Brayan León fue la figura en un partido muy especial | OneFootball

Parce, lo que se vivió en el Atanasio fue pura magia roja. Brayan León se vistió de héroe y nos regaló un gol que sabe a gloria, a esperanza, a final. Sí, mi hermano, ese gol fue el que le dio el triunfo al Poderoso contra Junior y nos tiene ahí, a un pasito de la gran final de la Liga BetPlay. ¿Quién lo iba a pensar? Justo él, el que un día fue descartado por el tiburón, terminó siendo la pesadilla de su exequipo. La ley del ex no falla, pa’.

Lo que hizo Brayan no fue solo meter un gol, fue marcar territorio, fue decir: “Aquí estoy yo, aquí está el Medellín, y vamos con toda por la séptima”. Y lo gritó con el alma, con esa rabia acumulada que se convierte en fuego sagrado cuando vestís la del DIM. Parce, eso no se compra, eso se siente. Y Brayan lo sintió, lo vivió, lo reventó.

¿Y sabés qué es lo más berraco? Que este pelado no llegó con bombos ni platillos. Llegó callado, trabajando, remando contra la corriente. Y mirá ahora: figura en un partido clave, ídolo de una noche, esperanza de todo un pueblo. Eso se llama tener huevos, tener aguante, tener el ADN Poderoso tatuado en la piel, así haya llegado hace poquito.

Mientras los del Junior se rascan la cabeza pensando por qué lo dejaron ir, nosotros lo aplaudimos hasta con las orejas. Porque el Atanasio explotó cuando la pelota besó la red. Fue como si todo el estadio se hubiera conectado con su historia, con su revancha, con su gol. Esos momentos no se olvidan, parce. Se escriben con tinta indeleble en el corazón del hincha.

Y no es solo Brayan, es todo un equipo que está jugando con hambre, con garra, con el alma roja ardiendo. Pero lo de él fue un mensaje directo a la Liga: “No nos subestimen, que aquí estamos con toda la fe, con todo el aguante, con todo el barrio encima”. Nos tienen que respetar, parce. Porque este Medellín está pa’ grandes cosas.

Ahora queda rematar la vuelta, cerrar con autoridad, y que la fiesta sea completa. Que este gol no sea solo un recuerdo bonito, sino el comienzo de una historia que termine con la copa en las manos. Estamos cerquita, parceros. Estamos oliendo la final. Y con Brayan León encendido, todo es posible. Todo.

Así que, mi gente, a seguir alentando, a seguir creyendo, que si Brayan pudo levantarse de las cenizas y rugir como un león, nosotros también podemos soñar en grande. Esto es el Poderoso, el equipo del pueblo, y vamos por la gloria. ¡Vamos Medellín, carajo!