Toque a Vinicius | OneFootball

La suplencia del ‘7’ en Oviedo es el primer gran aviso de Xabi. Sigue descontrolado: amarilla por simular, se jugó otra, gran asistencia y lío con la grada. “Soy así”, insiste.

Decía el propio Xabi Alonso en la previa del viaje al Principado que la era Xabi solo ha tenido un partido, el de Osasuna. Dicho de otra manera, que en el Mundial de Clubes no pudo aplicar su libreto ni su filosofía al equipo. En lo segundo, la idea del tolosarra es premiar al que se deja la piel. Vinicius no lo hizo contra Osasuna y Vini se fue al banquillo en Oviedo. Jarabe de aviso. Que el The Best cate suplencia al segundo partido oficial del curso. No lo era por decisión técnica desde hace cuatro temporadas. Decisión en mayúsculas del tamaño del cartel de Hollywood.

La duda, visto lo que se vio en el Tartiere, es si esa valiente manera de entender lo que necesita el Madrid ejerce el efecto que desea. Vinicius encajó el golpe a su peculiar manera. Primero con bostezos en el banquillo que captaron las cámaras. Luego, ganándose otra amarilla más (16 vio en la 2024-25), esta vez por simular de manera muy poco artística un penalti para luego, con un robo espectacular, darle la asistencia del 0-2 a Mbappé… que casi culmina en segunda cartulina para el brasileño. Como suena. En ese momento, el 7 se olvidó de festejar y se puso a devolver las afrentas verbales reales o imaginarias que creía haber sufrido. A la grada, al árbitro… fuera a quien fuera, la imagen de Mbappé teniendo que tapar la boca de su compañero para evitar que tanto piar le costase la expulsión fue digna de estudio. Disuelta la piña festiva, Kylian se acercó discretamente a templar gaitas con De Burgos, por si acaso. Inaudito.

Insultos y entrar al trapo

Vini sigue con una mecha tan corta que con un soplido se enciende. El Tartiere le recibió con pitidos y luego le cantó “¡tonto, tonto…!” tras la amarilla. También en ese 0-2 le lanzaron una botella que le cayó cerca. Le buscan y se apresta rápido a entrar en la jarana.

Ya solo le queda encararse con la mascota del equipo rival. Al marcar el 0-3, que celebró con otro gesto reprobable a la afición contraria, se fue discutiendo con el árbitro y directamente al vestuario, arrojando los vendajes y sin festejar el triunfo con sus compañeros. Tras el partido, redobló su apuesta y sacó pecho en sus redes: “Soy así…”. El carácter inestable de Vinicius será una prueba de fuego para Xabi. “Vini ha entrado muy bien, ha sido clave”, fue el apoyo al brasileño, pero sin dejarle perder la enseñanza: “En el fútbol hay que entender las cosas y que se toman decisiones pensando en el colectivo”. Ahora le toca a Vinicius procesarlo.

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