Superlider
·15 de novembro de 2024
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Era el 2 de mayo de 1993, y el Manchester United estaba jugando contra el Sheffield Wednesday en Old Trafford. El equipo de Ferguson se encontraba en una intensa lucha por ganar la Premier League después de una larga sequía de títulos de liga, y ese partido podría marcar la diferencia. En el primer tiempo, el United estaba perdiendo 1-0, y el ambiente en el vestuario en el entretiempo era tenso.
Cuando los jugadores regresaron al vestuario después de los primeros 45 minutos, todos estaban esperando su charla habitual llena de estrategias y motivación. Pero, en lugar de empezar con palabras inspiradoras, Ferguson sorprendió a todos.
«¿Qué demonios están haciendo? ¡Esto es una vergüenza!», gritó sus primeras palabras. Con furia, tiró una caja de vestuario contra una pared, mientras la ira se desbordaba en sus palabras. Luego, como si estuviera buscando algo más impactante para romper la atmósfera, señaló un espacio vacío en el vestuario y dijo:
«Quiero que me escuchen bien, porque si no van a salir a ganar este partido, me voy a meter a la ducha… y no saldré hasta que el partido termine».
Los jugadores, confundidos y sorprendidos, miraron entre sí. Ferguson, entonces, hizo lo que pocos entrenadores se atreverían a hacer: se quitó la chaqueta y empezó a desabrocharse la camisa, con la intención de meterse en la ducha del vestuario de inmediato. El mensaje era claro: ¡No iba a perder ni un minuto más de su vida en ver cómo su equipo perdía una oportunidad tan importante!
La escena fue tan impactante y graciosa que los jugadores comenzaron a reírse nerviosamente. Pero también entendieron el mensaje. Era un desafío, una provocación en toda regla para que se sintieran avergonzados por no estar jugando a su nivel.
El resultado: El Manchester United salió al segundo tiempo con una actitud completamente diferente. En los últimos 20 minutos, el equipo remontó el marcador y ganó 2-1. La victoria no solo les permitió acercarse más al título, sino que les dio un impulso emocional para seguir luchando por la Premier League. Ferguson, al final del partido, volvió a su lugar en el banquillo, satisfecho con el resultado. No obstante, siempre recordó esa anécdota como un momento crucial, cuando la psicología y la capacidad de entender lo que necesitaban sus jugadores se convirtió en clave para la remontada.
Ese año, el Manchester United finalmente ganó la Premier League, y Ferguson pasó a ser considerado uno de los mejores motivadores y estrategas de todos los tiempos. La famosa «ducha fría» se convirtió en una de las historias más conocidas de su carrera