Parce, Nacional pulverizó la hegemonía de clubes de Brasil en Colombia | OneFootball

¡Parceee! Lo que pasó en el Atanasio no fue solo un partidazo… ¡fue historia pura! Atlético Nacional, el más grande de Colombia, se paró con toda la verraquera y pulverizó esa racha de 19 partidos invictos que tenían los equipos brasileños en nuestras tierras por Copa Libertadores. Sí, como lo oís: ¡19 partidos! Pero eso se acabó gracias al 3-1 monumental que le clavamos al Internacional de Porto Alegre.

El Verde salió con el pecho inflado, como debe ser, y desde el primer minuto se notó quién mandaba en la casa. ¡Qué manera de jugar, parceros! Toques finos, presión alta, y esa hambre de gloria que solo tienen los verdaderos gigantes. El Atanasio rugía como un solo corazón, y los muchachos en la cancha respondieron con fútbol del más sabroso.

Y es que esto no es solo un resultado, parce, esto es una declaración de poder. Nacional no solo ganó… arrasó. Le puso fin a una hegemonía que ya parecía eterna. Los brasileños venían sobrados, como quien llega creyendo que va a pasear… pero se toparon con una muralla verde llena de talento, coraje y jerarquía.

Los goles fueron poesía pura, hermano. Cada tanto fue un grito de orgullo paisa, una cachetada futbolística al conformismo. Este equipo no se achica ante nadie, y cuando suena el himno Verdolaga, hasta el más grande tiembla. ¡Cómo no estar orgulloso, pues! Esto es lo que somos: pasión, historia y garra.

Los hinchas, ni se diga. ¡Una locura total! El estadio fue un carnaval de voces, banderas y aliento sin parar. La hinchada de Nacional no falla, y ayer demostró, otra vez, que el jugador número 12 también juega y mete miedo. Que vengan de donde vengan, acá se respeta.

Y ojo, parcerito, que esto no termina acá. Este triunfo nos pone en el mapa de nuevo, nos recuerda y les recuerda a todos quién es el papá en Colombia y por qué tenemos dos Libertadores en la vitrina. Nacional está vivo, está fuerte y está listo para seguir rompiendo esquemas en este continente.

Así que, mi hermano, saque la camiseta, alce la frente y grite con orgullo: ¡Soy del Verde, soy feliz! Porque lo que vivimos anoche no fue solo fútbol… fue un acto de grandeza. ¡Vamos Nacional, carajo! ¿Quién dijo miedo, pues?