Revista MadridistaReal
·4 Januari 2025
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Desde la previa ya se sabía que íbamos a ver un partido de alto voltaje. El recibimiento estuvo caldeado, pero cuando comenzó a rodar el esférico aumentó la intensidad. Hubo protestas contra la directiva valencianista, aunque predominaron los cánticos contra el Real Madrid y Vinicius Jr. Desde el ya conocido «balón de playa», hasta el «tonto» o algún que otro «mono», además de los pitos en contra del brasileño cada vez que recibía el balón. El ambiente era propicio para silenciar a la grada con buen fútbol. En cambio, la renovada versión del Valencia sorprendió a los de Ancelotti.
El liderato estaba en juego, pero el Valencia no paraba de apretar. Los locales presentaron un ritmo y una presión insostenibles en el tiempo. Sin embargo, le sirvió para activar a Courtois y batirle antes de cumplir la primera media hora de juego. Los minutos pasaban y el Real Madrid se topaba con un Valencia cerrado, compacto y seguro de sí mismo. En los segundos 45 minutos, el conjunto merengue entendió que solo le quedaba el camino de la remontada si quería dormir en primera posición. Ahí fue cuando empezó a ganar el partido.
Los blancos, en esta ocasión vestidos de naranja, imprimieron más ritmo al juego. Es cierto que empataron en el minuto 60 por medio de un gol de Mbappé, pero el fuera de juego volvió a traicionar el francés. La salida de Brahim, Camavinga y Modric sentaron bien al equipo. Algo que calmó los tensos ánimos que había en Mestalla tras la expulsión de Vinicius Jr. El croata fue el impulsor de la remontada con su gol en el minuto 85. Una combinación genuina entre Brahim, Bellingham y el propio Modric acabó convirtiéndose en el gol del empate. La máquina ya estaba en marcha y la víctima había picado en el anzuelo. Únicamente quedaba rematar la hazaña.
Aitor Alcalde/Getty Images
Con un jugador menos y el Valencia defendiendo con uñas y dientes, parecía imposible pasar el empate. Ya suponía bastante haber conseguido la igualada en el electrónico. Los nervios de los protagonistas y los aficionados se palpaban en el ambiente. Tanto fue así que en el quinto minuto de los nueve que dio el colegiado vimos un error garrafal de la defensa valencianista. Justo en el lugar indicado estaba Jude Bellingham, quién envió el esférico al fondo de la red como si de un entrenamiento se tratase. De pronto, Mestalla enmudeció y el madridismo estaba pletórico.
Por primera vez en la temporada, el Real Madrid lideraba la competición doméstica. Justo en el escenario menos propicio para ello: con un jugador menos, por detrás en el marcador a falta de 10 minutos y en un estadio volcado en su contra. Los pupilos de Ancelotti lo consiguieron. Las consecuencias de la tensa victoria son buenas, pero a la vez malas. Estos tres puntos son muy importantes, aquellos que dan ligas. Sin embargo, Vinicius volvió a caer en las provocaciones de Mestalla y acabó expulsado.
Se hablan de dos partidos de sanción y el propio brasileño pidió perdón al término del partido. Sin embargo, el madridismo no puede dejar que su percance nuble un triunfo colosal. Las sanciones se pasan y se cumplen, pero los puntos se quedan en el casillero. Hubo que sufrir en el primer partido del año, pero los de Ancelotti comienzan el 2025 en lo más alto de la tabla. Ha costado, pero han conseguido dar un puñetazo encima de la mesa.