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·25 de agosto de 2025
Clásico chileno en Macul: más que tres puntos en juego

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El domingo 31 de agosto en el Estadio Monumental David Arellano va a estar que arde. Colo-Colo y Universidad de Chile se cruzan en la fecha 22 de la Liga de Primera Itaú 2025, en un partido que no solo dará puntos, sino también orgullo y territorio. Colo-Colo llega como vigente campeón, mientras que la U ha sido el equipo más sólido del torneo, con un total de 35 puntos tras 18 partidos disputados.
Es la primera vez que se verán las caras desde aquel polémico duelo del pasado julio en Ñuñoa. Ese día Charles Aránguiz se llevó todos los titulares con dos goles de penal (minutos 33 y 56), mientras que Claudio Aquino descontó para el Cacique, también desde los once metros, al 39’.
Ya lo vimos, desde el pitazo inicial, el ritmo fue bastante intenso. La U presionó desde el primer momento y logró dos penales tras faltas en el área: el primero de ellos provocado por un cobro de Vegas sobre Hormazábal, que resultó muy claro para el árbitro, Piero Maza. En ambos, Aránguiz consiguió marcar con temple. En la segunda mitad se sintió un mano a mano donde la U supo leer mejor el desgaste, defendiéndose en bloque, saliendo rápido al contragolpe y manteniendo la ventaja.
Con el partido ya a la vuelta de la esquina, la pregunta es inevitable: ¿qué podemos esperar esta vez? Los expertos especializados en apuestas deportivas de Time2play nos dan más de una pista: Colo-Colo suma más victorias en el historial, pero la U le ha cogido terreno en los últimos años y sabe golpear justo en los momentos decisivos.
No nos queda ninguna duda que el equipo de Gustavo Álvarez tiene experiencia en aprovechar cualquier error y aguantar la presión hasta el último minuto. Y no podemos esperar otra actitud para la ocasión, recordemos que este clásico representa más que un punto para los chunchos, sino la oportunidad para reafirmarse como alternativa real al título. El liderato está a pocos metros y mantener la solidez frente a un rival histórico puede darle el impulso definitivo.
Los de Jorge Almirón por su parte tienen doble reto. En lo que va de campeonato, han mostrado una clara irregularidad como local, con solo cinco victorias de nueve partidos disputados en el Monumental. Por lo tanto, deben tanto recuperar terreno en la tabla como demostrar que aún cuentan con estructura, intensidad y carácter, algo que la afición está empezando a temer que se haya perdido. Así, después de ese inicio, esta oportunidad llega en un momento clave para revertir la historia.
Y el contexto no podría ser más desafiante. La U arrastra una racha que duele: desde 2013 no gana en el Monumental. Estamos hablando de más de una década sin celebrar en ese estadio y más de 25 partidos oficiales sin romper la maldición que les ha caído encima. Para el plantel actual, es un reto de carácter puro y duro.
Saber, sabemos poco, pero lo que sí tenemos claro es que será un partido intenso. La U llega con un juego que apuesta fuerte al mediocampo y a la verticalidad. Colo-Colo, en cambio, intenta reencontrarse con su versión más ofensiva, aunque también tendrá que lidiar con varias bajas importantes y apoyarse en juveniles.
A nivel táctico, Gustavo Álvarez ha mantenido un esquema 4-2-3-1 con alta presión en campo rival, apoyado por una defensa que ha recibido apenas 13 goles en 18 fechas. Almirón, en cambio, ha rotado más su dibujo táctico, alternando entre 4-3-3 y 4-4-2, pero sin encontrar aún un once fijo. Además, los de Alvárez ya saben lo que es ganar un clásico en Ñuñoa, mientras que Colo-Colo buscará lavar la afrenta y hacerlo ante su gente, lejos del Nacional, reafirmando su narrativa como dominador local, ese al que cuesta ganarle en su estadio.
Un clásico nunca habla solo de fútbol. Es un espejo del corazón social del país y el próximo 31 de agosto, a las 21.00 horas, Colo-Colo y Universidad de Chile no acuden únicamente por tres puntos: van por orgullo e identidad, por narrativas que se escriben en el verde y en tribunas. Es el momento donde se convierte un plantel en símbolo y donde un recuerdo se vuelve parte del alma colectiva. Por el momento, tendremos que esperar a ver qué pasa y si las previsiones aciertan o el marcador nos acaba sorprendiendo.