Dosis Futbolera
·05 de julho de 2025
Correa pone rumbo a Tigres: adiós a una leyenda silenciosa

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·05 de julho de 2025
Pasará reconocimiento médico y firmará por cinco temporadas. El Atlético ingresa 10 millones y pierde a su revulsivo más fiable.
Ahora sí, no hay marcha atrás. Ángel Correa dejará de ser jugador del Atlético de Madrid en las próximas horas. El delantero argentino está citado para pasar la revisión médica con los Tigres de México, paso previo a la firma de un contrato de cinco temporadas que le convertirá en uno de los jugadores mejor pagados del conjunto de Nuevo León. A cambio, el club rojiblanco recibirá unos 10 millones de euros por su traspaso.
El desenlace pone fin a una etapa que ya había dado señales de agotamiento. Correa lo tenía claro desde hace tiempo: quería sentirse importante y recuperar el protagonismo perdido. Ni siquiera los constantes intentos de Diego Pablo Simeone, que trató de convencerle hasta el último momento, lograron frenar su decisión.
Uno de los motivos de peso ha sido su inquietud por la lista del próximo Mundial, probablemente el último de su carrera. La posibilidad de quedar fuera de los planes de Lionel Scaloni, unida a su papel secundario en el Atlético, le empujaron definitivamente a aceptar la propuesta mexicana.
Se marcha un futbolista único, cuya dimensión solo se entenderá del todo con el paso del tiempo. Correa no fue nunca indiscutible, pero fue siempre indispensable. Sus números lo avalan: 472 partidos como rojiblanco —quinto jugador con más encuentros en la historia del club— y un sinfín de actuaciones decisivas desde el banquillo. Un suplente de oro, que cambió partidos y temporadas sin levantar la voz.
Su despedida, improvisada en el último partido de Liga ante el Betis, generó cierta tensión en el club, que no había oficializado entonces su salida. El desmentido posterior solo retrasó lo inevitable. El acuerdo estaba prácticamente cerrado, y su participación en los tres partidos de Argentina en el Mundial de Estados Unidos solo confirmó que aún tenía cuerda para seguir compitiendo al más alto nivel.
Ahora, el Atlético se enfrenta a un vacío difícil de llenar. Encontrar un jugador que acepte el rol de revulsivo y que lo ejecute con ese nivel de eficacia es casi imposible. Correa deja un hueco que no se mide solo en goles o asistencias, sino en momentos clave, en soluciones cuando nadie más las encontraba. Su marcha es una pérdida silenciosa… hasta que se note en el campo.
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