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Tiralíneas Madrid

·24 ottobre 2024

Así fue la enésima exhibición europea de Vinicus Júni’Or

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La segunda parte de Vini Jr frente al Borussia Dortmund es un recital futbolístico a la altura de muy pocos jugadores en la historia de este deporte

El Real Madrid afrontaba su tercera jornada de Liga de Campeones; recibía a un Dortmund que, apenas unos meses atrás, había contemplado impotente a la consecución de la décimo quinta; se trataba de una semana crucial en clave madridista porque el próximo sábado disputarían el primer Clásico de la temporada… y el ambiente en el templo de Chamartín era inmejorable.


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Las banderas merengues ondeaban por el cielo de la capital, el célebre «muro amarillo» quedó en nada ante un imponente coliseo teñido de blanco por completo y ese himno que cada vez se vincula más con la entidad madridista comenzó a sonar para hacerle saber al mundo entero que la competición más importante del mundo estaba a punto de volver a disputarse en su escenario favorito. Sin embargo, a pesar de todo este contexto inmejorable, los muchachos de Ancelotti llevaron a cabo una primera parte para el olvido.

Vini Jr, como siempre, acudió al rescate de los suyos

Los 22 protagonistas que comenzaron el partido enfilaron el túnel de vestuarios, concluidos los primeros 45 minutos, con un marcador de 0-2 en favor de los visitantes. A la vuelta del descanso, el runrún en el Bernabéu era más que notable y, justo entonces, apareció el de siempre para devolver la ilusión a los suyos y recordar al antimadridismo que a este equipo jamás hay que darle por muerto.

Con un Mbappé absolutamente desaparecido e irreconocible y un Bellingham que poco tiene que ver con el de la pasada campaña; Vinicius Júnior volvió a dar un paso al frente, asumió galones, se echó el equipo a sus espaldas y decidió liderar a los suyos hacia otra noche mágica de las que tanto gustan por Chamartín. La capacidad de resiliencia del brasileño es increíble, sí, eso ya lo sabíamos; pero lo sucedido en la noche del martes en el Santiago Bernabéu es digno de enseñar en cada escuela de fútbol para que los niños aprendan el desborde, el regate, la definición, la conducción con el balón pegado al pie, el compañerismo, el liderazgo… observando todos ellos en su máxima expresión.

Emulando a ese otro ‘7’ al que aún nadie olvida, Vini no se cansó de recorrer la banda izquierda una y otra vez. Superaba a sus defensores con una facilidad aplastante, se sacaba recursos de la chistera que, lejos de ser virguerías, resultaban ser realmente efectivos y, sobre todo, era capaz de generar esa sensación de peligro cada vez que entraba en contacto con el balón.

El tercer ‘Hat-Tricki’ de Vini Jr

Esta exhibición del brasileño logró volver a encender la caldera del Santiago Bernabéu y contagiar a sus compañeros convenciéndoles de que esto es el Real Madrid, estaban disputando la Champions y la remontada sería cuestión de tiempo. En este contexto, fue Antonio Rüdiger quien logró batir por primera vez en el choque al guardameta del Dortmund para hacer los honores de lo que, a partir de ese momento, todo el mundo ya sabía lo que iba a suceder. Qué paradójico, ¿no? Tuvo que ser el «loco» quien iniciara la locura en el templo blanco.

Apenas un minuto o dos después, Vini Jr aprovechó un mal despeje de la zaga germana para embocar a gol y, a pesar de que el colegiado lo anulara en primera instancia por aparente fuera de juego, subió las tablas al luminoso. La celebración del brasileño ejemplifica a la perfección lo que representa este chico para esta entidad y lo que significa este escudo para él. Cuando el VAR corrigió al árbitro y validó su primer tanto, el brasileño celebró con rabia y comenzó a golpearse una y otra vez el pecho, llevándose la mano al escudo y gritando bien fuerte que «esto es el Real Madrid».

El partido del ‘7’ blanco hasta este primer gol ya era de 10, pero lo sucedido a partir de entonces roza la excelencia. Cuando el Madrid ya había conseguido darle la vuelta al partido completo con el 3-2 de Lucas Vázquez; de pronto, Vini se inventó una jugada que, de haberla protagonizado Maradona, Messi o el propio Lamine Yamal, aún seguiría abriendo la sección de deportes en cada medio de comunicación. El ex de flamenco cogió el balón prácticamente en su área, pegado a esa banda izquierda que ya lleva su nombre, y, desde allí, comenzó a correr sin que nadie pudiese alcanzarle hasta la frontal del área germana.

Vinicius Júnior, el mejor futbolista del mundo

Corría el minuto 85 y los defensores del Dortmund, muchos ellos recién saltados al campo, tan solo pudieron observar atónitos cómo aquella estrella de 24 años que el próximo lunes brillará más que nunca marcaba el que sin duda será el mejor gol de la temporada. Sí, han leído bien, Vinicius no solo logró recorrerse el campo entero dejando defensores a su paso como si de conos se tratase, sino que al plantarse en la frontal, soltó un latigazo ante el que nada pudo hacer Kobel. Vini lo sabía, acababa de marcar el mejor gol de su carrera; sus compañeros se echaban las manos a la cabeza; Ancelotti alucinaba al ver cómo aquel niño en el que confió hace tan solo unos años ahora era capaz de dejar boquiabierto a cualquiera; y el Bernabéu se emocionaba al ver cómo ese chico que representa mejor que nadie los valores y principios de este entidad ha conseguido convertirse en el mejor futbolista del planeta.

Este gol define a la perfección lo que es Vinicius y su evolución desde que llegó al Real Madrid. Nada queda ya de aquel chaval dubitativo de cara a puerta al que tanto y tanto le costaba tomar la decisión correcta en los últimos metros para hacer gol. Ahora, Vini es la combinación perfecta entre potencia, velocidad, definición, pegada, desborde y, sobre todo, esa calma que tanto caracteriza a los cracks mundiales para levantar la cabeza en el último momento, decidir dónde quiere poner el balón y teledirigirlo allí para enviarlo al fondo de las mallas.

Pues bien, después de ofrecernos esta auténtica obra de arte, el nuevo ‘7’ blanco demostró que, aunque muchos lo nieguen o no terminen de aceptarlo, tiene muchas semejanzas a aquel ‘7’, CR7, que marcó una época con esa misma elástica que ahora defiende el brasileño. Vinicius no se conformó con los dos goles que llevaba en su casillero y llevó a cabo otra jugada más para el recuerdo: recortando hasta en dos ocasiones a su par y penetrando con un golpeo muy potente con su pierna izquierda la meta del Dortmund para subir la «manita» al marcador, anotar el tercer ‘Hat-Tricki’ de su carrera, sentenciar un partido que, recordemos, iba 0-2 al descanso y demostrarle a todos aquellos que andan buscando cueva para el próximo lunes 28 de octubre por qué este Balón de Oro que ya tiene dueño, Vinicius José Paixao de Oliveira Júnior, es el más merecido de la historia.

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