
La Galerna
·28 Agustus 2025
¿Os imagináis ser Vinícius?

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·28 Agustus 2025
Buenos días. ¿Os imagináis ser Vinícius? No, no nos referimos a ser la estrella del Real Madrid. Tampoco a ser el mejor jugador del mundo varios años con independencia de los galardones. Ni siquiera a ser determinante marcando gol en dos finales de Champions a pesar de su juventud. No. Nos referimos a ser el objeto de descarga de las frustraciones padecidas por el gañanismo, el saco de boxeo golpeado una y otra vez por multitud de gentes que piensan que de ese modo verán reducido el dolor que les producen sus mezquinas vidas, la diana perfecta asaetada día tras día por las ondas, las letras y los bytes de medios insostenibles que necesitan prostituirse para sobrevivir.
Llama la atención que en una sociedad tendente en los últimos tiempos al buenismo, que cada vez combate más los abusos, el acoso, la conculcación de los derechos fundamentales, donde cada vez está peor visto —afortunadamente— ser un faltón, un maleducado, un Torrente de la vida, una sociedad en la que si arrancas un ramillete de tomillo paseando por el campo puede caerte una multa de órdago, en la que una opinión divergente o que simplemente ponga en duda cualquier dogma de las nuevas «religiones laicas» supone la cancelación pública de alguien, en un mundo así, está permitido —y tiene buena prensa— insultar, acosar, agredir, deshumanizar, atacar de modo racista a Vinícius continuamente. Todos los días del año. ¿Os habéis parado a pensar lo que eso supone para la salud de la víctima? ¿Os habéis puesto en su pellejo?
Cuando uno viaja y se encuentra con gentes de otros lugares de España, inopinadamente les falta tiempo para dejar claro lo que odian a Vinícius, sin que la situación hubiese dado pie a ello. Porque esta ralea está convencida de, primero, estar en posesión de la verdad y, segundo, que pueden decirle a otro adulto cómo ha de comportarse. Por su bien.
A pesar de las toneladas de grabaciones que demuestran que a Vini le han llamado, entre otras lindezas, «mono», este tipo de homo cazurrus afirma que él estuvo en tal o cual estadio y puede asegurar que la turba no gritó «mono», sino tonto. Además de ser mentira, a la vista de las pruebas, esta sandez demuestra que ellos ven normal acudir en masa a un lugar a insultar a alguien que está ejerciendo su trabajo. ¿Cómo acabarían estos homos cazurrus si llevasen años siendo insultados, acosados y agredidos por millones de personas todos los días?
Entre otros motivos, Vinícius molesta porque desnuda a la sociedad y la muestra tal cual es. Y nuestra sociedad es más zafia de lo que nos gustaría. La densidad de cafres es superior a lo que creemos.
Si sonríe, molesta; si reclama lo suyo, es un bocazas; si celebra un gol, es un provocador; si se defiende, un maleducado. ¿Os imagináis vivir en esa ratonera?
Lo que sucede con Vinícius es el espejo más descarnado del balompié patrio. Se disfraza de «ambiente de fútbol» lo que no es sino racismo, violencia y mala educación. Aquí no merece horas y horas de radio el que insulta desde la grada, el que arroja un mechero, el que tira una botella al campo, el que acude ataviado de neonazi a realizar todo esto y más, no, aquí merece horas y horas de tratamiento mediático quien recibe los insultos, quien es el objetivo de la botella o el mechero, quien se ha convertido en obsesión para grupos neonazis que organizan campañas contra él con la connivencia de su club.
Hay que tener desfachatez para culpabilizar a la víctima para responder con «él se lo ha buscado» o «tiene que cambiar» después de cada ataque racista, personal o físico que sufre. Es la misma coartada que han usado los abusadores de toda la vida: desplazar la culpa hacia la víctima, que, además, se atreve a alzar la voz.
Vinícius tiene que aprender a comportarse porque aquí la agresión es pedagogía y la defensa es insolencia.
El asunto trasciende lo deportivo. Lo que está en juego es el derecho básico a no ser insultado por tus habilidades, por tu equipo o por tu color de piel. A que tu talento no sea criminalizado. A que tu sonrisa no sea interpretada como una provocación. A que ser tú mismo no se convierta en pecado. Los responsables son los acosadores, los que relativizan, los que no condenan, los que callan para no incomodar y ver perjudicados los intereses de aquellos a quienes rinden pleitesía.
Con todo ello, Vinícius resiste. Si juega mal, sigue peleando. Si es suplente, sale, asiste y marca gol. Es el mayor acto de rebeldía, no pedir perdón por existir. Ser Vinícius es ser, en definitiva, un ejemplo de dignidad.
El homo cazurrus solo ve un futbolista millonario, alguien quien debido al dinero que gana debe soportar todo tipo de vejaciones, no a un chaval que con todo en contra se atreve a vivir a su manera. Vinícius es un reflejo incómodo de nuestras miserias colectivas, un recordatorio de que no hemos resuelto todavía nuestra relación con el diferente.
¿Se imaginará esta gente ser Vinícius? Seguramente no. Porque para serlo tendrían que tener su talento, su resistencia y su coraje.
Antes de despedirnos, os recordamos que esta tarde a las 18 tendrá lugar el sorteo de Champions. Los objetivos de cada equipo los ha recogido de maravilla @_Benito___ en X:
Os dejamos con las portadas. Pasad un buen día.