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·9 Juni 2025

Nations League 2025, el nuevo fracaso de la Alemania de Julian Nagelsmann

Gambar artikel:Nations League 2025, el nuevo fracaso de la Alemania de Julian Nagelsmann

El Final Four de la Nations League deparó una nueva decepción para la Alemania de Julian Nagelsmann, luego de dos derrotas en tierras propias.

¿Qué falló con Alemania en la Nations League 2025?

Alemania esperaba una mini revancha de lo ocurrido hace menos de un año. Una definición de un torneo UEFA en Múnich y Stuttgart deparaba la ilusión de conseguir un título que, aunque no equivale a una Eurocopa, renovaba ilusiones y mostraba afirmaciones sobre la mejoría de la selección bajo la tutela de Julian Nagelsmann.


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Sin embargo, todo fue lo contrario. La Mannschaft perdió ambos partidos. Al 1:2 contra Portugal le siguió un 0:2 contra Francia. Y aunque los resultados, especialmente el del domingo, no se condicen con lo visto en ambos partidos, una cosa sigue estando clara: la desilusión prima en este equipo.

Alemania terminó en el cuarto lugar de esta Nations League con mucha razón. El plantel fue el más débil de los cuatro y mostró deficiencias en todos los aspectos. La falta de Antonio Rüdiger se hizo sentir y la defensa se vio superada con demasiada frecuencia en uno de los puntos que más deberían tener en cuenta: los contraataques. Jonathan Tah, compañero titular del hombre del Real Madrid, fue uno de los más flojos en sus presentaciones, especialmente contra los portugueses.

El mediocampo defensivo, quizás el corazón de la selección durante muchos años, ha sido remodelada repetidamente bajo la dirección de Nagelsmann sin encontrar aún la pareja ideal. En ataque, el seleccionador probó con el debutante Nick Woltemade, quien se esforzó al máximo, pero sin éxito.

La precisión desde las bandas hacia el centro del ataque no fue suficiente, y la conversión de las jugadas fue deficiente, más allá de que se crearon numerosas ocasiones. En dos partidos, solo se anotó un gol, que tranquilamente podría haber sido anulado por fuera de juego. Los otros tres países fueron significativamente mejores, sobre todo en términos de efectividad ofensiva.

El nivel del plantel estuvo lejos de lo deseado

La falta de profundidad en la plantilla ya era un problema importante tras el partido contra Portugal, y se hizo aún más evidente contra Francia. Didier Deschamps puso a sus mejores jugadores en los últimos minutos, incluyendo a la estrella del FC Bayern München, Michael Olise, y a la figura de la final de la Champions League, Désiré Doué. Nagelsmann, por su parte, alineó a Thilo Kehrer y Serge Gnabry, ambos lejos de su mejor momento.

Alemania es un once titular sólido, con dos o tres jugadores detrás a los que se puede recurrir en cualquier momento. Y nada más. Por ello, a nadie extrañó que el equipo estuviese debilitado sin el mencionado Rüdiger, sin Jamal Musiala, sin Tim Kleindienst ni Angelo Stiller, ni con los defensas centrales Nico Schlotterbeck y Yann-Aurel Bisseck, que están en plena forma.

Los Robin Gosens, Serge Gnabry, Thilo Kehrer y Karim Adeyemi estuvieron lejos del nivel que requirió la competencia. El encanto de las renovaciones de Nagelsmann residía principalmente en que por fin había un técnico que se tomaba en serio la máxima de seleccionar jugadores según el rendimiento. Pero eso apenas se vio en esta convocatoria, en la que tuvo que desviarse de este principio, en parte por la necesidad de cubrir las bajas por lesiones.

Qué esperar para el futuro

Desde la semifinal en Múnich hasta el partido por el tercer puesto en Stuttgart, se notó un claro bajón de ánimo entre el público alemán. Las dos derrotas se sienten mucho más grave de lo que realmente es, como una certificación de algo impuesto por todos: nadie puede esperar seriamente que este equipo esté entre los grandes aspirantes al título mundial de 2026. Nagelsmann alimentó las expectativas al máximo y es comprensible por motivos de motivación, pero peligroso si sale mal. Salió mal.

Alemania aún no está entre los grandes equipos. Pero eso no significa que no tenga con qué para llegar lejos en el campeonato. Croacia ha demostrado en los dos últimos Mundiales que es posible situarse entre los mejores con un trabajo duro de calidad por encima de las figuras y los renombres. Quizás ese sea el mejor camino para un país que abandonó esos mismos torneos en fase de grupos.

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