Diario UF
·15 de mayo de 2022
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·15 de mayo de 2022
Desde pequeño, el futbolista soñó con retractarse como “El Nuevo Maradona” en San Paolo. Un niño que dormía poco por ayudar a su familia en un mercado, ya que no quería estudiar: Quería ser futbolista. No iba a ser fácil, ya que debido a su estatura no le dejaban jugar con ningún equipo y, a menudo, rompía a llorar. Finalmente, consiguió entrar en la cantera del club azzurro en 2010, aunque se produjo su cesión a tres equipos hasta permanecer en la entidad definitivamente desde 2012.
Su amor por Nápoles se tradujo a múltiples tatuajes: Tiene a Maradona, uno de sus ídolos, tatuado en su pierna.
Fue
Desde su debut, el futbolista italiano ha disputado 554 partidos, marcando 181 goles y aportando 112 asistencias a lo largo de todo su periplo a orillas del Mediterráneo. Sus grandes cifras han colaborado a que su equipo gane dos Copas de Italia (13 – 14 y 19 – 20) y una Supercopa de Italia (14 – 15), ganándose un estatus de leyenda a la altura del argentino al que idolatraba, además de su compañero, Dries Mertens, máximo goleador de la historia del club.
Fuente: https://elpais.com/
Tras su gran Eurocopa, donde se proclamaron campeones, el Nápoles inició los trámites para renovar a Insigne, que desde el primer momento quería quedarse. Tras meses de negociaciones estancadas, debido a que no aceptó a bajarse el sueldo, el Toronto FC, de la MLS, le ofreció un suculento contrato, pudiendo asegurarse un gran salario y unos cinco años de contrato en una liga que sólo pinta a seguir emergiendo.
El Nápoles quería asegurar la tercera plaza ante un moribundo Genoa. Lo consiguió, debido a los goles de Osimhen, Insigne (de penalti) y Lobotka. El jugador italiano se marchó del estadio sustituido entre lágrimas y aplausos, despidiéndose para siempre del que ha sido su hogar.