
La Galerna
·01 de abril de 2025
De esperma y aluminosis

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·01 de abril de 2025
Buenos días, amigos. ¿Qué preferís que os contemos primero? ¿Las cosas que salen en las portadas o las que importan?
Estamos bromeando. O no. En las primeras planas de hoy salen algunas cosas que importan, qué duda cabe, pero desde luego se quedan fuera algunas otras que se nos antojan esenciales. Nos pasa mucho, cada vez más. Es lo que sucede cuando tus mañanas consisten en comentar lo que proclaman quienes quieren que nos olvidemos de cosas que sin embargo están ahí.
Las noticias son como espermatozoides. Solo algunas elegidas llegan a la portada, que es el óvulo, mientras la inmensa mayoría se quedan a las puertas de la imprenta, chocando patéticamente contra la fachada meneando el rabo y agitándose nerviosamente, muriendo de frustración, un poco como el antimadridismo cuando el Madrid se clasifica para cuartos de Champions porque el Atleti ha tirado un penalti dando dos toques al balón.
Precisamente trata del Atleti la primera de las noticias que hoy rescatamos aunque no salga en ninguna primera plana. Todo espermatozoide, incluso el que no llega a fecundar, merece sus cinco minutos de fama warholiana, y si no se lo brinda La Galerna ya nos diréis qué otra instancia hará esta obra de caridad. Había un grupo de la Movida que se llamaba El Enanito Copulador y sus Espermatozoides Descontrolados. Esto no tiene nada que ver pero acabamos de acordarnos.
Francamente, no entendemos que el espermatozoide que es esta noticia no se haya zambullido con todos los honores en el interior del ovuló portadil. Supone un golpe de timón sin precedentes en la era cholista. ¿Qué nivel de desesperación no habrá alcanzado el eximio entrenador del Atlético de Madrid como para plantearse jugar al fútbol? Es más, no solo se lo plantea. ¡Lo propone! ¡Jugar al fútbol! A grandes males, grandes remedios. Ahí, viviendo la vida peligrosamente, dando un paseo por el lado salvaje de la existencia, un poco como Lou Reed pero en San Blas en lugar de New York. El de San Blas es un esperma de tan buena calidad como cualquiera para hacerse acreedor a superar el umbral del óvulo de la Champions, pero los caminos del éxito son veleidosos y por lo que sea suele quedarse casi siempre lejos, o a veces a las puertas, golpeando improductivamente contra la pared o contra el palo, tanto da.
La otra noticia que hoy seleccionamos de entre las que no llegan a la portada-óvulo (¿al portadóvulo?) tiene que ver con el club cliente de Negreira y es dramática. Resulta que dicho club está llevando a cabo unas obras que están dejando su estadio prácticamente listo para volver a ser derribado si no se pretende que se derribe solo al poco tiempo y con decenas de miles de personas dentro. “En diez años hay que derribar”, le ha dicho así de sopetón la constructora a Laporta. Estos turcos no tienen empatía ni delicadeza. Estas cosas no se plantean de modo tan crudo. En lugar de hablar de “aluminosis en primera y segunda grada”, y de “127 patologías” del Camp Nou, le podían haber soltado la noticia con indirectas. Si las expones con esa crudeza, estás obligando a las portadas de la prensa (al menos de la que informa primordialmente de este club) a hacerse eco del tema, tal y como sucede hoy.
Ah, no. Que por lo que sea no. Hemos buscado por todas partes y no encontramos nada de esto ni en Sport ni en Mundo Deportivo. Este esperma no es que no haya llegado a destino. Es que se ha quedado en un kleenex furtivamente arrojado a la papelera de la redacción de Sport, de Mundo Deportivo y de los cuerpos técnicos de ambos equipos, por parafrasear a Mourinho aconsejando a Özil.
El tercer espermatozoide del día sí que alcanza una de las portadas, pero apenas en un faldoncillo de extrema discreción. Se trata de lo siguiente, también relativo al club cliente de Negreira y oportunamente desmentido por Toni Freixa, lo que confirma el extremo.
Ya veis, amigos. Quién lo habría esperado. Parece que el nuevo auditor del club cliente de Negreira —el que aún no ha dimitido pero debe estar a punto— tiene sus dudas sobre los presuntos 100 millones de la presunta operación (que ha permitido inscribir a sus jugadores) de los presuntos palcos del estadio que se cae a trozos, lo que condiciona los fichajes del año próximo. A nosotros nos parece que debería condicionar los de este de manera retroactiva, pero qué sabremos nosotros de los intereses de España. Estamos tan sorprendidos como vosotros. Que un negocio de palcos de un estadio que debe derrumbarse dentro de diez años, según acabe su renovación, no valga realmente 100 millones de euros, nos parece absolutamente incomprensible.
Ya decimos que As sí consigna el asunto en portada, sobre todo porque es noticia suya. Allá abajo, a la izquierda, vedlo.
En el fondo no es para tanto. Nosotros estamos remodelando la oficina de La Galerna y, a pesar de que ya nos han advertido de que el edificio amenaza ruina mientras trabajan los obreros, ya hemos vendido por otros cien milloncejos el pupitre donde Fred Gwynne elucubra sus ocurrencias tácticas de AIC (Analista Internacional Calvo). Nos los va a pagar un jeque de Omán (cuidado, no de Onán a pesar de la temática seminal de este portanálisis) por una cifra cercana a la referida, centenar de millón arriba o abajo, y con la promesa de ese negocio hemos logrado inscribir a Alberto Cosín y Luis Montero Manglano.
Como habéis visto, As habla mayormente del partido de Copa que esta noche (21:30) juegan los nuestros ante la Real, con un ojo y medio pie puesto en la final de Copa. También lo hace Marca, como veréis a continuación. El rotativo dirigido por Gallardo es hoy un óvulo que se muestra impermeable a cuantos espermatozoides (aluminosis, timos de palco, etcétera) le rondan. Es un óvulo, no nos engañemos, al que Javier Tebas ha provisto del más infalible de los cinturones de castidad.
Con Marca os dejamos. Pasad un buen día.