
La Galerna
·23 de abril de 2025
Vendrán tiempos peores

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·23 de abril de 2025
El madridismo ha vivido en estos días su particular Semana de Pasión. Lejos de mostrar penitencia y humildad, muchos entre nosotros han osado crucificar, lapidar y condenar en la plaza pública sin piedad alguna. Pero como nos enseñó el Señor, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Yo me niego a participar de este folclore popular que tiene más que ver con el Tribunal de la Inquisición que con una semana de ministración y recogimiento. Porque no vale la pena convencer de nada a nadie que se muestra enrocado. Porque soy una persona adulta que ya ha visto suficientes años de fútbol para saber lo que sucede. Y porque, perdonen la observación realista, sé que vendrán tiempos peores.
En estos días, los más ruidosos entre nosotros han tenido su cuota de protagonismo. La mediocridad siempre es premiada por los índices de audiencia. Y el fatalismo y la tragedia venden mucho. Por fin pueden gritar a los cuatro vientos que ellos tenían razón y que el equipo es un desastre y tenemos que demoler el Bernabéu y cerrar el club. Lo que ellos parecen desconocer es que la mayoría de nosotros estamos vacunados de sus agoreros vaticinios. Y además, como os digo, lo peor siempre está por llegar. Esto lo sabe el ser humano desde que el mundo es mundo. Es más, san Pablo de Tarso dijo que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Sería una temeridad por mi parte añadir algo más o matizar a un padre de la Iglesia.
Como vemos, el fin del mundo siempre ha tenido un gran predicamento. En 1989, un Fernando Arrabal visiblemente embriagado proclamó en el programa El mundo por montera que el milenarismo iba a llegar. Fue uno de esos momentos estelares de la historia de la televisión patria que rápidamente formó parte del acervo cañí. ¿Y qué pasó? Pues como siempre, el fin del mundo se retrasó para la siguiente ocasión.
Los forofos del Apocalipsis viven sus días de ensueño. Llevaban tanto anunciado el Apocalipsis, que cuando el equipo toma color de hormiga ellos se frotan las manos. Nada ni nadie sobrevive al desastre. En el teatro se dice que no queda ni el apuntador. Suena a broma pero es así. Ahora resulta que para algunos debe haber una limpia. Hasta a Chendo quieren largar. Es un delirio. Un delirio muy español el querer solucionar todo haciendo una limpieza. Y, cómo no, los medios tradicionales se unen al funeral.
Los forofos del apocalipsis viven sus días de ensueño. Llevaban tanto anunciado el Apocalipsis, que cuando el equipo toma color de hormiga ellos se frotan las manos
Horas después de la derrota, comenzaba la cacería contra el técnico. Algunos aseguran que tras la final de Copa del Rey Ancelotti abandonará definitivamente el Madrid. Es decir, el club espera disputar la final y luego cesarlo. ¿Qué sentido tiene? ¿Acaso es de vital importancia disputar la final con Ancelotti en el banquillo y no lo que queda de Liga? Carece de sentido. ¿Es Ancelotti el malo de la película? Todos aprendimos de El Caballero Oscuro de Nolan que o mueres como un héroe o vives lo suficiente para convertirte en el villano.
Pepe Herrero compartía en su cuenta de Twitter el siguiente proverbio italiano: "Sobre el cadáver del león festejan los perros. Sin embargo, el león sigue siendo león y los perros siguen siendo perros". Desgraciadamente vemos cómo muchos madridistas compran la mercancía averiada que ciertos líderes de opinión les venden como el soma del que hablaba Aldous Huxley.
Entiendo que algunos aficionados pueden estar confundidos y tener nobles sentimientos. Hay un porcentaje de gente inocente totalmente equivocada. Todos podemos ser estafados en algún momento de nuestras vidas por vendedores de alfombras más o menos habilidosos. Pasa en los votantes de los partidos políticos más cainitas y nocivos. Venimos de Semana Santa y quiero ser indulgente con los pequeños fallos y pecados veniales. Al fin y al cabo hablamos de fútbol, somos todos madridistas e hijos de Dios.
Sin embargo, no todo vale. Vengo denunciando en esta columna hace meses que ciertos creadores de contenidos están sobrepasando una línea muy peligrosa que es la del insulto y la degradación de jugadores, staff y directivos. Especialmente execrable el tratamiento que han dado a Kylian Mbappé, Carlo Ancelotti y Florentino Pérez. Entiendo que todo puede obedecer a una estrategia comunicativa para conseguir objetivos profesionales. Entiendo que por dinero algunas personas llegan a hacer cosas deshonestas. Entiendo todo esto, pero lo que no puedo tolerar como ser racional y aficionado al fútbol, valga el oxímoron, es que un comunicador de éxito llegue a soltar que Lamine Yamal es mejor jugador que Mbappé y que Robert Lewandowski es mejor goleador que el francés. Alguien que perpetra estas comparaciones o le va la marcha o es más ignorante de lo que podemos llegar a pensar.
Dijo Arrigo Sacchi que el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes, y así es. En temporadas como estas podemos llegar a perder el norte. Si bien es cierto que somos aficionados del club más ganador de la historia del fútbol, lo normal no es ganar siempre. Nada ni nadie es sublime sin interrupción. Es más, por una ley natural del orden de las cosas, es sano que sea así. Necesitamos transitar por baches para reconocer los errores. No puedes arreglar un pinchazo en una bici sin que antes la cámara de aire se perfore. Pongamos parches, reinflemos y volvamos a montar la rueda. Aún nos quedan dos etapas más esta temporada.
Me emociona especialmente la reacción del público que acudió al Santiago Bernabéu contra el Athletic. Lejos del ruido de fondo y más allá de intereses espurios, recibió a sus héroes como ahora necesitan. Este grupo de jugadores nos lo han dado todo y no merecen que se les dé la espalda. Aún es posible ganar títulos. Y además, como dijo aquel gran madridista que fue Hugo Gatti, el Real Madrid es la novia más bonita. ¿Acaso no le perdonamos a nuestras novias sus fallos? En la salud y en la enfermedad, amémonos igual.
Getty Images
Ao vivo
Ao vivo