La Galerna
·03 de janeiro de 2025
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·03 de janeiro de 2025
Buenos días, amigos, y bienvenidos todos al portanálisis más falsamente hitchcockiano del nuevo año. Estamos todos haciendo como que no sabemos si va a estallar la bomba Dani Olmo o no, cuando todos sabemos (al menos, La Galerna lo sabe y así os lo comunica) que al final se le va a inscribir, sin que se descarte que finalmente no se le pueda inscribir pero ello no le impida jugar.
Esta última posibilidad la hemos expresado ya varias veces medio en broma. “En broma” porque es imposible, y “medio” porque los caminos del oprobio producen monstruos, como le pasaba a Goya con el sueño de la razón, y no hay nadie más oprobioso que el club cliente de Negreira y el sistema putrefacto que lo ampara.
“Tensión Olmo”, titula Mundo Deportivo, en el alarde hitchcockiano mencionado. ¿Estallará la bomba o no? A todo esto, la bomba ya ha estallado, que es lo más gracioso de todo. Era una bomba de relojería que explotó a las doce de la noche del 31 de diciembre, tal y como había sido programada, pero este país, con su prensa deportiva a la cabeza, está abrazando la ficción de que no lo ha hecho, como si los plazos fueran una cosa flexible. Bueno, qué cosas decimos. Lo son por definición para el club cliente de Negreira, como lo son las normas.
Los plazos deben ser flexibles, de acuerdo a la doctrina dictada por Laporta a sus escribidores más cercanos, porque en la presentación de las pruebas de que se ha ingresado el dinero proveniente de Oriente Medio para la inscripción de Olmo (y Pau Víctor) ha habido retrasos producidos por “fuerza mayor”.
¿Y cuál es esa “fuerza mayor”?, se preguntará el lector sobrecogido. ¿Un fenómeno atmosférico de consecuencias devastadoras? ¿Una hecatombe informática que ha paralizado el sistema?
No exactamente, ya veis, sino una catástrofe tan imprevista como demoledora, a saber, que los días 25 y 26 de diciembre “son festivos en España” (mentira en lo relativo al 26, que lo es solo en Cataluña, pero ese es el menor de los problemas aquí), mientras el 24 y el 31 solo son laborables hasta las 14 horas. Por eso no ha llegado a tiempo el dinero procedente de Catar a lomos —imaginamos— de exhaustos camellos desérticos, y a ver quién es el guapo que manda sus naves a combatir contra semejantes elementos logísticos.
La presencia de esta causa de indudable “fuerza mayor” debe, cómo no, ampliar el plazo para esta gente, a semejanza de aquel día en que se retrasó el autobús y llegaron tarde a aquel partido en Pamplona. A ver si dejamos de ser centralistas y sociológicamente madridistas para entender ya de una vez por todas que aquí los partidos empiezan cuando se le pone en las narices al equipo cliente de Negreira, y que los plazos para lo que sea vencen cuando dicho equipo lo estima oportuno, máxime cuando se han cruzado por medio eventualidades tan impredecibles como el día de Navidad y el de año nuevo.
¿Os habéis reído, amigos? Pero hombres (y mujeres) de cántaro, ¡si la cosa no ha hecho más que empezar! Ved las justificaciones que da Laporta por parte de otro de sus medios de cabecera. Tened en cuenta antes de hacerlo que estamos más allá del terreno de lo imparodiable. Monty Python nunca habría podido concebir un sketch más delirante que el que estamos viviendo.
Ya lo veis. Hay que ampliar el plazo para la inscripción no solamente porque Navidad y Año Nuevo cayeron como sendas desgracias imprevistas sobre el planeta, sino también porque todo estaba ya presentado en tiempo y forma excepto el pequeño, ínfimo, insignificante detalle del pago. Los palcos VIP de un estadio que a día de hoy no existe ya habían sido vendidos por ene millones a unos señores con turbante muy amables, pero aún no se había producido el depósito del dinero. Existiendo los precedentes de la venta de Barça Studios, prácticamente a tocateja, y cuyos ingresos previstos entraron en caja en su integridad y virtualmente en tiempo real, hay que ser desconfiados para dudar de esta operación. Pero, ya que os ponéis así de pesados y franquistas, vamos a aportar pruebas del ingreso. Eso sí, faltaría más: las aportaremos cuando nuestras autodeterminadas gónadas así lo dictaminen, no en función de plazos aviesamente marcados en oscuras oficinas de la capital.
Sport, que ayer se mostraba crítico con el bueno de Jan, parece haber recapacitado. Menos mal. Hoy opta por preparar el terreno para la aclamación de Jan, el salvador. Hay que ir dejando caer que el logro de la inscripción es una hazaña poco menos que impensable, a fin de que el perfil del prohombre quede aún más realzado (es un decir) sobre el fondo rancio del odio mesetario. Sí, amics: “Laporta cree en el MILAGRO”.
“It’s a miracle we need”, que cantaba Freddie Mercury. “Superpowers always fighting, but Mona Lisa just keeps on smiling”. Tranquilos, culers. Laporta obrará el milagro que separará en dos el Mar Rojo y conducirá a nuestro pueblo sojuzgado a la Tierra Prometida, allá donde no habrá más normas que las que libérrimamente abracemos como pueblo, lejos del yugo opresor del Estado colonizador. Tranquilos. ¡Tened fe en el hombre que tanto y tan divinamente nos ha defendido de las acechanzas del pérfido Florentino, culpable en la sombra de este aciago sinvivir (junto a Francisco Franco y Carrero Blanco)!
Esa será (La Galerna anda últimamente en una onda profética que no se puede aguantar, pero ya veréis como acertamos), la última vuelta de tuerca del advenimiento de los nuevos tiempos: Laporta, el Joker, siendo venerado por las hordas blaugranas por haber obrado el milagro (sic) de la inscripción.
A la espera del cumplimiento de las escrituras, que son las recién transcritas, os dejamos con las portadas de As y Marca, que no se sabe si descontando dicho cumplimiento, o tan solo ventilando el tema con un mínimo apunte porque no saben qué demonios va a ocurrir, están ya en el partido de esta noche en Mestalla, donde esperamos que los de Ancelotti den un buen golpe a esta liga, también conocida en círculos venéreos de la piel de toro como el Coño de la Bernarda o el Castillo de Mete y Saca.
Pasad un buen día.