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·12 giugno 2025
Mundial de Clubes en EE.UU: la política amenaza al fútbol

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·12 giugno 2025
La edición 2025 del Mundial de Clubes en Estados Unidos se enfrenta a serios desafíos derivados de las políticas migratorias y comerciales impulsadas por Donald Trump. La incertidumbre crece entre organizadores, clubes y aficionados internacionales.
La vuelta de Donald Trump al centro del escenario político en EE.UU. ha encendido las alarmas dentro de la FIFA. A medida que se acercan dos citas clave para el fútbol mundial —el Mundial de Clubes 2025 y el Mundial de 2026—, las medidas migratorias restrictivas y las tensiones comerciales impulsadas por el expresidente estadounidense amenazan con enturbiar seriamente la fiesta del deporte global.
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Desde la prohibición de entrada a ciudadanos de múltiples países hasta la ausencia de mecanismos especiales para facilitar la movilidad de aficionados, el impacto ya se deja sentir. Y aunque Gianni Infantino se muestra optimista, los números, las protestas y la falta de entradas vendidas cuentan otra historia.
La administración Trump ha bloqueado el acceso a ciudadanos de 12 países y mantiene restricciones parciales para otros siete. Si bien existen excepciones para deportistas, entrenadores y staff, estas no se extienden a los aficionados ni a familiares “no directos”. Es decir, los hinchas —ese ingrediente imprescindible de toda gran cita futbolística— están quedando fuera.
En paralelo, el despliegue de agentes migratorios del ICE y la CBP en los estadios genera un clima de miedo, incluso entre migrantes legales. En un contexto así, la idea de acudir al estadio no resulta precisamente atractiva.
A diferencia de ediciones previas en Rusia o Catar, Estados Unidos no ha desarrollado ningún sistema de acreditación especial, como el Fan ID, que facilite la entrada y circulación de los hinchas. Resultado: largas trabas burocráticas, visados inciertos y miles de aficionados potenciales que ni siquiera intentarán asistir.
Las políticas económicas de Trump han elevado la aranceles a productos importados, afectando a sectores clave para el desarrollo del torneo y provocando un clima de crispación generalizado.
Una menor asistencia internacional y la posible baja de ventas de entradas afectarán los ingresos de los organizadores y los clubes participantes, así como a la industria turística y de servicios vinculada al evento. Además, la percepción internacional del país como anfitrión global está sufriendo:
"Una nación que restringe entradas y levanta muros difícilmente encarna el espíritu abierto y cosmopolita que la FIFA promueve —al menos en sus comunicados de prensa"
La esencia de los grandes torneos FIFA ha sido siempre la diversidad en las tribunas, la mezcla de culturas y los cánticos en varios idiomas. Pero las actuales políticas migratorias y el clima de tensión contradicen esa promesa.
Lo que debería ser una celebración del fútbol mundial corre el riesgo de convertirse en un evento fragmentado, con estadios a medio llenar y ausencias notables.
Para contrarrestar el desinterés, la FIFA ha aplicado una reducción drástica en los precios. Las entradas más económicas para el partido inaugural pasaron de 349 dólares a apenas 55. Un descuento del 84% que, sin embargo, no ha garantizado estadios llenos.
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Pese a la rebaja, miles de boletos siguen sin venderse. Actualmente, para la fase de grupos, las entradas más económicas se encuentran en el rango de 30 a 50 dólares, dependiendo del partido y la sede. Estas localidades de bajo coste suelen agotarse antes que las más caras, ya que son las más accesibles para el público general.
Sin embargo, incluso con estos precios rebajados, aún quedan miles de entradas sin vender. La demanda sólo despega para equipos como el Real Madrid, mientras que otros encuentros anticipan gradas vacías y un ambiente peligrosamente deslucido.
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El momento actual que vive Estados Unidos, con restricciones migratorias, proteccionismo comercial y un entorno hostil para los aficionados internacionales, amenazan la realización de un torneo vibrante e inclusivo.
Pese a los esfuerzos de la FIFA, la sombra de Trump podría ensombrecer no solo esta edición, sino también el Mundial de 2026. La pelota aún no ha comenzado a rodar, pero las señales no son alentadoras, son preocupantes.
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