, vino un nuevo comienzo.

La temporada siguiente, Claudio Rainieri sustituyó a Nigel Pearson en el Leicester, el técnico que le dio la confianza. Sin embargo, Vardy no estaba dispuesto a desperdiciar la nueva oportunidad  que le brindaba la vida, y lo que sucedió ya forma parte de la historia como una de las hazañas más grandes del balompié mundial.

El delantero que una vez fue rechazado por su estatura, y que llevaba una tobillera electrónica que le impidió incluso completar algunos partidos unos cuantos años atrás, producto del toque de queda que debía cumplir, anotó 22 goles en la Premier League. No conforme con ello, fue incluido en el equipo ideal del campeonato, superó la marca de Van Nistelrooy al anotar en once encuentros consecutivos y, por si fuera poco, condujo a su club a alzarse con el título por primera vez en 132 años de historia. El Leicester escribía una página dorada en los libros del fútbol, cuando apenas el año anterior estuvo a punto de volver a la segunda división de donde apenas había salido un año antes.

Jamie Vardy le demostró al mundo lo que se puede lograr con tenacidad y con esfuerzo. No cabe duda de que el apoyo de su familia fue una parte esencial para superar las vicisitudes de un camino plagado de altibajos. Sin embargo, no se puede negar que si él no hubiese puesto de su parte, nada de lo antes descrito habría sido posible. Historias como estas ejemplifican lo que significa aquel dicho popular que reza: “La fe mueve montañas”. Y en esta historia nadie puede dudar que se movieron unas cuantas.

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