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La Galerna

·8 Januari 2025

Réquiem por la Supercopa auténtica

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La competición que se va a disputar entre el jueves y el domingo próximos no es la Supercopa de España. Lo podemos llamar ‘SuperPiqué’, ‘PiquéCup’ o la última herencia envenenada de Rubiales. La Supercopa auténtica murió en la temporada 17/18, con el Real Madrid, por cierto, como último vencedor.

La competición que enfrentaba al campeón de Liga con el de Copa tuvo su primer precedente, según el historiador Bernardo Salazar, nada menos que en 1936, pero decidimos liarnos a tiros y aquello, aprobado por la RFEF, quedó en un cajón. Terminada la guerra, se sucedieron nada menos que tres precedentes de la Supercopa, que no arrancaría de verdad hasta 1982. Sólo un año después del fin del conflicto se disputó la Copa de los Campeones, aunque su oficialidad está en entredicho. En 1941 la Federación organizó la Copa Presidente de la Federación, un invento que incluía a los campeones de Copa y Liga, así como al tercer y cuarto clasificado de esta última. Por último, la precursora más duradera fue la Copa Eva Duarte, celebrada en honor a la argentina entre las temporadas 46/47 y 52/53, y que, ahora así, sólo la disputaban los ganadores de Liga y Copa.


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La competición que se va a disputar entre el jueves y el domingo próximos no es la Supercopa de España. Lo podemos llamar ‘SuperPiqué’, ‘PiquéCup’ o la última herencia envenenada de Rubiales

No fue hasta el año del Mundial de España cuando se afianzó la Supercopa de España como un torneo a doble partido, el primero en casa del vencedor de la Copa y el segundo en el feudo del ganador de Liga. Disputada en sus inicios en mitad de la temporada, en 1994 se potenció su relevancia situándola justo antes del inicio de la Liga, en esas fechas que hoy son tabú por la voracidad del negocio.

El Real Madrid fue protagonista de la primera y la última Supercopa auténtica, pues perdió la competición inaugural ante la gran Real Sociedad de aquellos años (4-1 en el tanteo final) y ganó la edición de 2017 contra el F.C. Barcelona (5-1).

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Para ser justos, la cosa comenzó a torcerse mucho antes, allá por 2012, cuando la Federación cerró con China un acuerdo para trasladar en torneo allí durante cinco años, pero todo quedó en amago gracias a la oposición de Madrid y Barça. Puro espejismo. En 2018 salió por primera vez de nuestro país hasta Tánger, donde los catalanes se impusieron al Sevilla por 2-1. Y en la 19/20 llegó el acabose: torneo con cuatro participantes (ganadores y finalistas de Liga y Copa) a celebrar en Arabia Saudí.

El acuerdo de la Federación con la empresa saudita SELA, además de contribuir a la estrategia del príncipe Mohammed bin Salman de lavar la imagen del régimen a costa del deporte, supuso una ignominia de intereses cruzados, corrupción y perversión del fútbol en favor del negocio.

Tal y como ha detallado la UCO en el último informe solicitado por la jueza que investiga las presuntas irregularidades de la Federación de Rubiales, Gerard Piqué (oh, sorpresa) fue “parte activa” de un acuerdo cerrado cuando todavía era jugador de uno de los equipos participantes. Según desvelan los investigadores, la Federación concedió al ya exfutbolista “un mandato de exclusividad” para buscar “opciones de negocio” (aquí está la clave de todo) para la Supercopa. Y el catalán la encontró. Tras sondear Estados Unidos, China y Japón, Piqué cerró un acuerdo ventajoso para él, para la Federación y, si tomamos por válidas las palabras del expresidente federativo “para ayudar al desarrollo de la mujer en el fútbol de Arabia”. Tócate los pies.

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La cosa (ampliada en 2021) quedó así: 264 millones, a razón de 40 para la Federación en cada una de las ediciones a celebrar en Arabia (hasta 2029) y 40 de comisión para Kosmos, la empresa de Piqué. No es necesario recordar que el sueldo del presidente de la Federación incluía variables dependientes de los acuerdos económicos del ente.

Así que, como decía al principio, lo que el Madrid se va a jugar contra el Mallorca y Barcelona o Athletic si sale vencedor del primer envite no es la Supercopa, sino un torneo utilizado por Rubi y Geri, al más puro estilo Bonnie & Clyde, con el único pretexto de aumentar los ceros de sus cuentas y bajo la lupa de una investigación judicial.

No es fútbol, es sucio negocio.

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