Desgarrador dato de Nacional como visitante en Copa Libertadores | OneFootball

Parce, esto hay que decirlo sin pelos en la lengua: por tercera vez en la historia, Atlético Nacional perdió los tres partidos de visitante en la fase de grupos de la Copa Libertadores. Ya nos había pasado en 1977 y en 2017, y ahora en este 2025 se repite la historia. ¡Sí, dolió! Pero vos sabés que al Verde no se le deja de alentar ni en las malas ni en las peores.

La diferencia esta vez, y lo que más nos tiene pensando, es que no pudimos celebrar ni un solo gol en esas tres salidas. Cero goles en territorio ajeno, parceros. Un dato que duele, sí, pero también un campanazo para meterle toda la energía a lo que viene. Porque vos sabés que este equipo, cuando se sacude, saca la casta.

Esos datos históricos siempre pegan, pero hay que verlos también como señales. Lo importante ahora es lo que se viene, lo que se puede construir desde la autocrítica, el trabajo y el respaldo del hincha que nunca se baja del bus.

Y si hablamos de respaldo, hablá de la hinchada más fiel del continente: la del Verde. Porque este equipo se levanta con aliento, se cura con aguante y se transforma cuando el Atanasio se vuelve una caldera. ¡Ahí es donde el alma del Verdolaga brilla más fuerte!

Sabemos que el gol es vida y hoy estamos con el tanque medio seco afuera, pero no se olviden que en casa este equipo también mostró cosas bacanas. Lo que hay que hacer es ajustar, recomponer el libreto y salir a octavos con esa hambre que caracteriza a los grandes. ¡Y Nacional es gigante, parceros!

¡La historia no se borra por un mal momento! Así como hemos tenido derrotas, también tenemos dos Libertadores bordadas en el escudo. Y ese peso, esa gloria y esa historia nos obliga a creer siempre. A veces hay que caer para volver a volar más alto. ¡Y el Verde sabe de eso!

Así que mi gente, cabeza arriba, corazón firme y voz fuerte, que esto apenas empieza. No es momento de bajar los brazos, es momento de apretar los puños y gritar más duro: ¡Vamos mi Verde, que los octavos son otra historia y ahí es donde se separan los buenos de los grandes!