La Galerna
·15 dicembre 2024
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·15 dicembre 2024
Buenos días, amigos. El colegiado Martínez Negreira, digo Munuera, privó ayer al Real Madrid de la victoria en casa del Rayo Vallecano.
Esta verdad (porque lo es), enunciada así, puede sonar conspiranoica, el fruto de un forofismo feroz hermanado con el mal perder. Y bueno, qué queréis que os digamos. Que eso mismo se podría decir de quien sugieriese que uno de los clubes en liza en la competición pagó durante un mínimo de 17 años a la cúpula arbitral, y que descubierto el pastel las cosas siguieron exactamente igual, es decir, con los mismos árbitros de un sistema corrupto perjudicando al único club que se atreve a hacer frente judicial y mediático al contubernio. De quien afirmase que tal es la situación también podría decirse que es un conspiranoico. Pero resulta que todo eso es verdad, punto por punto.
Así que afirmaremos taxativamente que el Real Madrid perdió dos puntos en Vallecas por culpa de Martínez Negreira, digo Munuera, porque si bien el Madrid cometió errores defensivos groseros, que le costaron un par de goles, habría ganado el partido de haberse señalado como penalti lo que lo era, a saber: un empujón descarado a Arda Güler en el primer tiempo, y una patada de manual a Vinícius en el segundo, esta última ultrademostrada por las imágenes del VAR que tampoco sabemos si Tatxo Benet (responsable de esta tarea y a la sazón miembro del consejo de administración de una filial culé) hizo o no hizo llegar a la sala de videoarbitraje. Por lo menos esta vez sí se las hizo llegar al espectador, aunque esto solo sirva para incrementar la frustración y el deseo de romper mobiliario urbano por parte de este.
Hasta Íñigo Pérez, el técnico rayista, coincidió con el resto del género humano en que la jugada con Vinícius era un penalti de manual. Lo reconoció hasta Carlos Martínez en la narración de Movistar, bien es cierto que unos tres meses después y cuando ya no había más remedio que corroborar lo que veían las ojos de todo el mundo. De todo el mundo menos de Pérez Burrull, comentarista arbitral de Marca a quien recomendamos cordialmente una visita al oftalmólogo o un viaje sin billete de vuelta a Turín. A elegir.
Y ya que hablamos de Marca, vamos con la indignante primera plana del diario amigo de todas las aficiones menos de una.
“Vallecas aleja el liderato”, sueltan los amigos marquistas. Que la cosa ocurrió en Vallecas es algo que puede verificar la ficha del partido, pero no fue Vallecas el causante del tropiezo. El causante del tropiezo fue Martínez Negreira, digo Munuera, que se inhibió en dos jugadas cristalinas.
Hay otras causas que incidieron, claro, no fue solo Martinez Negreira, digo Munuera. El Madrid no tuvo la menor concentración defensiva en los dos primeros goles rayistas, y eso es grave, pero no es lo más grave que hicieron los jugadores de Ancelotti ayer. Lo más grave que hicieron los jugadores de Ancelotti ayer, y lo que de verdad nos cuesta mucho perdonarles en esta mañana todavía furibunda, es no quejarse ante el expolio, no poner el grito en el cielo aunque sea a través de la figura del capitán sobre el campo, y a través de la figura del mismísimo lucero del alba al término del mismo. RMTV, La Galerna y unos cuantos tuiteros coléricos no son suficientes.
As coincide con Marca en el bajísimo perfil que le otorgan al asunto arbitral, cuando en realidad es central para explicar las cosas. “El VAR no intervino en un posible penalti sobre Vinícius”, decía asépticamente Marca. Posible my arse, como diría un viejo feligrés acodado en la barra de un pub de Leicester. “Ancelotti se queja de un penalti no pitado a Vinícius”, informa As. Bueno, por lo menos no dice “POSIBLE penalti”, como hace Marca de manera indignante, pero seguimos echando de menos la contundencia que este asunto demanda. Y además son dos penaltis, no uno. ¿Alguien puede imaginar la tabarra mediática que estaríamos recibiendo por parte del barcelonismo en el muy improbable escenario de que ELLOS hubieran sufrido este arbitraje? Estarían ardiendo Troya y ciudades dormitorio limítrofes. Si esa patada impune la hubiera sufrido Lamine Yamal, el asunto abriría telediarios, las terminales mediáticas culés de la capital se mostrarían incendiarias, y no queremos ni pensar en el tono de las portadas protoculés editadas en la Ciudad Condal, que aquí os traemos sazonadas de regocijo por el empate blanco.
Esta noche, frente al Leganés, el equipo cliente de Negreira tiene la oportunidad de aumentar su ventaja en la tabla gracias a lo que aconteció anoche en Vallecas, y la prensa afín se frota las manos ante la muy accesible opción. Ellos se frotan las manos, y nosotros las mantenemos crispadas en el aire, sin querer hacer con ellas un puño con el que autolesionarnos, como Edward Norton El Club de la Lucha. No aguantamos más.
¿Y vosotros?
Pasad un buen día.
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