Nadie siguió a Mbappé | OneFootball

El crack marcó, forzó la roja culé y fue una pesadilla para el Barça. Con el tobillo tocado, aún así desarboló a Balde, Koundé, Araújo… Nadie le siguió.

En una de las noches más infernales del Madrid contemporáneo, Mbappé fue celestial. El único haz de luz en medio de un apagón madridista en Yeda que ni aquel famoso de Nueva York en 1977, Kylian agarró una linterna y le mostró el camino al resto. Nadie le siguió.

El mejor Mbappé desde que fichó por el Madrid en el peor día del Madrid quizá desde aquel infausto 1-4 con el Ajax en 2019. Y mira que el 9 blanco lo puso fácil en Arabia. Balón largo buscándole en el minuto 4, carrera suya de puro frenesí, doble movimiento a un Balde casi mareado y a la red. De primero de manual mbappiano. Fue el primero de sus ocho regates, récord del partido entre ambos equipos. Ocho de nueve intentados. Desequilibrante al máximo.

Vendaje y a jugar

Y sin embargo, lo que tendría que haber sido una inyección de testosterona para el equipo, viendo que su mejor futbolista es capaz de hacer algo así al Barça, no surtió efecto. No le volvieron a buscar. Mbappé comenzó a tener que retroceder metros para poder intervenir, y de ahí la jugada en el minuto 19 en la que, a medio camino entre una mala pisada y un pisotón de Koundé, se le torció el tobillo. Vendaje y a jugar. Otra señal de que este Mbappé, el que se escaqueó de lanzar un penalti contra el Getafe, es otro. Es, al fin, cien por cien él.

En medio del despropósito de sus compatriotas (Tchouameni, Camavinga y Mendy), Kylian agarró la bandera como si fuera el cuadro de Delacroix para guiar al Madrid. Y comenzó a hacerlo. Primero la escapada que frenó Szczesny con una zancadilla y la consiguiente roja y el gol de Rodrygo. Cualquiera habría hecho la de balones a Mbappé por tierra, mar y aire, pero no. Si quiso tocar la bola, le tocó, de nuevo, bajar para ser casi un centrocampista más. Por ahí le hizo un regate de fantasía a Koundé, dio una asistencia de tacón a Bellingham que el inglés se dejó rebañar en el área pequeña, le sacó una amarilla a Araújo (Mbappé provocó tres faltas, el que más del Madrid) y, de cierre, su jugadón en el 95′ que obligó a Iñaki Peña a hacer una de las paradas de su vida… Una tormenta en el desierto que sus compañeros dejaron pasar. “Me quedo sólo con Kylian, ha hecho un muy buen partido, buenas jugadas… El resto hay que olvidarse”, admitió Ancelotti.

La casi única noticia positiva que se pueden traer el Madrid, Carletto y Florentino de Yeda es que la amenaza Mbappé parece que ya se ha desatado. Que eso sea suficiente para el desenlace de la Copa, la Liga, la Champions y el Mundial de Clubes, es otra cosa.

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