Nacional Es Pasión
·14 luglio 2025
Caldas 1 – Nacional 3 : ARRANQUE EN FIRME

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·14 luglio 2025
La columna de Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional dio el primer paso del semestre con una victoria que no solo suma tres puntos en la tabla, sino que también renueva la fe de una hinchada que venía golpeada, dividida y plagada de dudas. El 3-1 sobre Once Caldas en Manizales no fue una hazaña épica, pero sí un triunfo claro, construido con argumentos futbolísticos sólidos y señales muy alentadoras de funcionamiento. En un contexto donde las certezas escaseaban, Nacional respondió con juego, carácter y actitud. Y eso, en este momento, vale más que cualquier goleada.
Foto: Atlético Nacional
Porque el hincha no olvida el oscuro cierre del semestre anterior. Una eliminación dolorosa, un fútbol que no convencía, y una dirigencia que, dividida entre las presiones internas y externas, optó por darle continuidad al proceso Gandolfi. Una decisión polémica para algunos, valiente para otros. Pero lo cierto es que había que empezar con un golpe sobre la mesa. Y ese golpe llegó.
Desde los primeros minutos en el Palogrande se notó a un Nacional distinto. Más agresivo, más claro en sus ideas, más comprometido con lo que exige vestir esta camiseta. Aunque Once Caldas intentó generar peligro con Dayro Moreno y Luis Ángel Palacios, fue el verde quien pegó primero. Al minuto 11, en su primera aproximación seria, Marino Hinestroza desbordó con inteligencia y habilitó a Joan Castro, quien no dudó y definió al palo contrario del arquero. Un gol que fue un bálsamo, pero también una declaración de intenciones.
Foto: Atlético Nacional
Luego vinieron momentos de tensión. El local, impulsado por su gente, quiso reaccionar y aprovechó un error de Juan José Arias para generar una opción clara. Pero allí comenzó a crecer una de las grandes figuras de la noche: el propio Arias. El joven defensor central se repuso con madurez y temple, y terminó firmando una actuación sobresaliente. Firme en los duelos, sobrio en la salida, y valiente en la anticipación. Este partido fue, quizás, su confirmación como una promesa seria del fútbol colombiano. No es exagerado pensar que tiene condiciones para llegar muy lejos. Nacional tiene en él un central con proyección internacional.
Foto: Atlético Nacional
En el medio, la solidez de Matheus Uribe fue otro de los pilares. Aún lejos de su plenitud física, Uribe mostró inteligencia táctica, buena lectura de juego y liderazgo. Fue suyo el balón recuperado que desencadenó el segundo gol, tras asistir a Andrés Salazar, quien centró con precisión para que Alfredo Morelos definiera de zurda, cruzado, sin que el arquero pudiera hacer nada. 2-0 y control total del partido.
Dayro Moreno descontó de penal tras una mano involuntaria de Morelos, y ahí volvió a aparecer el aplomo de Nacional. El equipo no se descompuso, no cayó en la desesperación ni cedió terreno. Por el contrario, mantuvo el dominio, y siguió generando peligro. Cardona casi marca el tercero con un tiro libre milimétrico. Hinestroza seguía siendo un dolor de cabeza para la defensa rival con su desequilibrio constante. El extremo recobró ese ‘picante’ que lo volvió figura el semestre pasado, y que lo convierte en un arma letal por los costados.
El tercero finalmente llegó gracias a una jugada entre Salazar y Cardona que terminó en autogol de Iván Rojas. Ya con el 3-1 en el bolsillo, Nacional tuvo incluso la posibilidad de marcar un cuarto tanto en los pies de Juan Manuel Zapata, que desperdició de forma insólita una gran asistencia de Hinestroza. Pero eso no empañó el buen partido del equipo.
A partir de allí, el verde bajó el ritmo, administró el balón, y aseguró el resultado sin afanes. La sensación fue de control. De superioridad. De haber cumplido con autoridad en un debut donde no había margen para titubeos.
Más allá del marcador, hay conclusiones que deben destacarse. Primero, la actitud del equipo. No fue un Nacional temeroso, ni especulador. Fue un equipo propositivo, que buscó el arco rival desde el inicio y que manejó los tiempos del partido con inteligencia. Segundo, el funcionamiento colectivo. Hubo conexión entre líneas, sociedades en ataque, y compromiso en la recuperación. Tercero, las individualidades. Arias se jugó un partidazo. Hinestroza volvió a ser ese jugador indescifrable. Uribe empieza a ponerse a tono. Morelos marcó y respondió. Salazar fue clave en la creación. Y Cardona, aún sin anotar, tuvo destellos de su talento con visión y precisión en cada toque.
¿Es suficiente para decir que Nacional está listo? No. Faltan retos mucho más grandes, como el que se avecina en Copa Libertadores ante São Paulo. El plantel sigue necesitando refuerzos, y el camino apenas comienza. Pero lo que se vio en Manizales es un punto de partida positivo, ilusionante, y sobre todo necesario.
Porque Nacional no solo tiene la obligación de ganar: debe emocionar. Debe inspirar. Debe ser ese equipo grande que impone respeto y que construye sueños en cada jugada. En este debut, sin ser perfecto, volvió a ser ese equipo. Y eso, para la hinchada verdolaga, es una bocanada de esperanza.
Que este partido sea el inicio de algo grande. Porque cuando Nacional juega bien, todo parece posible.