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·7 luglio 2025
Tiene 4 años y un coeficiente alto, pero no volverá al colegio: su maestro, culpable

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No es fácil ser un niño con un alto coeficiente intelectual en un aula normal. A los cuatro años, este niño ya mostraba habilidades muy avanzadas, pero su entorno educativo no supo adaptarse a sus necesidades.
En su primer colegio, el currículo era demasiado básico para él, y eso causó problemas con los profesores y sus compañeros. El aburrimiento y la falta de retos adecuados lo llevaron a sentirse aislado y poco comprendido.
Los niños con capacidades excepcionales necesitan un tipo de enseñanza que vaya más allá del programa estándar. No se trata solo de aprender más rápido, sino de aprender diferente. Cuando esto no sucede, los pequeños pueden desarrollar problemas emocionales y de comportamiento, como le ocurrió a este niño.
Cuando llegó a su nuevo jardín de infancia en Niza, la situación era delicada. Aunque tenía un coeficiente alto y habilidades sorprendentes para su edad, venía de un contexto de incomprensión. Su dominio del lenguaje era excepcional, incluso usaba tiempos verbales complejos que la mayoría de niños no conocen a los cuatro años.
La nueva vida del joven en la nueva escuela | Getty Images
Sus maestros decidieron conectar con él a través de sus intereses. Por ejemplo, su fascinación por los dinosaurios se convirtió en una herramienta para ayudarlo a integrarse social y académicamente. Sin embargo, el camino no fue fácil, tenía que reaprender a sentirse seguro y aceptado, algo que no había experimentado antes.
El impacto de esta situación no se limitó al colegio. La familia tuvo que hacer cambios importantes para apoyar al niño. Los padres modificaron sus horarios de trabajo para poder recogerlo temprano, porque estar tantas horas en la escuela le resultaba agotador.
Este esfuerzo refleja la gran dedicación que requiere atender a un niño con necesidades especiales. Además, muestra cómo un entorno flexible puede marcar la diferencia para que el niño pueda desenvolverse mejor.
Antes de este nuevo colegio, el niño pasó por una guardería donde su maestra no supo cómo manejar su talento. Le asignaban tareas demasiado simples que no podía ni quería hacer. La frustración de la profesora terminó en castigos verbales públicos, lo que dañó gravemente la confianza del niño.
La importancia de la ayuda de los maestros | Katerina Holmes, Studio South Korea de Michael Kim
Este ejemplo pone en evidencia la importancia de tener maestros capacitados y programas personalizados. No todos los niños aprenden igual ni tienen las mismas necesidades. Un maestro que no entienda o no quiera adaptarse puede hacer más daño que bien.
Por suerte, en la nueva escuela lograron darle el espacio y el apoyo que necesitaba. El niño mostró una vez más su brillantez, sorprendiendo a todos con su habilidad para la lectura y las matemáticas, incluso ayudando a otros niños.
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