El Real Madrid de Xabi Alonso ya es otra cosa: show, victoria y octavos como primero de grupo | OneFootball

Y apareció el Real Madrid de Xabi Alonso. En medio de horas de debates recordando épocas pretéritas con Ancelotti a los mandos, se intuía que algo podría cambiar pero que iba a costar meses de trabajo y, paciencia; eso que siempre falta en un club como el Real Madrid. Pero Xabi no iba a soportar ni un minuto más de recuerdos. La memoria muscular de bloque medio bajo, de poca presión, desorden y falta de energía, se extinguió en Philadelphia.

Porque el partido comenzó con dos equipos que querían adueñarse del balón, con mucha energía en la presión y dónde el Real Madrid fue poco a poco apabullando a su rival. Si alguien que llevase sin ver al Real Madrid desde hace meses, ve esto, sólo podría atribuirlo a algún tipo de conjuro. El dibujo cambió y volvieron los 3 centrales que tanto rédito le dieron a Xabi en el Leverkusen. Sobre todo en fase ofensiva, Tchouaméni se incrustaba entre centrales junto con Rudiger y Huijsen; los laterales se abrían, Valverde hacía las veces de pívote defensivo y Guler, totalmente integrado como creador.

Para Bellingham también había nueva posición. El inglés se situó de interior derecha, con Trent como asociado perfecto, encontrando espacios, llegando a línea de fondo… La mejor versión de un Jude que cada vez parecía más perdido en una posición que ni él sabía, ni nadie la podía reconocer. Los primeros 10 minutos el Madrid lograba llega pero sin ocasiones claras, más allá de algún centro lateral. Unos minutos más tarde, un incombustible Gonzalo en la presión, recuperó, se asoció con Trent, que le dejó en una posición de ventaja en la derecha, centró pero Vini erró en el remate.

El Real Madrid era una pesadilla para cualquier defensa. Circulación rápida en zona de tres cuartos, muchísima movilidad, sin atisbos de relajación… No dejaba de insistir y llegó la más clara en el 19. Bellingham le puso un balón perfecto a Vini que erró un mano a mano clarísimo. No iba a ser su primera asociación del día; aunque sí de las más infructuosas por el fallo del brasileño. El Salzburgo intentaba poco a poco tener algo más el balón y empujaba al Madrid hacia atrás como un púgil herido soltando goles. La defensa del Madrid -mucho mejor que los otros dos partidos- sí que parecía sufrir tímidamente el nuevo esquema planteado por Xabi. Los austriacos aparecían en jugadas de ventaja pero no acertaban en los metros finales.

Y en una nueva conexión Bellingham–Vinicius se encendió por fin la luz. Jude se inventó un pase de los que nadie suele ver y, como decía mi padre, de los que justifican sus millones. La coló entre los centrales, Vini, que se desmarcó perfecto, controló, esperó a su par, se marchó de él y definió con la izquierda en un perfecto pase a la red. Primero del Madrid. Bellingham en su nueva posición, volvía a ser Bellingham. Y Vini, más liberado, y más acertado, volvía a ser Vini. Xabi Alonso había logrado todo lo que John Lennon describía en Imagine.

Pero la fiesta no se iba a acabar ahí. Al hilo del final, ya en el descuento, una buena activación de Vinicius en un balón suelto le dejó sólo ante el portero y decidió emular a Guti -al micrófono de Dazn- en Riazor. Fue más bien una pisada hacia atrás cuando lo lógico incitaba a tirar a puerta. Se la dejó muerta a Valverde que la coló en la jaula para poner el 2-0. Como se dice ahora, fútbol champagne. Y sólo eran los primeros 45 minutos.

El Real Madrid frena en la segunda mitad

Puedes sacar a Ancelotti del Real Madrid, pero no al Real Madrid de Ancelotti. Porque aquello de la memoria muscular se hico eco en los primeros compases de la primera mitad. El Salzburgo, eso sí, necesitado de cambiarlo todo o se quedaba fuera -el Al Hilal ganaba al Pachuca- fue con todo a buscar la remontada. El Real Madrid se aculó, perdió energía y, lo de los tres centrales en fase defensiva parecía el único debe del día.

Porque Courtois tuvo que aparecer hasta en dos ocasiones para evitar el primer gol del Salzburgo. La buena noticia -dentro de lo malo- es que el portero parece también estar de nuevo en su mejor momento. El Madrid empezó a jugar a esperar una contra que fuese definitiva y el Salzburgo apretaba y apretaba sin éxito. Poco a poco se igualaron de nuevo las fuerzas. El Real Madrid, más cansado, empezó a tener más el balón y a acumular llegadas sin demasiado peligro.

En el 60 Rudiger dio el susto tras una carrera en ataque dónde se llevó la mano a la rodilla. Los fantasmas, tras su lesión de menisco, aparecían y Xabi preparaba a Rodrygo en la banda. El alemán, en el suelo, se reía y finalmente siguió en el campo. Unos minutos después, en el 65′ Bellingham sacó bajo palos un remate que parecía definitivo. El Real Madrid había perdido energía y Xabi Alonso no iba a esperar más. Triple cambio. Fuera Vinicius, Rudiger y Guler; dentro Modric, Rodrygo y, el debut en el Mundial de Clubes, de Jacobo Ramón.

Unos minutos más tarde, ya en el 73, también entró Ceballos por Valverde. Daría también para un texto entero el partido de Fede situado como pivote defensivo. Estuvo en todos los lados y, con balón, fue un pulmón más para la salida de balón. Así las cosas, el Madrid se desinfló por completo según pasaban los minutos. El trabajo, eso sí, estaba hecho, y mantener el nivel de intensidad inicial se antojaba imposible.

Rodrygo se situó en la izquierda, la posición que reclama como más idónea para su estilo de juego y en la que el Arsenal le quiere. Se le vio con chispa, bastante participativo y con ganas de demostrar que todavía puede escribir algún capítulo más en la historia del Real Madrid. Y en medio de la nada apareció el gol de Gonzalo. Un pase errático de Trent, que llegó a tocar el defensa, no fue suficiente para apagar la chispa de Gonzalo. Aceleró y dejó atrás a su par y definió con una suave vaselina frente al portero. Era el tercero del partido y el segundo para él en el Mundial de Clubes. El Real Madrid ya tiene 9 para apuros varios.

El partido se quedó así. El Real Madrid se llevó la victoria por 3 goles a 0 y se clasificó como primero de grupo. El Salzburgo, por su parte, tras la victoria del Al Hilal, se quedó fuera del Mundial de Clubes. Los primeros 45 minutos del Real Madrid de Xabi Alonso superaron cualquier expectativa posible para ser tan sólo su tercer partido. Un show que no se le recordaba al Madrid desde hace ya ni se sabe. Otra cara, totalmente, pero con, de momento, sólo la copa de quedar primero de grupo. Lo mejor está por llegar.