
La Galerna
·16 agosto 2025
El que rota gana

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·16 agosto 2025
La evolución del mundo, especialmente la impulsada por el avance tecnológico y la globalización, ha transformado el fútbol en múltiples formas. Uno de los cambios más notorios y conflictivos ha sido el de los calendarios futbolísticos, cada vez más dinámicos (por usar un término neutro). No es mi intención aquí debatir si la carga de partidos es sensata o no.
Lo que sí quiero compartir, como coach ejecutivo y deportivo, es la gran oportunidad que el planning estratégico representa para quienes sepan abordar y aprovechar esta realidad.
La cantidad de partidos que afronta un equipo europeo bajo el paraguas de la UEFA es inmensamente superior a la de décadas atrás. A los compromisos de liga y copas locales se suman competiciones internacionales y partidos de selecciones. Es un hecho: los calendarios son sumamente exigentes.
Ahora bien, ¿puede esto ser una ventaja competitiva? Yo creo que sí, para quien sepa gestionarla.
Primero, pongamos en contexto: esta exigencia afecta principalmente al 30% de los clubes de las grandes ligas europeas, es decir, aquellos que participan en torneos continentales (Champions, Europa League, Conference, …). El resto de los equipos, al no tener compromisos continentales o internacionales, y considerando que sus futbolistas en su mayoría no son llamados a ser parte de sus selecciones nacionales, no se ve influenciado por la recurrencia de partidos en los diferentes calendarios.
Es un hecho: los calendarios son sumamente exigentes. Ahora bien, ¿puede esto ser una ventaja competitiva? Yo creo que sí, para quien sepa gestionarla
Segundo, son precisamente los equipos realmente afectados por la exigencia de esos calendarios los que, gracias a su músculo financiero, disponen de plantillas más profundas y fiables.
Y aquí va mi punto:
Décadas atrás, sabíamos de memoria los onces titulares (el “once de carrerilla”). Era otro fútbol: solo dos cambios por partido y, en la mayoría de los casos, un único encuentro semanal. Las aspiraciones de los equipos descansaban en 11 titulares y 2 ó 3 suplentes frecuentes. El aporte del resto era marginal.
Hoy, los equipos cuentan con hasta 25 jugadores de gran nivel, pueden hacer 5 cambios por partido y disputan competiciones constantemente. Sin embargo, pocos entrenadores han sabido adaptarse a esta nueva realidad.
Esa resistencia al cambio, tan común como negativa, tanto en el mundo corporativo como en la vida, es notable en la gran mayoría de los entrenadores. Y eso tiene al menos dos consecuencias graves, definitivas temporada tras temporada, desde mi humilde punto de vista, en el ámbito en cuestión:
Con todos los recursos disponibles hoy para el análisis y la planificación, me cuesta entender cómo algunos equipos de potencial ilimitado desperdician la ventaja que supone llegar al tramo final con la plantilla fresca, motivada y lista para competir al máximo y, en ocasiones, se resignan a culpar a los calendarios de las lesiones y falta de rendimiento de sus efectivos como consecuencia de la inmensa carga de minutos sobre sus piernas y cabezas.
Espero fervientemente que nuestro Xabi Alonso, quien ya demostró cintura táctica en el Bayer Leverkusen, sepa aprovechar la profundidad de su nuevo Real Madrid y obtener una ventaja competitiva adicional respecto a sus adversarios más directos en cada una de las competiciones. Ojalá al tolosarra lo encuentre iluminado la venidera temporada y sea capaz de regalarnos un equipo competitivo y equilibrado, cada jornada, sin importar quién salte al césped.
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