San Lorenzo Web
·05 de novembro de 2024
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La relación entre el Papa Francisco y el Club Atlético San Lorenzo de Almagro va mucho más allá de una simple afición. Se trata de un vínculo profundo, forjado en la infancia y arraigado en la historia del club.
Jorge Bergoglio, el hombre que se convertiría en el Sumo Pontífice, nació en Buenos Aires en 1936. Creció inmerso en el fervor por el Ciclón, una pasión que heredó de su familia. Su padre, un apasionado del baloncesto, jugaba en el equipo del club. Las tardes de domingo eran una cita familiar en el Gasómetro de Avenida La Plata, el estadio de San Lorenzo.
En 1946, con solo 9 años, Bergoglio fue testigo de una de las campañas más memorables de San Lorenzo. Aquel equipo se coronó campeón con un juego avasallador que asombró a todos. Con figuras icónicas como René Pontoni, Armando Farro y Rinaldo Martino, San Lorenzo dejó una huella imborrable en el joven Bergoglio, quien hasta hoy recita la alineación de aquellos héroes de 1946.
La influencia de la Iglesia en San Lorenzo se remonta a los inicios del club. Fundado en 1908 por jóvenes del barrio de Almagro, San Lorenzo nació bajo la protección del sacerdote salesiano Lorenzo Massa. Preocupado por la seguridad de los chicos, Massa les ofreció el patio del Oratorio San Antonio para que jugaran, a cambio de que asistieran a misa los domingos. En agradecimiento, los jóvenes bautizaron al club con el nombre de San Lorenzo, en honor al santo y al sacerdote que los apoyó.
Años después, ya como Arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio mantuvo un estrecho vínculo con San Lorenzo. Oficiaba misas en la capilla del club cada 1 de abril, aniversario de su fundación, y en la Villa Olímpica, desde donde podía ver el Nuevo Gasómetro. Su pasión por el club era conocida y se manifestaba en gestos simples, como la emoción de celebrar misa con el estadio de fondo.
La elección de Bergoglio como Papa en 2013 desató una ola de fervor en la hinchada de San Lorenzo. El ‘efecto Francisco’ incrementó el número de socios del club, incluyendo figuras como el tenista Novak Djokovic. Este impulso ayudó a reducir la deuda del club y reavivó el sueño de volver a Boedo, el barrio de sus orígenes, del cual fue desplazado en los años 70.
Durante su pontificado, Francisco ha demostrado su amor por el Ciclón en varias ocasiones. Ha recibido camisetas del club en el Vaticano y ha bromeado sobre su influencia en el rendimiento del equipo. También recuerda con nostalgia al equipo campeón de 1946. En 2014, tras la conquista de la Copa Libertadores, una delegación de San Lorenzo viajó al Vaticano para entregarle una réplica del trofeo. Emocionado, el Papa declaró: “Ser de San Lorenzo es parte de mi identidad cultural”.
En 2024, la dirigencia de San Lorenzo visitó al Papa en su residencia de Santa Marta. Le pidieron su bendición para que el nuevo estadio, que se construirá en Boedo, lleve su nombre. Francisco, conmovido, aceptó la propuesta. El futuro estadio ‘Papa Francisco’ simbolizará el lazo inquebrantable entre el Sumo Pontífice y el club de sus amores. Será un lugar que unirá la fe, la pasión y la identidad de un barrio que sigue latiendo en el corazón del Papa.