El Sevillista
·05 de janeiro de 2025
In partnership with
Yahoo sportsEl Sevillista
·05 de janeiro de 2025
La eliminación en Copa hace mucho daño, por la ronda y, especialmente, la forma. Las lágrimas de Isaac representan el sentimiento del sevillismo.
Arrancó el año 2025 con la ilusión de que fuera inicio de una mejora en la situación deportiva del Sevilla Fútbol Club, aunque la situación institucional ni mucho menos invitara a ello. Pero volvió a rodar el balón, y el primer palo llegó para la afición.
El partido de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Almería empezó muy bien, con gol de Isaac Romero a los 5 minutos y buen juego. Pero solo duró 20 minutos y, partir de ahí, el equipo fue cayendo. El bochorno llegó en una segunda parte horrible, superado en todo momento por un Almería que creyó en la remontada, y lo consiguió. Cuatro goles, con triplete de un Luis Suárez descomunal, fue capaz de endosar a un Sevilla sin reacción, con una defensa endeble (Marcao y Montiel quedaron muy señalados) y un portero, Nyland, que no detuvo una. Cuando el Sevilla ha tenido el primer rival serio en el torneo del KO, ha claudicado. Solo tres rondas ha estado vivo, un auténtico despropósito.
García Pimienta salió muy señalado, con un planteamiento completamente erróneo. Lo de poner a Juanlu en la media punta, dejando a Peque en el banquillo, lo tendría que explicar. Aunque fue renovado sorprendentemente por Del Nido Jr. en septiembre hasta 2027, con esta Directiva todo puede pasar, aunque saben que tienen en el entrenador un buen parapeto con la afición. El próximo partido será en Liga, ante el Valencia (penúltimo con 12 puntos pero tuvo muy buena primera parte ante el Real Madrid) en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Una nueva derrota haría mucho más insostenible la situación del catalán en el banquillo, con el descenso a siete puntos.
No solo hace daño la derrota, también duele cómo se produjo. Los jugadores volvieron a manchar el escudo y la historia del club. Todo, casualmente, ya sin Jesús Navas en el vestuario. Anoche el brazalete lo portó un recién llegado como Saúl, que apenas ha tenido participación por diversos problemas físicos. Poco más que añadir. Esta goleada entra en la historia negra del Sevilla. Lo que deja esta caída son unas cifras dolorosas.
El equipo no recibía una goleada tan grande en Copa del Rey desde la encajada ante el Real Murcia en la misma ronda: 4-0 en 1970. Además, desde 2001 no caía tan pronto en la competición, cuando el equipo estaba en plena construcción desde la Segunda División. Estadísticas que hablan a las claras de la situación del equipo, que le da la primera decepción a sus aficionados nada más arrancar el año. Mal augurio.
El mercado de fichajes está abierto, y los nombres que están más cerca de poder llegar no son ilusionantes. La Directiva sigue destrozando un equipo que, no hace mucho, intimidaba a los rivales, y tocaba plata. Nada queda de todo eso, con un Presidente más pendiente del enfrentamiento continuo contra su padre que de realizar su trabajo y una plantilla competitiva, junto a un director deportivo, Víctor Orta, que tiene otra revalida en enero para poder retocar la plantilla y poder tener una segunda parte de la temporada tranquila en Liga, una competición en la que, recién empezado el año, será únicamente donde veamos al Sevilla.
Pese a todo, la afición no falla, como se comprobó en las gradas del estadio almeriense. Un sevillismo que quiere volver a viajar por Europa, algo lejano actualmente. No dejarán que José María del Nido Carrasco tenga un final de temporada tranquilo.