IAM Noticias
·7 gennaio 2025
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·7 gennaio 2025
El Madrid pasa el rodillo ante la Deportiva Minera y se mete en octavos con goles de Valverde, Camavinga, Güler (dos) y Modric. Endrick no marcó ni brilló.
Detrás de los selfies, el sorteo de camisetas y la magnífica entrada en el Cartagonova para ver por primera vez al Madrid en competición oficial quedó un partido escandalosamente desequilibrado, demasiado obvio. Este Madrid, incluso en su cara B, es prohibitivo para cualquier equipo de Segunda Federación. El encuentro entre el gran fútbol y el otro fútbol resultó emotivo, pero no emocionante. El equipo de Ancelotti fue coleccionando goles sin dejar de pensar en la Supercopa ni arriesgar el físico. Para el registro quedó el debut de tres canteranos, Lorenzo, Diego Aguado, este a los 17 años, y Chema. Nadie les molestó. Arda Güler dejó dos goles y buenos detalles, Endrick no mejoró su estatus, Brahim demostró que anda muy cerca de Rodrygo y Modric, casi de mediapunta, vivió una noche de recreo premiada por el público. Un excanterano blanco, el meta de la Minera Fran García, dejó paradas de categoría superior. Hizo del partido una enorme autopromoción.
No tienen los equipos grandes la misma visión platónica de esta Copa que el público en general. Noches frías, campos bacheados, rivales ultraestimulados, nada que ganar, todo que perder. Este partido llegó, además, a las puertas del lujo asiático del Supercopa saudí, que ofrece un trofeo en solo dos esfuerzos. Así que Ancelotti tomó una doble precaución: llenar de suplentes la alineación inicial y no dejar a casi ninguno de los imprescindibles en casa por si se necesitaban bomberos. Un once marcadamente canterano por detrás, con Asencio y dos debutantes, los Aguado, y un ataque B que es A en otros contextos: Arda Güler y Brahim son las estrellas en sus selecciones; Endrick, el segundo nueve de Brasil hasta que dejó de jugar en el Madrid.
Y con ellos Valverde, ese Ironman sin el que Ancelotti sale a la calle: le había puesto en los 27 partidos del curso y solo le había sustituido en tres. Algo debe conocer sobre su inmunidad a la fatiga que al resto del mundo se le oculta. A los cinco minutos el uruguayo le había quitado la alegría inicial a la Minera con una volea imparable a quemarropa tras despeje insuficiente de Britos. Antes, Fran Martínez había evitado dos goles, en mano a mano fallidos de los examinados Arda Güler y Endrick.
Contra el equipo murciano jugaba no solo su notable inferioridad física y técnica, sino el hándicap de jugar a contra estilo. En su categoría pasa por equipo territorial y dominante. Sin la pelota fue un zombi.
Decidido que no habría partido desde el principio, hubo de ponerse el foco en los jugadores. Todos los del Madrid pisaron el área. Difícilmente tendrán otra ocasión muchos de ellos a lo largo del curso. Camavinga marcó el 0-2 de cabeza en territorio del nueve. Por la coreografía de la celebración debió parecerle una rareza incluso a él.
Endrick es un nueve fuera de tipo. Potencia y agresividad compensan su falta de estatura en un puesto donde el estándar es otro. En los últimos meses no ha sido ni alternativa en momentos de apuro, un periodo menguante que le ha dejado muy en el fondo del armario. La ocasión era estupenda para él y el partido, no tanto. Es, como todos los puntas del Madrid menos Brahim, un futbolista de arrancada en largo, pero todo el encuentro se jugó en un solo campo, transitadísimo. Perdió algunas buenas oportunidades por falta de templanza en el área. Conviene, en cualquier caso, esperarle. Por poner una referencia, el debutante canterano Lorenzo Aguado, al que le regaló un pase de gol. es cuatro años mayor y sigue en el filial blanco.
Arda Güler juega más y está más hecho. Aún le falta una actuación sobresaliente en un partido grande y un punto más de sacrificio. De su zurda puede vivir dos décadas, pero si quiere que sean en el Madrid le convendría tomar clases de perseverancia de Modric. Antes del descanso marcó el tercero del Madrid con un disparo desde la frontal del área.
El partido, en cualquier caso, no ofrece conclusiones. Lorenzo Aguado y Diego Aguado ni desentonaron ni tuvieron a quién parar. Asencio, el veterano del grupo, tampoco encontró adversario ante el que lucirse. Fran García, por su banda, tuvo más recorrido. El único acercamiento de la Minera antes del descanso fue un intento de Omar desde casi 50 metros que pilló a Lunin adelantado. De haber hecho blanco no hubiese cambiado la suerte de su equipo, pero se hubiera llevado un recuerdo imborrable.
Quien si tuvo premio fue el público, que pagó entradas al precio de Primera y tuvo la oportunidad de ver a Mbappé y Vinicius, reyes y magos, que salieron para dar lustre al partido en la última media hora, cuando Modric había hecho ya el 0-4 de tiro colocado de interior. Ancelotti tuvo tiempo de pensar en todo, incluso de quedar bien con la gente antes de que Güler firmara el doblete y la manita.
Endrick intentó apurar los últimos minutos para no irse de vacío, porque sabe que para tener oportunidades ha de hacerse de fiar, pero Fran Martínez (17 paradas) supo que era su gran día y dejó la goleada en discreta en un partido que quedará para la historia de la Minera y no tendrá ninguna para el Madrid.
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