Agente Libre Digital
·8 novembre 2024
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La historia reciente del Real Madrid es de color de rosa, las vitrinas están a rebosar y la sombra del club en Europa se alarga hasta donde alcanza la vista, pero esto no siempre fue así. Hace apenas dos décadas las ligas se teñían de blaugrana y el equipo a seguir era el de la ciudad condal.
Corrían tiempos difíciles en la capital de España y el Madrid observaba con recelo como el F.C. Barcelona crecía exponencialmente. Con Florentino Pérez a los mandos del club se confeccionó una plantilla antológica, tal era el nivel que se les apodó “Los Galácticos”.
Roberto Carlos, David Beckham, Zinedine Zidane, Luis Figo, Guti, Ronaldo… estos tan solo eran algunos de los cromos que el Madrid coleccionaba por aquellos tiempos.
Fuente: Shaun Botterill/Getty Images
Una inmensa mayoría de aficionados a la redonda presuponían que ese Madrid ganaría los partidos sin tan siquiera salir del vestuario, pero nada más lejos de la realidad. Esta novela se saldó con siete títulos en seis años y un amargo sabor a lo que pudo ser y no fue.
Tras este proyecto fallido el F.C. Barcelona comenzó a monopolizar todos los títulos, el Madrid por su parte tuvo que conformarse con las migajas futbolísticas. Las temporadas fueron cayendo como una losa en la casa blanca y el que un día se erigió como el rey de reyes hoy no era más que un amasijo de miedos y complejos.
Corría la temporada 2010/2011 y de entre las sombras surgió un rayo de luz en forma de técnico portugués. José Mourinho aterrizaba en Barajas, en su mochila cargaba su reciente y flamante Copa de Europa.
Photo by Shaun Botterill/Getty Images
Desde el minuto cero el bueno de Mou instauró una filosofía nunca antes vista en el club, conmigo o contra mí era la máxima del entrenador portugués, esto le supuso ganarse a gran parte del vestuario y conseguir que fueran con él a todas las cruzadas, pero también le ocasionó algún desencuentro con ciertas vacas sagradas.
En el aspecto táctico la mano de Mou era fácilmente reconocible, el Madrid se convirtió en un equipo aguerrido, contundente a nivel defensivo y letal al contragolpe. Para poder desplegar su juego incorporó a ciertos jugadores que se acabarían consagrando como leyendas del club como es el caso de Mesut Özil, Sami Khedira o Ángel Di María.
Los más sentimentales recordarán con anhelo los clásicos de aquella época, no eran simples partidos de fútbol sino luchas encarnizadas en los que cada pugna de balón parecía un duelo a muerte. Mourinho y Guardiola protagonizaron una de las rivalidades más férreas y tensas de la historia moderna de este deporte, para fortuna de muchos y para desgracia de otros tantos, a día de hoy no queda ni rastro de aquello.
Fuente: David Ramos/Getty Images
Bajo su mando, el Real Madrid rompió récords antológicos, como los 100 puntos en La Liga en la temporada 2011-2012 y los 121 goles en una sola temporada, logrando además la Copa del Rey en 2011, que el club no había ganado desde hacía 18 años. La Copa frente a un Barça aparentemente invencible supuso un punto de inflexión en la mentalidad del club. Aunque no logró la ansiada Liga de Campeones, quedándose en semifinales en tres ocasiones consecutivas devolvió el gen ganador a un equipo que era endeble y asustadizo en Europa.
Se podría decir que, aunque Mourinho no levantó la décima fue quien puso la primera piedra de los cimientos del que hoy conocemos como el rey de reyes.
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