Revista MadridistaReal
·12 novembre 2024
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Corría el minuto 30 de partido cuando el fútbol se detuvo en la casa blanca. Un silencio sepulcral invadía a la multitud y tan solo se escuchaba el grito desgarrador de un Éder Militao que ya sabía lo que sucedía.
Con las manos en la cara y el llanto desesperado de quien sabe cuál es el camino que le espera por haberlo recorrido antes, Militao se retorcía de dolor en el suelo. Sus compañeros ya habían vivido esto demasiadas veces en muy poco tiempo.
Los quejidos del brasileño recordaban a aquellos que enmudecieron Valdebebas cuando Courtois se lesionó. Los de Alaba frente al Villarreal en el centro del campo o los de Dani Carvajal sobre su tan querida banda derecha.
El primero en detectarlo fue Rüdiguer, que gritaba el nombre de Militao deseando que este reaccionase y solo fuese un susto. Vinicius, el chico que todo lo cree y de la Fe inquebrantable se resignó ante la cruda realidad que observaba en su compañero. Como quien pretende consolar y acompañar posó su mano sobre la cabeza de Mili, sabedor de lo que había ocurrido.
Con Militao aún en el suelo, el Santiago Bernabéu empezó a corear su nombre. Esta vez no era con euforia, si no con la voz agarrotada y el alma encogida. No era porque el Real Madrid se quede sin centrales, el fútbol pasó a un segundo plano. Aquel silencio representaba el dolor de ver sufrir a uno de los tuyos. Uno que además ya ha transitado por el desierto de una recuperación en la que solo dios y el propio Eder saben lo que sufrió.
Denis Doyle/Getty Images
Trabajo incansable. Fe y esfuerzo en las sombras para volver a recuperar su nivel, el de mejor central del mundo. Militao estaba volviendo y disfrutaba de ser líder de la zaga del Real Madrid. Pero aquel minuto 30 fue como una máquina del tiempo que le empujó 12 meses atrás, al césped de San Mamés, solo que este olía a casa.
Vinicius, apartado del tumulto, no pudo contener las lágrimas mientras retiraban a su compañero y amigo. Buena parte del madridismo tampoco, que asumía el dolor del brasileño como suyo propio.
El análisis futbolístico y qué sucederá en la zaga blanca, así como el gran debut de Raúl Asencio quedan en segundo lugar, pues los gritos de Militao aún resuenan en el Bernabéu.
Mili, sabes cuál es el camino de vuelta y lo volverás a recorrer. Aunque camines físicamente solo, te acompaña todo el madridismo, porque nunca olvidamos a uno de los nuestros y tú siempre serás uno de ellos.
Volverás a gritar, pero será de alegría. Ojalá regreses pronto, te esperamos en tu casa.