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La Galerna

·15 de junio de 2023

En buena lid: El Madridismo de Dylan

Imagen del artículo:En buena lid: El Madridismo de Dylan

Si el Real Madrid es sinónimo de grandeza y magnanimidad, ¿qué músico contemporáneo puede sintetizar en él este estado de gracia? Bob Dylan. Únicamente Dylan podría compararse a nuestro amado club. El cantautor norteamericano es 100% carne merengue. A lo largo de esta pieza lo descubrirás.

Bob Dylan pasea su gira mundial por España. El pistoletazo de salida fue en Madrid. El pasado día 7 en las Noches del Botánico, en pleno corazón de la Ciudad Universitaria, el bardo de Minesota echó a rodar por la piel de toro su último espectáculo: Rough and Rowdy Ways World Wide Tour. Enmarcada dentro de su célebre Never Ending Tour, Dylan centra los recitales en las canciones de su último álbum.


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Bob Dylan es tan madridista como usted o como yo. Dylan es como el capitán Ahab tras ese amor tan blanco que es la ballena mítica.  Nosotros, madridistas todos, estamos eternamente enamorados de la Copa de Europa. Y ella, esa gran dama, nos ama a nosotros con locura. No tenemos más razón de ser que demostrarle cada temporada que el Madrid es su legítimo esposo. Y, por supuesto, una vez conquistada Europa, acabamos la celebración presentando nuestros respetos a la diosa Cibeles. Es un ritual. Por cierto, amigos, ¿qué aliciente tenemos tras pasarnos el juego tantas veces? La última Champions fue la hostia en verso. Como diría el gran Season, mítico tuitero y leyenda viva de Twitter Real Madrid, solamente nos falta ganar champions contra los marcianitos.

Si en nuestra historia está subrayada la época gloriosa de las primeras 5 copas de Europa con el Madrid de Bernabéu y Di Stéfano, en la cronología de Dylan destaca la década de los ‘60s. Es decir, coinciden en el tiempo el brote incontestable de su ingenio musical y poético y el dominio implacable del Real Madrid. Siguiendo con los paralelismos, Dylan vivió un renacer musical en los ‘90s con su álbum Time Out Of Mind (1997), al igual que el Real Madrid en Ámsterdam con la Séptima de Mijatovic. Es más, el día de La Décima fue el cumpleaños de Bob Dylan. Pues sí, aquella noche del 24 de mayo cuando el tiempo se detuvo en el Estadio da Luz de Lisboa, el bueno de Bob también vibró cuando Ramos y Casillas elevaron al cielo lisboeta esa copa. Justicia poética.

El madridismo es universal; Bob Dylan, también. Cuando acudes a uno de los recitales de Dylan siempre coincides con gente de todo el mundo. Al igual que cuando nuestro Madrid sale al extranjero, miles de aficionados a su música nos reconocemos como iguales. Pues, más allá de nuestro origen o etnia, lo que nos une es la música de Dylan. También sucede cada vez que juega nuestro Madrid: el mundo se para y se oye una única voz global, la voz del madridista que alienta a su equipo en cualquier rincón del orbe.

Si en nuestra historia está subrayada la época gloriosa de las primeras 5 copas de Europa con el Madrid de Bernabéu y Di Stéfano, en la cronología de Dylan destaca la década de los ‘60s. Es decir, coinciden en el tiempo el brote incontestable de su ingenio musical y poético y el dominio implacable del Real Madrid

El Madrid no tiene estilo definido; Dylan, tampoco. Dylan, como Picasso, compone como canta: manga por hombro. Una época es folk y otra, rock. Una década le da por explorar en cancionero americano o le da la vibra mística. Lo mismo te saca un disquito de sonido humilde que te encadena tres robustos con arreglos estupendos. Por no hablar de su voz, esa voz. Sin lugar a dudas, Dylan tiene algo de Vinicius Júnior: habilidoso regateador, nunca se esconde, siempre va al frente con el pecho henchido y parece guiado por una luz intangible similar al Espíritu Santo. Porque sí, porque es verdad: si lo piensas desde la lógica, ni Dylan ni Vinicius tienen explicación. Estoy convencido que si se conociesen, Vini acabaría siendo una canción dylaniana al estilo Hurricane. Y más tras el follón mundial que se lío al final de temporada.

Dylan, como todo madridista, por destacar y ser tan brillante desde tan joven se las tuvo que ver con los ultrasures urbanos. Estas sabandijas inmorales detestan la excelencia. Cualquier madridista ha de lidiar en el día a día con envidiosos, culés, indios y freaks. Dylan, también. Inclusive, un sector ultra de su público conocido como los dylanitas, le hicieron la vida imposible por años. Éstos, alimentados por cierto sector ultraizquierdista, querían que Dylan en los ‘70s fuera el portavoz de su generación y liderara un movimiento finisecular para no sé qué fin adanístico. Como vemos, zumbados hay por todos lados. Digamos que este sector de pirados serían esos pseudomadridistas que consumen la prensa del Régimen.  Como bien nos enseñó don José Mourinho, hemos de huir de los talibanes del último grito. Éstos, creyéndose la última coca cola del desierto, acaban comprando la mercancía averiada de los tertulianos taimados.  ¡Cuánto debemos al maestro de Setúbal!

Para acabar, quisiera recomendar tres canciones.  El cancionero de Dylan es inagotable, y no es cuestión de revisarlo con exactitud de cirujano, pero sí que me gustaría invitarles a oír con atención tres canciones: All Along The WatchtowerThe Times They Are a-Changin’ o If You See Her, Say Hello. Las tres son disímiles y por eso pienso que pueden ilustrar bastante bien el cancionero dylaniano. Cada una de ellas puede ser escuchada en un momento determinado. La primera, All Along The Watchtower, una especie de cuento moralista con reminiscencia bíblica, fue versionada por  Jimi Hendrix de forma genial. La segunda, Times They Are a-Changin’, es un icono de la música de los sesenta y un símbolo lírico para la contracultura. Seguramente fue descubierta por muchos treintañeros madridistas cuando fueron al cine a ver Watchmen (2009), de Snyder, pues el cineasta nortemericano la eligió acertadamente para la escena inicial. Y, por último, si un joven madridista está atravesando por un desengaño amoroso o lo acaba de dejar con su mocita madrileña, a buen seguro que la escucha de If You See Her, Say Hello le servirá de bálsamo. ¡Ánimo, muchacho! De todo se sale, hombre. Si has sobrevivido a la marcha de Cristiano o al feo que nos hizo Mbappé, ya puedes con todo. Un desengaño amoroso es un juego de niños para un madridista.

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