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·19 gennaio 2025

La hora del goleador

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Apareció el goleador. Darwin Núñez cerró otra vez las bocas de sus muchos detractores y con dos goles anotados en los descuentos -minutos 91 y 93- hizo que su Liverpool doblegara al fin la resistencia de un porfiado Brentford y se afirmara cada vez más en la punta de la tabla de la Premier League. Fue casi un nuevo adiós de Arsenal -otro más- a la aspiración de revivir viejas glorias, habida cuenta del increíble empate -2 a 2- con que se saldó su compromiso ante el siempre imprevisible Aston Villa, transformados en una suerte de sombra negra de los dirigidos por Mikel Arteta.

(Foto de Ryan Pierse/Getty Images)


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Todo parecía cerrado y juzgado. Sólo faltaba el marronazo del juez sobre su mesa y el consabido dicho de “Siguiente Caso”. A Liverpool le había costado muchísimo inquietar a la bien plantada defensa del local y además, como incómodo añadido, estaba soportando los conocidos contragolpes casi mortíferos de los conducidos por el danés Thomas Frank. Tanto fue así que por momentos fue más milagroso que el arco de Alisson se mantuviera cerrado, que el cero siguiera instalado en el de su colega Mark Flekken.

OPACADO. Para colmo de males el usual salvador de la gente de Arne Slot, el implacable Mohamed Salah, estaba prácticamente desaparecido en acción. En efecto, el egipcio apareció completamente opacado y sólo emergió cuando el recién ingresado Núñez le arrimó, más que le pasó, una pelota que la zurda del africano mandó apenas afuera, casi lamiendo el caño derecho del arco local.

Mientras tanto Brentford regalaba pelota y cancha a su poderoso rival. Un escalonamiento defensivo perfecto, casi una ofensa para una Premier en la que usualmente los espacios son estancias, impedía todo acercamiento sospechoso de quebrar el exitoso dispositivo de Frank. Un remate de Szoboszlai que encontró el horizontal y otro de Gravenberch que interceptó el buen arquero Flekken, más una ocasión desperdiciada por Cody Gakpo y un zapatazo con el sello de Alexander-Arnold fueron los golpes sobre la mesa que dió la visita para gritar su liderazgo y su necesidad de mantener la ventaja en la tabla o bien ampliarla como finalmente aconteció.

RIESGO. El costo de la tenencia de pelota, del asedio constante, del intento incesante de quebrar el sólido bloque defensivo del equipo londinense, fue el tomar el riesgo de poder bancar con éxito la velocidad y los cambios de frente vertiginosos de los Damsgaard, los Mbeumo y los Wissa, que nunca renunciaron al contragolpe. Claro, renunciar a él hubiera sido como dejar de lado la especialidad de la casa.

INQUIETO. Finalmente Brentford no pudo explotar el contragolpe. Liverpool tampoco podía romper el cero y estaba dejando dos puntos en el césped del G-Tech Stadium, allí al borde mismo de la autopista que muere en Bristol, bien al oeste de Inglaterra. Darwin había ingresado a los ’65 sustituyendo a Luis Díaz. Se le veía más inquieto que nunca. Esta vez no se encerró entre los centrales del rival. Lo primero que hizo fue esa “arrimadita” para el único remate peligroso de Salah en el encuentro. Luego cabeceó un balón que se fue afuera.

DARWIN. Ya en tiempo de descuentos, a los 91′, cuando todo se moría y el cero parecía cosa juzgada, Arnold se metió en el área rival y su preciso pase al medio lo capitalizó el de Artigas con una media vuelta inapelable que dejó la pelota besando dulcemente la red de Flekker. Siguió la corrida enloquecida de Darwin hacia el rincón de la hinchada visitante mientras la camiseta “9” volaba por el aire. Enseguida la pila humana tapó al salvador, al goleador que puede haber llevado a Liverpool a obtener -por ahora potencialmente- una ventaja de 9 puntos en la tabla, que sería casi un adiós definitivo a sus perseguidores inmediatos, una vez que se juegue el clásico ante Everton, suspendido en su momento debido a condiciones climáticas adversas.

CEBADO. Pero todo no había terminado con ese gol salvador debido a que los goleadores son como las fieras de la selva: suelen cebarse y querer más. A los 93′ hubo conspiración de ingresados desde el banco y fue así que el “tano” Federico Chiesa abrió juego para Harvey Elliot y el nuevo pase al medio culminó con otra media vuelta de Darwin, casi idéntica a la anterior, con la salvedad que esta vez el balón se metió en la parte superior de la red del arco local. No había nada que hacer: era la hora del goleador.

UGARTE. Manchester United volvió a caer en forma estrepitosa en “Old Trafford”. La derrota por 3 a 1 ante el siempre peligroso Brighton fue inapelable y volvió a dejar en claro que al nuevo técnico, el portugués Rúben Amorim, le espera una ardua tarea para revertir una situación harto complicada para un club con los pergaminos del United. El entrenador luso es un novato en la Premier y en esta Liga generalmente eso se paga muy caro. En cuanto a Manuel Ugarte, el ex-Fénix tuvo una de sus peores apariciones desde su debut en United y fue sustituido a los 64′.

SPURS. También volvió a caer Tottenham Hotspur, esta vez por 3 a 2 de visitante ante Everton. Rodrigo Bentancur continuó al margen de la convocatoria debido a la conmoción cerebral sufrida en el último encuentro que disputó con su equipo y a que, para estos casos, existe en Inglaterra un protocolo que exige que el futbolista afectado esté al margen de la competencia por un par de semanas.

En cuanto al técnico Ange Postecoglou, se esperan noticias de un momento a otro de parte de Daniel Lewy, propietario de los “Spurs”, conocido por su poca paciencia con los entrenadores de su club cuando las cosas se tuercen. “Lo ha aguantado demasiado”, reza un titular de la prensa inglesa.

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