Se cumplen 24 años del histórico cano de Riquelme a Yepes en el Superclásico entre Boca y River | OneFootball

Hace exactamente 24 años, un espigado volante vestido de azul y amarillo y con la 10 en su espalda, dibujaba con la suela del botín derecho, una jugada que iba a quedar en la memoria de propios y ajenos, aquel 24 de Mayo por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América.

Un recuerdo imborrable para todo aquel que estuvo presente, viviendo, sufriendo en carne propia un evento deportivo de tamaña envergadura, en donde los dos equipos más grandes del país, se enfrentaban en una eliminatoria del torneo continental más importante.

Si, aquel día fue el regreso de Martín Palermo para hacer el tercer gol, casi en una pierna y sin mucha movilidad que desató la locura del pueblo xeneize, pero nada comparable con lo que generó en el público que todavía cree que el fútbol lírico no pasó a valores.

Juan Román Riquelme tomó la pelota casi a mitad de cancha, y se dio cuenta al instante que estaba cercado; tres jugadores de River intentaron robarle el balón. Un jugador normal hubiese optado por la solución más sencilla: que rebote en el jugador rival e intentar conseguir un lateral a favor para ganar tiempo. Pero Román no es esa clase de jugador ni mucho menos. Los fuera de serie como él siempre tienen un as bajo la manga; casi sin pensarlo, mientras Mario Yepes se acercaba embalado para robarle el esférico, tira un caño de espaldas para que el “Oleeeee” baje de cada sector de la Bombonera.

No fue el mejor que hizo el “10” de Don Torcuato, porque hubo uno que le propinó a Charles Perez en Arroyito; pero quizás si fue el más importante de todos, por el rival, por la incidencia, por el momento, por todo lo que había en juego…

Román alguna vez dijo, entre otras cosas “Tiene más mérito Yepes que yo, cualquier jugador de fútbol hubiese pegado una patada y el no ha hecho nada. Creo que eso es mucho más de hombre que haber tirado un caño”.

Poeta del fútbol, eterno jugador de una estirpe que ya no existe. Parece que fue ayer cuando debutaba de la mano de Carlos Bilardo en un Boca que deambulaba sin destino alguno; cuando decidió colgar los botines porque no podía jugar en contra del club que ama. El fue rebelde en un fútbol resultadista que acapara cada rincón del planeta y se convirtió en leyenda viva del deporte más lindo de todos, e hizo que un momento mágico sea eterno. Sino, que lo diga Yepes…