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·25 agosto 2024

Acto de irresponsabilidad y pagar las facturas

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Casi tres meses después, el levantinismo se reencontró con aires renovados. Prácticamente todos estaban en el santuario granota y volvieron a disfrutar. Y apelo al "prácticamente" porque faltaron cinco, si no más, donde especialmente destacó la ausencia de uno, en lo que es un acto más de irresponsabilidad de los responsables del rumbo de este Levante UD.

- Pepe Danvila y Felipe Miñambres (@ Levante UD) -


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Por segunda jornada consecutiva, cinco futbolistas se quedaron sin inscribir en LaLiga. Ellos fueron Alfonso Pastor, Rober Ibáñez, Pablo Martínez, Pampín y Vicente Iborra. El presupuesto y la escasa flexibilidad económica no da para más. Y bastante que hay que dar unas gracias con muchos asteriscos a Pepe Danvila porque una inyección extra de más de 200.000 euros permitió inscribir hasta a otros tres jugadores para la cita del pasado domingo en El Molinón, como informó Sin Tregua Radio.

Estas no inscripciones pueden contar con el único extenuante de Diego Pampín, tras una microrrotura en el tramo final de pretemporada y con el que se está teniendo precaución. Un hecho que, dicho sea de paso, no ha sido anunciado incomprensiblemente y en ningún momento con un parte médico del club. Mientras tanto, sacrificas a tu portero suplente al tener en la recámara a Primo, al hombre más destacado de la pretemporada por supuestamente estar en la rampa de salida y a otro efectivo en el medio, renovado por permanencia, lo nunca visto.

Lo que no tiene exculpación es que Iborra volviera a ver el partido desde la grada. Tras dar la motivacional charla previa en el vestuario, cuando no le correspondía al no estar convocado y ejerciendo como el verdadero capitán que es, el '10' tuvo que presenciar los avances de su equipo por segunda semana consecutiva fuera del terreno de juego. Sabe que su momento llegará, pero de nuevo le toca tragar ante la delicada situación del Levante y cuando su entrenador también lo anhela y necesita.

Es la clara muestra de esa irresponsabilidad, traducido por las consecuencias de un capricho que tiene nombres y apellidos: José Luis Morales. Y aquí volvemos a esas gracias con matices. Porque si su regreso no hubiera sido un antojo de la actual directiva, innecesario ahora por los gastos que acarrea en el alto porcentaje del rebasado límite salarial que fija LaLiga y sin entrar ya al debate de su posible contribución deportiva, no sería todo tan dramático dentro de la gravedad que atañe al club.

Esos caprichos traen consecuencias. Ahora, si de aquí al 30 de agosto con el cierre del mercado no llegan ofertas o Felipe Miñambres no logra endosar a nadie, Danvila se verá obligado a invertir más millones para arreglar el percal. Unos millones que no caerán del cielo. Además, sin más fichajes ni refuerzos tan necesarios y reclamados por Julián Calero, al menos en el puesto de central y donde es recomendable complementar en el lateral derecho y delantera.

Todo esto es el precio a pagar por tragar con otro capricho: la renovación del director deportivo, avalado por sus fracasos en la única parcela en la que debe ser competente. Tragando con la imposición de Morales y en contra de unos principios por los que renunció a su puesto en su día en el Celta de Vigo, las ventas de este verano han sido insignificantes en el Levante, al margen del caso insólito de Buba Sangare.

Uno no puede permanecer expectante a los "y si..." de que otros clubes acepten tus condiciones por Pablo Martínez, de obtener más beneficios por los derechos reservados con Marc Pubill... Son supuestos, no realidades. Y si tanto presume en alguna entrevista de las numerosas horas de trabajo que dedica dentro del Levante, que queden expuestas y con resultados a los ojos de todo el mundo.

Al final, si bien en la eficacia deportiva parece que se quiere ir asomando la cabeza poco a poco gracias al trabajo e implicación de Julián Calero, se siguen arrastrando errores recientes del pasado. Es un ostensible acto de responsabilidad y ahora habrá que pagar las facturas, sin más premura.

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