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La Galerna

·7 febbraio 2025

Un derbi, dos primos y una carrera truncada

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En las actuales plantillas de Real Madrid y Atlético de Madrid se encuentran Fran García y Koke, respectivamente. Son familia, aunque lejana, pero de pequeño el jugador madridista sí tuvo más contacto con varios parientes de Koke. La conexión son las abuelas de los jugadores, primas segundas entre sí. A mediados de los años 30, mientras Fernando Sañudo García militaba en el Madrid FC, en el cuadro rojiblanco lo hacía su primo hermano Pedro Mendaro Sañudo. En un derbi de 1935 la fatalidad les unió de manera desgraciada y terrible.

Los dos jugadores eran originarios de Torrelavega. Mendaro nació el 18 de febrero de 1909 y Sañudo el 23 de enero de 1912. En la Real Gimnástica de Torrelavega, a finales de los años 20, no coincidieron por escasos meses al estar Mendaro en el primer equipo y Sañudo en los juveniles. Luego, la carrera llevó a Mendaro por el Racing de Santander antes de fichar por el Athletic de Madrid en 1932. Por su parte, Sañudo vistió la camiseta del Portugalete, Alavés y el Valladolid hasta que firmó por el conjunto madridista en 1934. Pedro Mendaro fue un defensa izquierdo con personalidad, mando, decisión y arrojo en sus intervenciones en la zaga; mientras que Sañudo era un delantero trabajador, inteligente, con clase, potente en sus arrancadas, veloz conduciendo la pelota, ducho con el cuero controlado y de enorme oportunismo dentro del área. Gracias a su eficacia goleadora se ganó el apodo de ‘Pies de oro’.


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En la jornada 14 de la Liga 1934-35, el equipo madridista dirigido por Paco Bru visitó el Stadium Metropolitano para enfrentarse al Athletic de Madrid de Mr. Pentland. Los blancos, segundos en la tabla, trataban de dar caza al líder, el Betis, que los aventajaba en tres puntos. Por su parte, los rojiblancos navegaban por mitad de la clasificación y buscaban conseguir más puntos de distancia con los dos equipos que marcaban el descenso a Segunda división.

Poco antes de la media hora de encuentro, cuando los locales vencían por la mínima con un tanto de Chacho, los primos Mendaro y Sañudo protagonizaron en el césped un fuerte encontronazo. Así lo contó La Voz: “Sañudo, a todo gas, va hacia Pacheco. Choca con Mendaro, y caen los dos al suelo. El defensa es retirado a la enfermería, apreciándose la fractura doble de tibia y peroné. Sañudo también se va del campo lesionado, pero por su pie, y a los pocos minutos reaparece”. El periodista A. Cruz y Martín incidió en su crónica que Sañudo “sufrió dos daños: el físico y el moral. Porque su cuerpo quedó quebrantadísimo y en su espíritu se abrió también una herida, ya que se sintió causante de la grave lesión que parece Mendaro, el cual es primo carnal suyo”.

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Mendaro sale lesionado

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En el diario La Nación se informó que Mendaro “fue trasladado desde el campo a un sanatorio, después de haber sido convenientemente asistido. La radiografía que se le ha hecho comprueba la fractura de la tibia derecha; pero reducida oportunamente, la impresión es la de que su restablecimiento será cuestión de poco tiempo. Mendaro se encuentra muy animado y con fiebre”. El propio jugador explicó la jugada al medio: “El encontronazo fue tonto. Fernando llevaba la pelota y yo traté de quitársela y reboté en su cuerpo. Al caer al suelo, me pisó en la pierna, sentí un dolor agudo, y al levantarme, no pude. Después volví a sentir dolores horribles al reducirme la fractura, pero los resistí bien”. También habló para AS que lo visitó a su habitación del sanatorio de Goya cuando estaban a su lado sus compañeros Mesa y Chacho. El defensa explicó que el día 10 le operaron y que “jamás he sufrido tanto ni creo que pueda sufrir más. Me negué a que me cloroformizasen y pude experimentar las ‘delicias’”. Respecto a su recuperación indicó que le habían pronosticado “cuarenta días” de baja “en esta posición. Pero son los gajes del oficio”. Y explicó que a su primo le causó una gran impresión y “cuando se dio cuenta de lo sucedido (en el descanso) comenzó a llorar desconsoladamente. No quería salir en el segundo tiempo y costó gran trabajo convencerle para que siguiera jugando. Claro que, según me han dicho, luego no dio una”. Pocos minutos después llegó a la habitación el propio Sañudo para hablar con su primo:

—¿Estás mejor tú?

—Sí. ¿No ves que hasta me he afeitado?

—¿Te aburres?

—No. Leo, fumo y oigo las maldiciones que me transmiten por teléfono para ti.

—Muy agradecido. Pero no me extraña. ¿Tú sabes las cosas que me dijeron a la salida? Ellos no conocían, claro está, mi estado de ánimo.

—¿Hablaste con la familia?

—Sí. Mi padre me llama por teléfono cada media hora. Ya puedes suponerte qué efecto ha causado la “cosa”.

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Por su parte, Sañudo, finalizó el encuentro que terminó empate a dos, pero con dificultades. En principio se pensaba que tenía una distensión, pero finalmente su parte médico publicado en La vida deportiva fue el siguiente: “Arrancamiento parcial de la inserción tibial del músculo cuádriceps. Prescripción facultativa: reposo absoluto”.

Los primos fueron protagonistas en un reportaje de AS en el mes de abril explicando todo lo sucedido y cómo se encontraban de sus lesiones. El periódico deportivo los juntó en una cervecería junto a unos cuantos amigos cuando Sañudo estaba cerca de reaparecer y Mendaro había salido del hospital y caminaba con muletas. El delantero quiso desmentir una noticia que decía que no reaparecía hasta que lo hiciese su primo: “Es un bulo más, de los muchos que han circulado estos días. Se ha hablado demasiado de las consecuencias de estas lesiones. Algunos dicen que yo no tengo nada y no es cierto. Precisamente el doctor Sanchiz, de Barcelona, está para probar que la lesión existía, y que ahora estoy, si no completamente curado, sí en disposición de jugar”. Mendaro ya tenía ganas de volver a los campos, pero no sabía la fecha: “¡Ah! Pues cualquiera sabe. Yo considero que para el mes de agosto podré hacer algo, entrenarme. Todo esto va muy despacio. Y que conste que estoy muy contento con el Athletic, porque se está portando muy bien conmigo. Son gente que saben apreciar y captarse las simpatías de todos nosotros”. Comentó también cómo era su día a día: “Paseo mucho. Es una de las prescripciones del doctor. Dos o tres kilómetros todas las mañanas. Después del paseo, descanso y un poco de cerveza, y más tarde el almuerzo. El resto del tiempo lo invierto en el teatro o el cinematógrafo”.

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Reportaje As Mendaro y Sañudo

Tras el verano, cuando el zaguero de 26 años esperaba volver a los terrenos de juego, lo hizo como árbitro y no como futbolista. Dirigió algunos amistosos del Racing, como uno frente al Club Deportivo en los Campos del Malecón. El Athletic de Madrid le mantuvo íntegro su contrato, que fue renovado de cara a la campaña 1935-36, y le concedió el tiempo necesario para su curación completa y que pudiera entonces incorporarse al equipo. En el mes de octubre se llegó a publicar que se iba traspasado al Valladolid, pero la operación no terminó de cuajar. En enero de 1936 pudo volver a jugar en un amistoso contra el Imperio en el campo de la Ferroviaria, pero se confirmó que estaba lejos de rendir al más alto nivel porque la lesión le dejó graves secuelas. Dos meses más tarde tuvo problemas con el equipo rojiblanco que lo declaró en rebeldía al no presentarse a los entrenamientos e irse a su localidad natal Torrelavega. Su primo Sañudo, mientras tanto, tuvo una temporada espectacular con 22 dianas en Liga, que le consagraron como segundo máximo realizador del campeonato, y 9 en la Copa, que ayudaron a que el Madrid FC se hiciese con el título tras derrotar al Barça en la final.

Entonces estalló la Guerra Civil y todo se paró. Mendaro se retiró oficialmente y se recalificó como amateur porque no podía seguir físicamente en la élite. Sañudo en la guerra disputó encuentros en distintos puntos del país, un par de ellos en Santander y La Coruña como preseleccionado de la selección española que tenía previsto concertar partidos ante Alemania, Italia y Portugal. Ya con el conflicto recién finalizado vistió la camiseta del Aviación Nacional en la Copa de 1939. El equipo aragonés en ese momento trató de hacerse con sus derechos, pero el Madrid hizo valer que eran suyos. El delantero tomó la determinación de volver a Torrelavega y trabajar en el negocio de la fábrica que estaba en un momento álgido en los primeros tiempos de la posguerra. No se apartó del fútbol, sino que fichó por el Deportivo Torrelavega con el permiso del conjunto madridista para que solo pudiera jugar allí. El cuadro cántabro de Segunda división estaba reuniendo a jugadores locales que se habían desperdigado por la geografía futbolística española en los años 30. Allí se reencontró con su primo Pedro Mendaro, que ejercía como entrenador y que en seis encuentros volvió a saltar al campo a dar las últimas patadas a un balón, aunque limitado en su pierna derecha y con un aparatoso vendaje.

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Reportaje Marca Deportivo Torrelavega

En un reportaje de Marca, en diciembre de 1939, se les pudo ver juntos trabajando en las instalaciones de un club humilde y amateur. Sañudo, que en su fábrica producía botas de fútbol, en el equipo torrelaveguense ayudaba hinchando los balones y atendiendo en la oficina por teléfono. Por la tarde, entrenaban con Mendaro al mando de las operaciones en una plantilla que llegaba a plantar cara al Racing de Santander con el portero Saiz y el delantero Cortabitarte, ambos exjugadores de la Gimnástica, el defensa capitán Gavito, el centrocampista José Pérez, ex del Racing y su primo el gran goleador Fernando Sañudo como estrella del equipo. El año en Segunda no fue como esperaban y acabaron en la última posición de la tabla descendiendo de categoría pese a los nueve tantos en once partidos de ‘Pies de oro’.

Fotografías archivo Alberto Cosín

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