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·20 Agustus 2025
Rincón del Turco: Deseo de cosas imposibles

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·20 Agustus 2025
«Me callo porque es más cómodo engañarse, me callo porque ha ganado la razón al corazón» Deseo de cosas imposibles – La oreja de Van Gogh.
Nos quedaba la fe. Esa fe tan propia del corazón, esa tozudez tan característica del sentimiento, esa quimera devenida en milagro que se hizo canon al mirar el escudo y creer, con mucho de fantasía, o con deseo de evadir el contexto, que se repetiría aquella mágica noche de marzo de 1993.
Incluso, al ver a los que anoche se posaron en la cancha de Maracaná (y digo se posaron, porque salir a jugar al fútbol, sería exagerado) tenían el mismo conjunto de otrora, con camiseta blanca, calzón rojo y calcetines rojos, nos empeñamos en pensar que sería una velada épica para poner en los libros de historia de este club…vaya error.
La realidad nos pasó por encima con una jugada. Serna sacó a bailar a Tovar en un enganche, la clavó con sutileza al palo que debía defender Soto, y hasta ahí llegó el cuentito. Del resto del partido, lo mismo de siempre. Un América que se come un golpe, y que no tiene idea de cómo reaccionar. Que a duras penas inquieta portería contraria, que desvaría con las modificaciones, y que, con su nula irreverencia, le permitió al rival entrenar a puerta abierta de cara a su enfrentamiento contra Bragantino.
Entre el 2 de marzo del 93 y hoy, hay demasiadas diferencias, y no solo por el marcador, o las sensaciones en el hincha. Ya no están las figuras de ese entonces, mucho menos su calidad técnica, tan dispar en la comparativa. Ni qué hablar de la actitud y la ardentía, porque los de la noche copera salieron raudos, feroces e irrespetuosos a pasar la camiseta por encima del Maracaná, mientras que los de anoche fueron a tomarse fotos con las placas, sellar el pasaporte, y servirle de sparring al Flu. Da grima ver jugadores que hace rato cumplieron su ciclo, dando lástima en el terreno de juego. Da puede ver a un DT que paga cara su pasantía, sin arma alguna para contrarrestar, y saca de quicio ver esa pasividad, tirando a estupidez, con la que se quedan viendo como los contrarios los toman de saquito de boxeo con un par de golpes al mentón.
¿Y de dirigencia? Diferencia abismal, porque en esa época, había ambición, se quería ganar, se buscaba que fuese América, su camiseta, si escudo y su legado lo que saliese triunfante. Esto no es más que una horda de egos, de personas ávidas de protagonismo, de buitres peleando por carnaza a ver quién se traga el pedazo más grande, mientas la institución arrastra su dignidad cuan cartón maltrecho.
Nos consume una disputa familiar, como si América fuera un lote baldío en el que cada quien quiere hacer lo que se le canta, y con las partes jugando a ver quién es más «hábil» negociante, como si el fútbol se entendiera como se entiende el Monopoly que se juegan en el despache de sábado por la tarde.
Hoy no somos más que las migajas del pasado.
Bienvenidos de vuelta a la realidad, a esta maldita realidad en la que nos convirtieron, y en la que, por mucha ilusión de la que queramos llenarnos, volver a esas mágicas noches de copas de antaño, no es más que un deseo de cosas imposibles.
Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @UnMequetrefeMas; nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”. Un abrazo para todos
Langsung
Langsung