Revista MadridistaReal
·06 de outubro de 2024
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Kroos retornó anoche al Santiago Bernabéu por vez primera tras colgar las botas, y Fede Valverde, que idolatra al eterno ‘8’ blanco, le regaló un disparo colosal -muy típico del alemán- que valió para colocar el 1-0 en el marcador. Lo celebró con garra, a sabiendas de que si no se veía puerta pronto (corría el minuto 14), el runrún iría ‘in crescendo’.
Ese chut inapelable de Fede, desde fuera del área y con Baena como verdugo groguet al desviar la pelota, llenó los ojos de un Toni Kroos que disfrutaba, con sus hijos, del choque liguero a escasos metros de la portería donde el uruguayo ejecutó. Mejor obsequio, imposible.
Más allá del gol, Toni salió del feudo del Paseo de la Castellana con la emoción a flor de piel de haber vuelto a sentir el cariño de la afición blanca, esa que sigue añorando su perdida. Ya adentrada la segunda parte, las cámaras cazaron al alemán y recibió una ovación tremenda.
Si el Bernabéu se rindió a Kroos, el propio Valverde hizo lo mismo en zona mixta al ser preguntado por la leyenda del Real Madrid: «Para mí Toni significa mucho. Me ayudó como jugador, como persona, a integrarme en el vestuario… cada pregunta que hacía sobre mi familia siempre era bienvenida. No he hablado con él tras el partido, pero si que he visto las imágenes y la gran ovación de la gente».
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