IAM Noticias
·6 maggio 2025
El gran desafío para Lamine Yamal

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·6 maggio 2025
Inter y Barça se juegan a cara o cruz el pase a Múnich. Flick sabe que es como jugar una final en campo rival. El Inter despista con Lautaro.
Cuando acabó el partido de ida en Montjuïc, el mundo del fútbol se quedó a la espera de una segunda vuelta. Tal fue el espectáculo del intercambio de golpes que se arrearon el pasado miércoles Barça e Inter a base de contraataques, jugadas de estrategia, diabluras de Lamine Yamal y acciones al límite del fuera de juego, que el público quería más. La primera manga supo a poco. Pues bien, llegó el día y el Inter y el Barcelona, tras el maravilloso 3-3 de la ida, se enfrentan esta noche a las 21.00 horas en el Giuseppe Meazza (Movistar Liga de Campeones) en un partido que es toda una final para buscar plaza en la gran cita de Múnich del próximo 31 de mayo. Lo de hoy es una final que los blaugrana van a tener que jugar en campo rival.
El Giuseppe Meazza no es un campo cualquiera además. La afición, ya nieve o llueva, como es muy probable que pase esta noche, asegurará un ambiente típico de semifinal, pero no parece que esto vaya a impresionar demasiado al joven equipo blaugrana, que vistas las ruedas de prensa previas al duelo, apuesta por la naturalidad y disfrutar un momento que ni los propios jugadores se imaginaban cuando empezó el curso.
Dani Olmo, uno de los pocos jugadores del equipo que sabe lo que es llegar a este escalón europeo (sólo él, Ter Stegen , Lewandowski, De Jong y Christensen han llegado a semifinales) dejó claro el ambiente que se vive en el vestuario. “Los jóvenes lo viven como una fiesta. Le quitan importancia al asunto, pero ya estamos los más veteranos para hacerles ver la trascendencia del choque, pero tenemos un grupo muy sano”.
Y el líder de esta fiesta es Lamine Yamal, sobre el que están centrados todos los focos después de la exhibición de hace una semana que dejo boquiabierto al mundo del fútbol y al Inter con una sensación de amenaza que no se esperaban. O al menos, no la esperaban de esta manera.
Flick, siguiendo el hilo, reconoció que si los chavales viven estas situaciones como una fiesta no va a ser él el que les ponga más presión sobre sus hombros. Pero el alemán sabe que esta noche tiene un partido muy duro que torear.
De entrada porque el Inter ya dejó claro en la ida que sabe explotar a la perfección los puntos débiles de este Barça, que los tiene. Las transiciones de los italianos van a ser un dolor de cabeza como fueron en la ida con un Dumfries desatado y cada jugada a balón parado puede ser lo más parecido a un penalti.
Y ante estas situaciones, el alemán se encuentra sin dos de sus dos defensas más fiables: Balde y Koundé. El francés estaba claro que no llegaba al duelo, pero en el vestuario del Barcelona existía la certeza que el canterano llegaba a tiempo para medirse a Dumfries en las carreras por la banda. Balde, en el último entrenamiento antes de jugar en Valladolid, donde estaba previsto que disputara unos minutos para rodarse, notó molestias y se paró el plan para desolación del cuerpo técnico blaugrana, al que ahora le toca improvisar
Como en todas las improvisaciones, Flick se ve en la tesitura de desvestir un santo para vestir a otro. En el lateral derecho la cuestión parece clara: jugará Eric García, el chico para todo de la plantilla. El problema está en la otra banda. Gerard Martín se vio atropellado por Dumfries en la ida, pero es el único lateral izquierdo nato que le queda.
La opción que se tomó en Montjuïc para tapar el agujero fue la de recolocar a Iñigo Martínez como lateral zurdo, pero eso repercutiría en la salida de balón del equipo y haría jugar a Araújo como central. El uruguayo sigue, por decirlo de forma suave, relacionándose con dificultades con la línea del fuera de juego. Su tendencia a corregir más que a salir descompensa el acordeón del equipo blaugrana.
Lo más probable, es que Flick opte por los cuatro centrales, aunque no está claro como los ordenará. Son las únicas dudas de un equipo que de defensa hacia adelante parece más que cantado. Pedri, De Jong y Dani Olmo en el centro del campo y en ataque el tridente de los últimos partidos con Lamine Yamal en las bandas y Ferran Torres en punta teniendo la carta de Lewandowski en el banquillo.
En el bando italiano, el partido se ha empezado a jugar desde la sala de prensa y desde los medios de comunicación desde hace días. En la ida se especuló con que ni Dumfries ni Thuram llegaban al partido y en cuatro minutos habían marcado ya un gol cada uno. Antes de tomar el avión de regreso a Milán, el Inter ya anunciaba que Lautaro no podría jugar la vuelta. El mismo cuento de siempre.
Un cuento que se vio reforzado ayer a última hora con la noticia de que el central francés Pavard, que tenía que reaparecer en el partido de hoy, tuvo molestias en el entrenamiento vespertino del Inter y que es seria duda de nuevo para la semifinal.
En el Barcelona saben que este es un peaje a pagar con equipos de la mentalidad del Inter, y dan por hecho que ambos estarán sobre el césped. Salga quien salga, es el partido que espera Europa tras la ida. Una final en campo rival y con todo el mundo pendiente de Lamine Yamal y su desafío.
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