MUNDO MILLOS
·23 marzo 2025
Sin rumbo y sin alma

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·23 marzo 2025
Han pasado tres meses desde la llegada de David González a Millonarios y siendo honestos, no se ve luz al final del túnel. La ilusión que generó su arribo se ha desvanecido entre derrotas dolorosas, un fútbol sin identidad y lo más preocupante, un equipo sin alma. Los hinchas, que con fe inquebrantable llenamos El Campín cada fecha, nos encontramos con un conjunto que parece jugar por compromiso, sin mística ni sentido de pertenencia.
Perder puede ser parte del juego, pero lo que no se perdona es la falta de actitud; las derrotas ante Cali, Junior y Medellín han encendido las alarmas, y ahora en el clásico, el equipo vuelve a exhibir los mismos problemas: fragilidad defensiva, una desconexión total en el mediocampo y una delantera sin ideas. No hay reacción, no hay garra, no hay liderazgo. ¿Dónde quedó el equipo que nos llenaba de orgullo?
El técnico ha dicho en rueda de prensa que es un proceso y que hay que tener paciencia, pero la tuvimos en otros momentos y al menos veíamos un proyecto con bases claras. Hoy, lo que se observa es un grupo de jugadores confundidos, sin confianza y peor aún, sin ganas. Un vestuario sin liderazgo es un equipodestinado al fracaso.
La gran pregunta es: ¿el mensaje del técnico está llegando? Porque cuando un equipo pierde identidad, actitud y resultados, hay tres posibles problemas: o los jugadores no entienden al entrenador, o no creen en él, o simplemente ambos factores se combinan y generan este desastre. Y si después de tres meses no se ve el trabajo, si en vez de evolucionar el equipo parece retroceder, la directiva no puede quedarse de brazos cruzados.
El escudo de Millonarios pesa, y si algunos jugadores no lo entienden, es momento de tomar decisiones drásticas. No basta con llevar la camiseta, hay que honrarla en cada balón disputado, en cada minuto jugado. Aquí no pedimos que siempre se gane, pero sí que se sienta la camiseta, que se luche hasta el final.
La hinchada está cansada de excusas y discursos vacíos. Millonarios no es un equipo más, es una institución con historia, con grandeza, con exigencias. El clásico, más que un partido, es un termómetro que refleja la realidad de un equipo. Y hoy la realidad es que Millonarios está sin rumbo y sin alma. Es hora de despertar, y si el técnico no puede encender la chispa en las próximas fechas, quizás sea momento de buscar a alguien que sí lo haga.
Por César Rodríguez@donsumerce