Parce, en el Atanasio recibiremos a JuanFer con altura | OneFootball

Este sábado el Atanasio va a temblar, mi hermano. Y no solo por los cánticos y las banderas, sino porque vuelve un viejo conocido: Juanfer Quintero se pone la camiseta del América y pisa de nuevo el césped donde alguna vez se ganó el aplauso del pueblo rojo. Sí, parcero, ese mismo que en su momento nos hizo levantar del asiento con un pase filtrado o una joya desde fuera del área.

Pero ojo pues, que esto no es una novela de reconciliación ni de nostalgia. Esto es cuadrangulares, fase definitiva, y nosotros no vamos al estadio a mirar quién vuelve con otra camiseta, sino a empujar al Medallo con todo el pulmón, con todo el alma. ¡Esto es por nosotros, por la historia, por el sueño que no se negocia!

A Juanfer se le reconoce lo que hizo, claro que sí, porque aquí no somos desagradecidos. El man sudó esta camiseta y nos regaló fútbol del bueno. Pero también es cierto que ya no está con nosotros, y el respeto no significa olvidar por qué vamos al estadio: vamos a ganar, no a aplaudir visitantes.

Foto tomada del Independiente Medellín Oficial

Así que parcero, este sábado lo que se viene es una fiesta rojiazul, con el Atanasio pintado de Poderoso, con los trapos ondeando, los bombos retumbando y la gente cantando como si la final fuera mañana. ¡Vamos a hacer sentir el peso de la historia, la presión de la casa, el amor por estos colores que no se cambian ni por un cheque ni por nostalgia!

No se equivoquen pues, que la hinchada del DIM no está para insultar ni para shows innecesarios. Estamos para alentar, apoyar y dejar claro que aquí manda el rojo verdadero, el que no se rinde, el que se levanta, el que se sueña con la séptima en la espalda.

Y si Quintero mete un pase, lo aplaudirán los suyos. Pero si el Medallo mete gol, va a temblar la ciudad entera. Porque el respeto no quita la pasión, y la pasión se traduce en 90 minutos de apoyo incondicional, de aguante puro, de esos que solo sabe dar esta hinchada que no se cambia por nada.

Así que nos vemos en la tribuna, mi loco. Lleve su bandera, su camiseta, su garganta afinada. Porque el sábado no se juega un partido más, se vive una nueva página de esta historia hermosa que se llama Independiente Medellín. ¡Y esa historia la escribimos nosotros, los del pueblo, los del aguante!