
La Galerna
·01 de junho de 2025
Entrenadores del Real Madrid (VII): Fernández

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Enrique Fernández solo permaneció un año a medio al frente del Real Madrid como técnico. Sin embargo, su periplo fue importante y exitoso porque cumplió las expectativas y devolvió a los blancos a la senda del triunfo en la Liga. El cuadro madridista, en la temporada en la que llegó Alfredo di Stéfano y Paco Gento, volvió a conquistar la competición doméstica después de 21 años de sequía. El uruguayo, así, hizo historia en la entidad merengue después de haber sido jugador del Barça antes de la Guerra Civil y entrenador de los culés a finales de los años 40, con los que levantó otros dos trofeos ligueros.
Enrique Fernández
Nacido en la capital uruguaya Montevideo el 10 de junio de 1912, primero fue futbolista, llegando a jugar en tres países distintos: Uruguay, Argentina y España. Fue una figura de Nacional de Montevideo en el que estuvo en tres etapas distintas. También probó en la liga argentina en las filas de Club Atlético Talleres e Independiente, y más tarde cruzó el charco para militar en el F.C. Barcelona entre 1935 y 1936. Se tuvo que retirar prematuramente poco después a los 24 años por una lesión de menisco tras una operación que no salió bien. Fernández era un interior izquierda elegante e inteligente en su juego, eficaz y matemático en el pase, con infinidad de recursos técnicos y excelente en la gambeta. Le apodaron ‘El rey de la bicicleta’ porque era un artista ejecutando este regate, llegando a alcanzar un importante grado de perfección.
Fernández en Nacional
Su dilatada carrera como técnico comenzó en Nacional en 1946. Apenas un año después cogió las riendas del Barça, dejando un gran sabor de boca en forma de títulos nacionales para los azulgranas. Luego, regresó al conjunto de su vida en Uruguay, entrenó un año a Rampla Juniors y en 1953 el Real Madrid pensó en él para sustituir a Ipiña avalado por los trofeos en la Ciudad Condal. El equipo blanco venía de una etapa complicada y hacía seis años que no conseguía un título importante. Habían pasado como técnicos el inglés Mr. Keeping, al que se le dio mucha confianza, pero no logró éxitos; después su compatriota Scarone, que únicamente estuvo temporada y media; y el mítico capitán Ipiña, que después de dos años en el Real Valladolid se puso al frente de los madridistas y tras un curso cambió de puesto en el organigrama del club pasando a ser el secretario técnico.
La contratación de Fernández se terminó de cerrar a mediados del mes de junio de 1953. En el diario Marca se informaba que su contrato tendría dos años de duración y se le esperaba unas semanas más tarde en Madrid para la firma. El charrúa iba a tener un salario de 225.000 pesetas por temporada, más 100.000 si el equipo queda campeón de Liga, y 50.000 si se proclama campeón de Copa. Aparte el sueldo y las primas, como los jugadores. Fernández se encargaría de hacer el equipo y preparar a los jugadores, contando a su lado como preparador físico con el andaluz José Villalonga.
Fernández con Villalonga
El día 28 de julio llegó a Barcelona procedente de Montevideo en el transatlántico francés Bretagne. Allí fue recibido por el secretario técnico Ipiña y los futbolistas catalanes del Real Madrid Joaquín Navarro y Joaquín Oliva. Al día siguiente se desplazó a Madrid para tomar posesión de su cargo. Su primera decisión, consensuada con Ipiña, fue que los entrenamientos se iniciarían el 6 de agosto. En el hotel en el que se alojaba dio una entrevista para Marca. En sus primeras declaraciones, confirmó que “ni era ni dejaba de ser partidario de la táctica WM. Yo no fui un opositor, puesto que la ensayé en el Barcelona. Sin ser invulnerable, me parece buena, porque todas las tácticas lo son si se adaptan a los jugadores o estos se adaptan a ellas. En Uruguay se usa una WM desfigurada, muy elástica, pero en mi país resulta difícil aplicarla en su forma rígida ya que no se cuenta con elementos indicados que reúnan las condiciones precisas de mentalidad, aptitud física etc. El sistema que se juega en Uruguay se llama ‘escuela clásica’. Yo no tengo en mi cartilla de trabajo ningún sistema especial. Antes he de conocer las características de los jugadores y la tendencia del juego conjunto. Haré lo que mejor convenga y sea más práctico”. Las dudas sobre si no iba a poner en práctica la WM no gustaron demasiado en ese instante en distintos sectores del madridismo. Además, comentó que venía “al Madrid con mucha ilusión. Soy el optimista número 1 y estoy muy contento con poder preparar al Real Madrid, ya que este club es una verdadera institución internacional que prestigia a un entrenador como este puede prestigiar al equipo. Tengo referencias de los veteranos y me han dado excelentes impresiones de los jóvenes. Aspiro a que podamos ser campeones de Liga”.
Entrevista Marca a Enrique Fernández
También habló para el Semanario Gráfico de los deportes de MARCA, donde le preguntaron sobre Molowny y la rumorología de posibles fichajes. Referente al canario, que venía jugando de extremo, el charrúa respondió que le extrañó mucho “porque el recuerdo que yo tengo de Molowny es el de un jugador muy rápido, filtrante, con magníficas culiades de driblador. En suma, uno de los mejores interiores que yo he visto”. Mientras que en el tema de refuerzos sobre si prefería a di Stéfano o Walter Gómez contestó que “es cuestión de tirar a cara o cruz. Y lo que saliese saldría estupendo”, aunque dudaba que River “se desprenda de Walter Gómez, que está considerado hoy como el mejor delantero que pisa los campos argentinos. Claro que esto no quiere decir que el Madrid no sea capaz de traerlo…”.
Fernández en el banquillo junto al masajista Benedicto
En cuanto a la composición de la plantilla la salida más importante fue la del delantero centro gallego Pahiño, que fichó por el Deportivo de la Coruña. Otras bajas fueron las de Olmedo, Adauto y Gausí al Celta y la del defensa francés Hon. A los fichajes claves de di Stéfano y Gento, se unieron los de Pazos y Adolfo Atienza desde el Celta, Pérez Payá, procedente del Atlético de Madrid, Becerril del Málaga y los uruguayos Britos y Rodríguez. Otra incorporación importante para los últimos meses de la temporada fue la del joven Enrique Mateos desde el Plus Ultra, equipo afiliado a los blancos.
Plantilla Real Madrid 1953-54
En un estadio de Chamartín en pleno crecimiento por las obras, un total de 24 futbolistas se dieron cita para el primer entrenamiento del curso. A medida que fueron llegando les esperaba Villalonga para efectuar su pesaje en la báscula y anotar el peso de cada uno. Antes de saltar al campo, Félix Fernández, representante de la directiva, Ipiña y Enrique Fernández dirigieron unas palabras a los jugadores, haciéndoles ver la responsabilidad de defender el escudo del Madrid y que debían ser profesionales teniendo una vida ordenada y con disciplina. Luego saltaron al césped mientras Peris se encargaba de llevar los balones. La primera toma de contacto de la campaña consistió en algo de gimnasia de la mano de Villalonga y un poco de balón. Faltaron varios jugadores: Zárraga, por una lesión en el tobillo, Navarro, al que se le dio una semana más de descanso, mientras que Muñoz estaba pendiente del trámite federativo.
Primer entrenamiento con Fernández
El primer partido fue un amistoso contra la RSD Alcalá en el Municipal de El Val que se resolvió con una clara victoria madridista. Fue un choque en el que Fernández dio oportunidad a los menos habituales. La primera gran piedra de toque llegó con la disputa del Trofeo Teresa Herrera el 6 de septiembre, una semana antes de que se diera el pistoletazo de salida a la Liga. En Coruña se enfrentaron a un Toulouse reforzado con jugadores de otros clubes franceses. Ni con esas incorporaciones fueron rivales de los merengues, que dieron una auténtica exhibición venciendo por 8-1 con cuatro goles de Roque Olsen. La idea de juego de Fernández empezaba a dar sus frutos y acallaba a los críticos que levantaron la voz con su llegada y sus declaraciones sobre su librillo táctico.
Trofeo Teresa Herrera
En la pretemporada, el técnico charrúa todavía no pudo contar ni con Gento ni con di Stéfano. El cántabro, incluso, se enfrentó a los blancos con el Racing en un amistoso en El Sardinero a finales de agosto. El extremo izquierdo fichó el 10 del mes de septiembre y Alfredo di Stéfano se retrasó unos días más para debutar contra el Nancy el 23. Con ellos dos, Fernández ya pudo ensamblar su equipo tipo a partir de la jornada 3 liguera, en la que ambos saltaron por primera vez juntos para un partido oficial. Los madridistas habían comenzado con buen pie en la liga derrotando en el debut a CA Osasuna y la semana siguiente al Atlético de Bilbao en San Mamés.
Di Stéfano, en su primer día, junto a Fernández
Fernández optó por utilizar una WM más flexible y modificable, los resultados le dieron la razón y disipó la polémica y las dudas generadas. En defensa, tres zagueros, en la media, dos centrocampistas con equilibrio, y arriba, los cinco delanteros habituales. El uruguayo construyó un equipo armónico, equilibrado, con una conjunción perfecta en todas sus líneas. El hombre clave y por el que giraba todo era Alfredo di Stéfano. Fue la referencia para sus compañeros, el hombre que apoyaba todas las acciones y que se movía con libertad por todo el campo. Además, los interiores tenían una doble tarea, enlazar con los delanteros y apoyar también a los medios atrás. El equipo se hizo sólido en defensa y contundente en ataque. En la portería rotaron Juanito Alonso y Pazos; en la defensa los tres más habituales fueron ‘Fifo’ Navarro, Oliva y Lesmes; el dúo consolidado en la media lo formaron Muñoz y Zárraga; mientras que el ataque lo integraron Joseíto, Olsen, Di Stéfano, Molowny y Gento.
Fernández entrenando
Fernández observa un entrenamiento
El cuadro blanco caminó con gran solidez en la primera vuelta de la Liga. Se dejó una derrota en Sevilla, pero la semana siguiente se desquitaron. En un partido entre dos aspirantes al título, el Real Madrid presentó su potente candidatura goleando al Barça por 5-0 en un “primer tiempo de antología”, según describió el Semanario Gráfico de los Deportes de Marca. Fue la primera gran actuación de Alfredo di Stéfano con la zamarra merengue, marcando tres goles. Fernández declaró que había sido “el mejor partido de la temporada” y que “ya dije que el equipo superaría hoy todas las actuaciones tenidas hasta ahora. A través de la vida de concentración observé que la moral era muy alta, y estaba convencido de que esta tarde saldrían todos a hacer un gran fútbol”. Para concluir, sobre di Stéfano afirmó que “ha sido el jugador que todos ansiaban ver”. Los aficionados madridistas redondearon una semana de ensueño cuando el primer día de noviembre disfrutaron derrotando en su feudo al eterno rival capitalino en el Metropolitano. Un duelo polémico en el que se señalaron tres penaltis y hubo tres goles anulados.
5-0 al Barcelona
Enrique Fernández había dado con la tecla y el equipo era eficaz, ambicioso y enérgico. El charrúa, como describió años después el portero Juanito Alonso, era “un hombre que sabía mucho, pero con un carácter un tanto extraño”. Antes de Navidad, el Real Madrid sufrió un severo correctivo en un amistoso que no tuvo efectos colaterales en la Liga. Los blancos concertaron un partido con Independiente de Avellaneda, que acababa de finalizar en cuarta posición de la Primera división de su país. Los argentinos contaban con una delantera extraordinaria formada por Michelli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz, que aquella tarde fue imparable. El Rojo avasalló a los madridistas por 0-6. El entrenador uruguayo comentó después del choque sobre Independiente que “juegan un fútbol muy bueno. Es gente muy rápida, poseen gran dominio del balón y van al choque. No rehúyen para nada el encontronazo con la defensa, aun teniendo que arriesgar”.
Real Madrid-Independiente
Campeón invernal, el Barça apretó en la segunda vuelta y recortó distancias en la clasificación cuando los blancos estuvieron tres jornadas sin vencer con una inesperada derrota en casa contra el Atlético de Bilbao. El punto crítico llegó con la visita a Les Corts, donde los azulgranas devolvieron la goleada encajada en Chamartín y ganaron por 5-1. Fernández, en vestuarios, intentando capear el temporal manifestó: “Ha sido una gran batalla, y cada cual esgrimió sus armas. Dominó más el Barcelona y mereció ganar, pero no por cuatro tantos de desnivel. Un 3-1 posiblemente hubiera sido más justo. Cuestión de oportunismo, de suerte y de algunas cosillas más”. En el sprint final, Di Stéfano tiró del equipo, haciendo del coliseo merengue un fortín en el que fueron derrotados el Atlético de Madrid, Jaén, Real Gijón y Valencia. Precisamente ante los che, en la penúltima jornada, entonaron el alirón. Fernández hizo balance del curso en el Semanario Gráfico de Marca: “A pesar de ser un entrenador de suerte, por haber conquistado bastantes títulos con los equipos que tuve a mi cargo, este momento de emoción que acabo de vivir me ha impresionado como nunca”. Además, destacó a Di Stéfano como el jugador más regular: “Ha sido un elemento muy eficaz en todos los partidos, lo que igualmente reconocen todos sus compañeros de equipo. Es un jugador extraordinario y un formidable camarada”.
Fernández Abrazado a Di Stéfano
Fernández, aupado, campeón de Liga
El Real Madrid rompía así la sequía liguera, sumaba el tercer título de su palmarés y conseguía el primer trofeo tras la Guerra Civil. Di Stéfano fue el máximo goleador con 29 dianas y avisaba de todo lo que estaba por venir. Las manifestaciones de alegría de los madridistas se produjeron por toda la ciudad, con vivas a los jugadores y el sonido de los cláxones en los coches.
La resaca de la Liga y la prohibición de extranjeros (Di Stéfano y Roque Olsen) tuvo consecuencias en la Copa, que se disputaba después de la competición doméstica. Los blancos doblegaron al Alavés en la primera ronda, pero ya en la segunda tuvieron problemas para eliminar al Racing de Santander. Una derrota en la ciudad cántabra por 3-1 obligó a una estupenda remontada en la vuelta por 3-0. En semifinales esperaba el Barça, que quería quitarse la espina liguera. Antes, los madridistas se midieron en un amistoso con la campeona del mundo Uruguay en Chamartín. En la ida de semis contra los culés, los pupilos de Fernández vencieron por la mínima en Chamartín, lo que no fue suficiente para la vuelta, al caer por 3-1 en el feudo culé y quedar eliminados. El uruguayo declaró que “no hemos tenido suerte, porque hemos jugado mucho más que en Chamartín. Al Barça le he visto francamente bien. Y nosotros también hemos dado una buena réplica, sin asomo de fortuna, desde luego, pero en la forma que se la debíamos dar. Han dominado un poco más, pero ante la puerta no han sido muy peligrosos. Yo creo que un tercer partido de desempate hubiera sido lo justo”. El último acto del curso fue un amistoso contra el Atlético de Bilbao para celebrar con todos los honores la finalización de las obras del estadio.
Fernández en la celebración por la Liga
Fernández junto al trofeo de Liga
La campaña siguiente de 1954-55, el uruguayo la comenzó en el banquillo, pero no la concluyó. Santiago Bernabéu consigue otra gran contratación en la figura de Héctor Rial. No se podían fichar extranjeros por ley, pero sí hijos de españoles, y el de Pergamino, pese a ser natural de Argentina, cumplía con la norma. También llegan Marquitos y Ángel Atienza, y volvió Mario Durán tras su cesión en el Hércules. En el capítulo de bajas se marcharon Pazos, Gabriel Alonso o el charrúa Rodríguez. La vuelta a los entrenamientos se produjo el 10 de agosto de 1954. Los doctores Contreras, Iglesias y Pruden realizaron los rutinarios reconocimientos médicos y el pesaje. Fernández se mostró “muy contento de cómo se han preparado físicamente los chicos. Han atendido perfectamente el plan que les trazó a cada uno para que lo observaran tanto en los entrenamientos como en las comidas en estas vacaciones”.
Fernández en el vestuario
Tras una pretemporada con solo dos amistosos de preparación, el equipo blanco tuvo un inicio de Liga vacilante. Por unos meses dejó de ser el conjunto serio y rocoso del año anterior, pese a que se mantuvo en los primeros puestos de la tabla pegado al Atlético de Bilbao y el F.C. Barcelona. En la jornada 11, tras una magnífica victoria ante los culés en casa por 3-0, alcanzó el liderato en solitario. Sin embargo, Fernández estaba a punto de caer. El cuadro madridista viajó a Lisboa el 8 de diciembre de 1954 para el 50 aniversario de la fundación del Benfica en un encuentro celebrado en el recién inaugurado estadio Da Luz apenas unos días antes. Con más de 35.000 personas en las gradas y la asistencia de varios importantes cargos, los merengues ganaron con tantos de Rial y Di Stéfano. Pero tras el choque la tormenta estalló. El secretario técnico Ipiña afirmó, en su paso por Portugal, que él era el entrenador madridista, algo que no sentó nada bien al uruguayo. Fernández, según publicó Marca, se dirigió a la directiva exponiendo una queja, quiso aclarar que “el técnico del Madrid soy yo” y mandó un importante recado a Ipiña: “El señor Ipiña ha pasado por tal en Lisboa, mientras yo era como un cero a la izquierda. Esta actitud es evidente que lesiona mi prestigio profesional. Y lo lamentable que es que el cargo que desempeña el señor Ipiña no tiene nada que ver con el mío”.
Fernández con Ipiña
Fernández, entrevistado
La respuesta de la directiva fue suspender provisionalmente en sus funciones a Fernández. El presidente Bernabéu justificó que “era obligada la decisión; sus declaraciones significan un acto de indisciplina”. Villalonga dirigió de forma provisional al equipo en el derbi del fin de semana contra el Atlético de Madrid, que se resolvió con victoria blanca por la mínima. Dos días después, el técnico charrúa con el Real Madrid liderando la Liga, dejaba de ser entrenador de los blancos tras llegar ambas partes a una rescisión de mutuo acuerdo. Marca localizó a Fernández por la noche en el frontón Recoletos, declaró que fue citado por el club y “conversé con los señores Arjona y Bustamante, delegados del Madrid para esta cuestión. Y rápidamente llegamos a un acuerdo para rescindir mi contrato como entrenador, que había suscrito hasta final de temporada. He dejado de ser entrenador amigablemente. Ahora me propongo regresar a mi país y descansar por un año, por lo menos”. Además, se quiso despedir de la afición: “Aprovecho esta oportunidad y quiero dirigir un saludo a toda la afición madrileña, especialmente a los madridistas, y agradecer a todos, y muy particularmente a la prensa, la serie de atenciones que han tenido para conmigo. Y diga que me marcho con la tranquilidad de haber sabido cumplir con mi deber durante el tiempo que he estado entrenando al Madrid”.
Años más tarde, en una entrevista en su país, repasó así su bagaje en la casa blanca: “El Real Madrid me ofreció la dirección técnica y volví a España. Hacía 21 años que el Madrid no ganaba el Campeonato de Liga y era la gran época del Barcelona, que tenía a Kubala. Pero el Madrid había fichado a Di Stéfano. Me preocupé fundamentalmente de que el plantel adquiriese confianza en sí mismo, expliqué que Di Stéfano iba a gravitar del mismo modo que Kubala en el Barcelona. En fin, intenté fortificar la moral de los jugadores. Lo conseguí. Fuimos campeones en las temporadas 53-54 y 54-55. En la del 54-55 ya jugaba Héctor Rial, y poco después de haberme alejado del club, ingresaron Santamaría, Kopa y Puskas”.
Fernández
Su trayectoria prosiguió por el Colo Colo y después volvió a Europa para entrenar al Sporting Clube de Portugal y el Real Betis. En dos ocasiones dirigió a la selección uruguaya, retornó a Chile para coger las riendas un año de Palestino y tuvo experiencias en distintos equipos argentinos: Gimnasia La Plata, River Plate, Independiente y Cerro.
Falleció a los 73 años, en Montevideo, el 6 de octubre de 1985.
Fotografías: archivo de Alberto Cosín
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