Tierra soñada | OneFootball

Dice la expresión popular que Zamora no se ganó en una hora. Y lo mismo ocurrió con la conquista de Granada, que también duró lo suyo. Pero eso es Historia y aquí tenemos la sana costumbre de detenernos en el presente y futuro más inmediato, que si no la cerveza se calienta.

El caso es que el pasado domingo al Sevilla FC le bastó menos de una hora para conquistar al Granada para tranquilidad de todos los que poblaban las gradas del Sánchez-Pizjuán y de quienes lo veían por televisión. Una hora que significó decirle adiós a las matemáticas, girarse y mirar hacia arriba de la tabla, nuestro lugar natural, nuestro hogar.

Hay quien ya respira tranquilo, no sin buenas razones, quizás sin saber que no es lo mismo terminar entre los diez primeros que justo detrás. Por una simple cuestión de reparto de dinero a los clubes. Y eso, tal y como estamos, calculadora en mano, hace que haya que pensar en seguir ganando partidos y escalando posiciones.

Al finalizar el partido, un aficionado salía feliz, valga la redundancia, y silbando por lo bajini aquello de “Granada, tierra soñada por mí…”, una canción compuesta por el autor mexicano Agustín Lara quien, por cierto, jamás pisó la ciudad nazarí. Es como si el himno del Centenario, en vez de El Arrebato, lo hubiera compuesto Beyoncé. Que no te digo yo que no se iban a multiplicar las invitaciones de las peñas para que lo cantara en directo en sus sedes, pero…

A diferencia de Agustín Lara, nosotros no sólo tenemos nuestra propia tierra soñada, sino que la hemos conquistado ya la friolera de siete veces. ¿Alguien de los alrededores puede decir lo mismo? Ah, por si acaso. Es que había escuchado comentarios sobre Europa que parecían lecciones… Y no, va a ser que no. La UEFA, como Zamora y como Granada, no se conquistó en una hora. Pero una vez que abrimos la puerta del inexpugnable castillo, la alfombra roja nos la seguirán poniendo ya para siempre.

Yo no sé si el año que viene seguirá en el banquillo nuestro querido gitano Quique Sánchez Flores. Yo no sé, como apuntaban en esta misma Colina los expertos de la actualidad nervionense, si vendrá Ansu Fati a esta que es su casa por derecho. No tengo ni idea.

Pero tengo meridianamente claro quién sí estará. Usted, querido lector sevillista, valga la redundancia, y un servidor. Con nuestras ilusiones renovadas. Con nuestra bufanda y nuestra bandera listas para ser ondeadas al cielo de Nervión. Con nuestro ya invariable recuerdo a lo que cuentan las lenguas antiguas.

La tierra soñada, la temporada que viene, seguirá esperándonos con los laureles abiertos. A ver si no la hacemos esperar tanto como este año.

Y de momento, a ver si logramos que, a finales de este mes, ese aficionado al que me he referido antes, y como él todos los demás, despedimos la temporada silbando y alegres.

Así sea.