
La Galerna
·23. August 2025
Bergareche: el interior del Madrid que fue patrón de La Vuelta

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Hoy da comienzo en el Piamonte italiano la edición número 80 de la Vuelta Ciclista a España. La carrera más importante del calendario español está ligada al Real Madrid, entre otros aspectos, en la figura de Luis Bergareche Maruri. El vasco estuvo al frente de la dirección durante más de dos décadas y antes, en su juventud, fue futbolista y militó en el Real Madrid a finales de los años 20.
Nacido el 16 de mayo de 1910 en Balmaseda (Vizcaya), se trasladó a Deusto cuando era un niño. Su padre, Santiago, era el director de una fábrica de boinas y a Luis desde muy pronto le interesó el mundo empresarial, el fútbol, la pala, el frontón y el ciclismo. Un fuerte impacto con un muro cuando iba en bici dirección Bérriz estuvo a punto de costarle la vida, permaneciendo tres días en coma con apenas 17 años. En el balompié también fue precoz e incluso falsificó la edad para poder jugar un campeonato de categoría superior. Comenzó a jugar en el colegio Santiago Apóstol y con solo 14 años debutó en el Deusto actuando de extremo frente al Barakaldo.
Compaginó el fútbol con los estudios, cursando profesorado mercantil. Para seguir formándose de cara al futuro se marchó a Akron (Estados Unidos), para conocer de primera mano cómo funcionaban las fábricas de neumáticos. Su primer trabajo fue en Firestone, donde permaneció dos años, pero un telegrama del Athletic le cambió el destino. El cuadro bilbaíno habló con su padre para realizarle la ficha de cara a la temporada 1925-26, sin embargo, debido a que solo tenía 15 años, no podía actuar todavía en encuentros oficiales. Fue en 1928 cuando se incorporó de manera definitiva como amateur al Athletic Club, un club que no era el de sus mayores simpatías porque él era del Arenas, pero su estancia allí le “caló muy hondo para siempre”, como declaró tiempo después en alguna entrevista.
Debutó con los leones en la Copa en la 1929 ante el Castellón en la eliminatoria de cuartos de final, pero su momento cumbre con los rojiblancos llegaría poco después. El campeonato de Liga dio comienzo el 10 de febrero y el Athletic visitaba Atocha para el derbi ante la Real Sociedad. El técnico Máximo Royo lo alineó en el once titular en una delantera formada por Lafuente, Bergareche, Unamuno, Calero y Graciano. Bergareche era un atacante polivalente que podía jugar en cualquier posición de la vanguardia. Como extremo derecho demostró tener raza, de delantero centro destacaba por su empuje, pero fue en la posición de interior en la que jugó mejor y con mayor asiduidad. En ese puesto brillaba por su fuerza, decisión, recorrido, llegada a gol y capacidad tanto para crear juego como para cortar los avances del rival. Aquella tarde en el campo donostiarra entró en la historia del Athletic como el autor del primer gol liguero de los bilbaínos. Aunque algunos medios se lo otorgaron a Unamuno el que marcó fue Bergareche.
Bergareche anota el primer gol del Athletic en la historia de la Liga
En el periódico bilbaíno Excelsior lo describieron así: “Al minuto, el goal del Athletic. ¡Para una vez que habían acertado los realistas! ¡Ya tienen ganas estos chicos del Athletic de amargarle la tarde a uno! Lafuente centra, cojo y todo. Izaguirre rechaza el balón, que es recogido por Bergareche de cabeza. Oiga, joven ¿tiene usted goma? El balón se le queda “clavado”. Y sale después en viaje para la red donostiarra. No hay necesidad de sacar del centro. Descanso”. Los futbolistas de la Real y en especial su arquero Izaguirre reclamaron fuera de juego, pero el colegiado Serrano de la Mata dio validez al tanto.
Bergareche no volvió a disputar ningún encuentro oficial más con los leones y el trabajo le obligó a un cambio de residencia. El interior se trasladó a Madrid para ayudar a su padre en un negocio familiar recién inaugurado y tanto Athletic de Madrid como Real Madrid se disputaron su fichaje. Los blancos le conocían bien puesto que se había enfrentado a ellos en las semifinales de la Copa recién finalizada. Uno de esos encuentros fue el famoso ‘partido de las ranas’. El sueldo ofrecido por los madridistas, que se acercaba las 500 pesetas mensuales, inclinó la balanza hacia los blancos, y a mediados de agosto se publicó en los diarios madrileños y vascos la firma de Bergareche por el equipo madridista. Una de sus primeras peticiones en la capital fue una Harley porque era un apasionado de las motos.
La gran competencia en el conjunto dirigido por José Quirante, que se reforzó mucho aquel verano, dejó sin demasiadas oportunidades al futbolista de Balmaseda. En total disputó ocho partidos, cuatro oficiales y cuatro amistosos. El primero de ellos fue casi recién aterrizado en el mes de septiembre, en el primer duelo de pretemporada de los madridistas. En el estadio Metropolitano se midieron al Athletic, que conoció pronto de primera mano la calidad de Bergareche y el jugador que se les había escapado. Fue un choque con muchos goles que terminó empate a cuatro y con un doblete del vasco, que se desenvolvió en el mediocampo. El primer gol se produce cuando “Bergareche, que ha bajado a su ataque, recoge un balón rebotado de Conde y, desde bastante distancia, lo incrusta de un buen tiro sestado en las mallas athleticas”. Mientras que el segundo es en un penalti cometido sobre Moriones que el de Balmaseda “convierte en el segundo tanto para el Madrid”, según la crónica del diario La Tarde. En Excelsior calificaron su actuación, sobre todo en la primera parte, como “buena, al igual que sus compañeros de línea Esparza y Villanueva” y en El Imparcial le elogiaron como un “excelente medio ala”.
Una semana más tarde, los blancos se estrenaron en Campeonato Regional Centro como local en el Metropolitano ante el CD Nacional y saltó la sorpresa. Los visitantes se llevaron el triunfo en el estreno de Bergareche jugando en su posición habitual de interior. Las loas recibidas frente al Athletic se tornaron en fuertes críticas ante el equipo verdiblanco. En La Voz describieron su juego como de “poco sentido en el centro y un exceso de pesadez”, en La Libertad le calificaron como “jugador caduco” junto a Luis Olaso y Cosme Vázquez y en El Sol también lo vieron “muy pesado” y “lento”. No volvió a jugar hasta 1930. El día de Reyes los blancos se vieron las caras otra vez contra el CD Nacional en un amistoso sin mucha historia en El Parral. El Real Madrid se pudo vengar bien venciendo por 1-6 y con Bergareche probado como defensa junto a Adolfo. No le salió un mal partido, pese a la nueva posición, y para La Voz “se salvó de la torpeza general” y para La Libertad “preparándolo convenientemente, puede ser un buen suplente para la defensa titular”.
Bergareche en los años 30
A principios de febrero, Bergareche tuvo importantes problemas con la afición y la entidad madridista. En la jornada 10, su exequipo, el Athletic Club, visitó Chamartín para el partido liguero. Bergareche no jugó y los bilbaínos vencieron 2-3, lo que produjo una gran alegría al jugador vasco, que lo expresó de manera notoria al concluir el choque. Esto hizo que fuese duramente reprendido y amonestado por la directiva. En el diario Mas escribieron un duro artículo sobre su actitud y su papel como futbolista merengue: “El exequipier del Athletic de Bilbao, que fracasado en el equipo rojiblanco logró sorprender la perspicacia futbolística de los directivos blancos no está prestando grandes servicios, como no ignora nadie. Pues bien, ese equipier se dedicó a exteriorizar su júbilo con ruidosas manifestaciones por la victoria del Athletic. Y fue el caballero Urquizu, buen jugador y hombre de bien, quien hubo de afearle su conducta, diciéndole que él, bilbaíno y defensa del Athletic, se alegraba del triunfo de su Club, pero que sentía la derrota del Madrid. Y que la primera obligación de quien recibe graciosamente sumas que no gana es la de no hacer ostensible su ingratitud”. El jugador, tras leer el artículo, habló con el periódico que unos días después publicó que les había solicitado que divulgasen que “su caballerosidad no es menor que la de Urquizu, que no fracasó en el Athletic, donde jugaba como amateur, y que fue el Madrid quien solicitó su concurso, convirtiéndole en profesional”.
Una vez pasado todo el lio, fue en el mes de marzo cuando contó con más confianza para Quirante. Debutó en Liga en la jornada 15, cuando el Real Madrid visitó El Sardinero. La tarde fue aciaga y cayeron por 2-0, aunque Bergareche, que obligó a una gran intervención de Joven, no fue de los más desafortunados y se salvó de la quema junto a Galé y Luis Olaso para El Imparcial. Las dos siguientes semanas el cuadro blanco tenía concertados un par de amistosos, uno en casa y otro a domicilio. En Chamartín empataron a dos con el Depor en una gran actuación del vasco en solo cuarenta y cinco minutos. En la segunda parte salió por Cominges lesionado y fue el autor de los dos goles blancos. Así fueron según El Orzán: “El primer tanto para el Madrid es de un tiro lanzado desde muy cerca por Bergareche. (…) Aún marcaron una vez más los madridistas al rematar Bergareche de cabeza un balón enviado por Del Campo”.
Bergareche en el Betis-Real Madrid. 1930
Unos días más tarde el equipo madridista viajó a Sevilla para enfrentarse al Real Betis en el Patronato. La victoria fue clara por 0-4, aunque esta vez el interior no marcó, dio el pase de gol a Lazcano en la diana que cerró el marcador. Su último partido liguero con los merengues fue en el estreno en el banquillo del húngaro Lippo Hertzka. El Real Madrid ya no tenía opciones de título desde hacía varias jornadas y se probaron a distintos jugadores. El severo correctivo para los blancos ante el equipo del alma de Bergareche, el Arenas, fue importante al perder por 5-1. Para J. Miquelarena, cronista de El Sol, fue de lo poco rescatable junto a Lope Peña y Lazcano, y en La Voz se pudo leer que “solamente Bergareche daba fe de vida y se mostraba peligroso, lo mismo en sus tiros al marco que sirviendo cuero a su extremo”.
La despedida oficial del vasco con la camiseta blanca se produjo en la Copa del Rey. En la primera eliminatoria quedaron emparejados con el Patria Zaragoza y en la ida Bergareche fue de la partida, jugando de medio junto a Esparza y Lope Peña. Los pupilos de Hertzka se trajeron un empate a uno y el de Balmaseda asistió desde el córner para el tanto de Morera. Su periplo blanco concluyó aquí y al Campeonato Regional conquistado esa temporada no pudo sumar la Copa, al caer los blancos contra el Athletic en la final celebrada en Montjuic.
Bergareche en el Patria-Real Madrid. 1930
Bergareche no dejó la capital, pero cambió los colores blancos por los del Racing madrileño. En el cuadro chamberilero también estuvo una sola campaña y después volvió al País Vasco para jugar en el CD Guecho, y tras la Guerra Civil también en el Arenas entre 1943 y 1944, cuando militaba en Segunda división y acabó descendiendo a Tercera. Poco después colgó las botas.
Bergareche, izquierda, y su cuñado Echevarría, derecha
Tras retirarse se dedicó al sector empresarial y al periodismo, lo que le llevó al ciclismo. En 1945 se incorporó como consejero de El Correo Español y tres años más tarde asumió dicho cargo en Vascongada de Publicaciones, editora de El Diario Vasco. Con el paso del tiempo alcanzó la presidencia en ambos periódicos. Se mantuvo activo hasta 1989 cuando renunció por motivos de edad, momento en que se le nombró presidente de honor del grupo Correo. Además, también fue presidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles, presidente y fundador de Servicios Auxiliares de Prensa Independiente desde 1968 y presidente de la agencia de noticias Colpisa entre 1979-1985. En reconocimiento a su trayectoria le fue otorgada la Gran Cruz del Mérito Civil, la Medalla al Mérito Deportivo y la Medalla del Trabajo.
Bergareche, años 70
Su idilio con las dos ruedas se intensificó desde mediados los años 50 de la mano de su concuñado Alejandro Echevarría. La Vuelta a España llevaba cuatro ediciones consecutivas suspendidas y ambos la resucitaron. En 1955 fueron a Francia para ver in situ la organización del Tour y volvieron convencidos de relanzar la carrera ciclista española con el apoyo fundamental de El Correo. Con amigos y conocidos muy implicados dentro de la organización crearon un grupo de trabajo magnífico que dio soporte a los equipos y patrocinadores en los inicios, que fueron complicados.
Bergareche dando inicio a una etapa de La Vuelta
Bergareche fue el director general de la ronda durante 23 años y el País Vasco y sus carreteras el escenario habitual de la prueba. Poco a poco la carrera fue ganando prestigio internacional y atrayendo a grandes estrellas mundiales. Su primer gran éxito mediático llegó en 1957, con la histórica pugna en la calzada y fuera de ella entre Federico Martín Bahamontes y Jesús Loroño. Así se consolidó como la tercera gran vuelta por etapas y ciclistas históricos como Anquetil, Poulidor, Janssen, Gimondi, Pingeon, Ocaña, Fuente y Merckx inscribieron su nombre en el palmarés en la época de Bergareche como patrón.
Bergareche con ciclistas como Van Looy, Poblet, Kuiper, Bahamontes, Anquetil, Poulidor, Pingeon y Ocaña
Su última edición fue en 1978, cuando un joven Hinault participó por primera vez y se hizo con el triunfo por delante de José Pesarrodona. Las amenazas de ETA, varios incidentes importantes con cortes de carrera incluidos, y la presión de Luis Puig, que quería organizar una propia vuelta con el apoyo de TVE, fueron causas ineludibles para que El Correo dejarse de organizar el evento. Además, en el plano económico había dejado de ser rentable. Bergareche reunió al Consejo y allí se tomó la decisión. El vasco quedó muy tocado por la resolución y declaró, según contó años después su hijo, “que se acababa de morir la única hija que tenía”. Para él La Vuelta era su otra familia, “pero la seguridad de los ciclistas era lo primero”, en palabras de su primogénito José María. En el mundo del ciclismo también llegó a ocupar los cargos de vocal de la junta directiva de la Federación española de Ciclismo y tesorero durante una veintena de años de la Association Internationale des Organisateurs de Courses Cyclistes.
Falleció a los 84 años en Bilbao el 9 de septiembre de 1994.
Fotografías: archivo de Alberto Cosín
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