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·31 de mayo de 2025
El 31 de mayo del 89 Nacional tocó el cielo por primera vez

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·31 de mayo de 2025
¡Parceee! Hoy no es un 31 de mayo cualquiera… hoy se cumplen 36 años de la noche más gloriosa que ha vivido el pueblo verdolaga. Un 31 de mayo de 1989, Atlético Nacional tocó el cielo con las manos y se metió para siempre en la historia grande del fútbol sudamericano. Ese día, en un Campín vestido de verde esperanza, levantamos por primera vez la Copa Libertadores de América. ¡Nooo, qué locura tan hijue… tremenda!
El rival no era cualquier panita, era Olimpia de Paraguay, un equipo fuerte, mañoso, de esos que no regalan ni una sonrisa. Pero esa noche, Nacional jugó con el alma, con el corazón de todo un país que pedía a gritos una alegría en medio de tanto dolor. Ganamos 2-0 y nos fuimos a los penales, con la camiseta empapada de historia y la fe bien parada.
Y ahí apareció él, el loco más cuerdo de todos: René Higuita. Parce, qué noche la de ese man. Se agrandó como si tuviera la muralla china detrás, y atajó como si le fuera la vida en cada pelota. Se convirtió en el héroe de toda una generación. Gracias a sus atajadas, Nacional no solo ganó una copa, ganó respeto, ganó identidad, ¡ganó el corazón del continente!
Ese título no fue solo para los jugadores o para el club, fue pa’ todos. Pa’ el que vendía empanadas en la esquina, pa’ la señora que rezaba con cada penal, pa’ los niños que soñaban con ser cracks, y pa’ los que en medio de una Colombia violenta necesitaban una luz, un motivo para sonreír. Parce, esa noche lloramos, gritamos y nos abrazamos como hermanos. ¡Esa fue la noche en que el fútbol nos unió de verdad!
Hoy, 31 de mayo del 2025, no podemos dejar pasar esta fecha por alto. ¡Nooo, qué va! Hay que levantar el guaro, sacar la camiseta verde del clóset, y contarle a los pelaos lo que pasó ese día. Porque esto no es solo historia, es orgullo, es mística, es legado verdolaga. Y quien no conoce su historia, no sabe la grandeza que tiene entre manos.
A Nacional no lo define solo los títulos, parce, lo define la manera en que los conseguimos. Luchando, sufriendo, metiendo y creyendo. Por eso, ese equipo del ‘89 no fue solo campeón, fue símbolo de resistencia, de esperanza y de pasión. ¡La hinchada se lo tatuó en el alma!
Así que hoy, parce, celebremos con memoria, con alegría y con esa berraquera que nos hace únicos. Porque el 31 de mayo del 89 no solo ganamos una copa, ganamos el derecho de decir con el pecho inflado: “¡Papá, yo soy del Rey de Copas, del único colombiano que empezó esta historia de Libertadores como se debe!”. ¡Vamos mi Verde, por siempre y para siempre!
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