Alan Velasco podría alcanzar un récord negativo en la historia de Boca | OneFootball

Alan Velasco llegó a Boca en enero con grandes expectativas y bajo el rótulo de segundo refuerzo más caro en la historia del club. Tras una extensa negociación con el FC Dallas, el club desembolsó 10 millones de dólares por el 100% de su pase, asegurándose a uno de los talentos más buscados del fútbol argentino. La operación fue la más costosa de la gestión y se ubicó solamente detrás del regreso de Román en 2007.

Sin embargo, a ocho meses de su arribo, el habilidoso mediocampista ofensivo aún no logró marcar su primer gol con la camiseta azul y oro. Su sequía lo coloca peligrosamente cerca de un récord poco feliz en la historia de Boca: el de mayor cantidad de minutos sin convertir para un jugador de ataque. En un club donde la eficacia ofensiva es parte de la exigencia diaria, este dato no pasa desapercibido.

Con 1.273 minutos disputados en 23 partidos, Velasco está a apenas 32 minutos de igualar a Rubén Favret, puntero derecho de los años 70, y a 363 de alcanzar a Lautaro Acosta. El registro histórico lo ostenta Aaron Molinas con 2.010 minutos sin goles. Aunque las comparaciones entre épocas y estilos de juego puedan ser injustas, la estadística refleja la presión que recae sobre el ex-Independiente.

El rendimiento de Velasco generó mucho debate entre los hinchas. Si bien mostró algunos destellos de su técnica, movilidad y capacidad para asociarse en el juego, su falta de efectividad en el área rival es un déficit notorio. La inversión realizada por la dirigencia aumenta la expectativa de una rápida adaptación y un aporte tangible en el marcador.

El cuerpo técnico de Miguel Ángel Russo sigue respaldándolo, confiando en que el quiebre llegará pronto y que la racha sin goles es solo un bache en su etapa inicial. Sin embargo, el tiempo corre y cada partido sin convertir alimenta las críticas y la incertidumbre sobre su rol como refuerzo estrella.

Además, es importante destacar que Velasco quedó muy marcado en Boca luego de malograr su penal (el quinto y último en la tanda) frente a Alianza Lima, lo que derivó en la eliminación del equipo en ese entonces todavía dirigido por Fernando Gago de la actual Copa Libertadores en Fase 2.